Mié 07.01.2004

EL PAíS

Ocaña asumió en el PAMI para dar un claro mensaje de “transparencia”

El presidente Néstor Kirchner estaba exultante por la designación de la diputada del ARI al frente de la obra social de los jubilados. Elogió al interventor saliente González Gaviola.

› Por Felipe Yapur

La ceremonia de asunción de Graciela Ocaña al frente del PAMI había finalizado hacía pocos minutos. Mientras la novel funcionaria reiteraba ante la prensa que entre sus objetivos está el terminar “con los bolsones de corrupción”, en uno de los despachos de la Rosada los funcionarios escucharon a un exultante presidente Néstor Kirchner felicitarse por la decisión. Es más –según relataron algunos de los presentes–, dijo que esta designación era un mensaje de transparencia y honestidad para toda la sociedad y agregó: “Incluso para el justicialismo”.
Sin duda, el desembarco de Ocaña es una fuerte señal política para el PJ que durante años vivió de los fondos del PAMI. Con su presencia, en Gobierno consideran que se corta el interminable camino de favores que suele producir este tipo de puestos. “Si yo designaba a un justicialista, por más bueno y honesto que sea iba a ser imposible evitar que llame un gobernador y pida por su primo para que ocupe la delegación provincial del PAMI. Ahora, si llaman, se tienen que entender con Ocaña”, aseguró a este diario uno de los ministros que se arroga la paternidad de la designación de Ocaña en la mayor obra social del país.
La frase del ministro es similar, calcada a la que repitió minutos después el Presidente, quien además insistió frente a los suyos que “esto no tiene nada que ver con la intención de destruir a la oposición. Todo lo contrario. Estamos demostrando que se puede gobernar convocando a los mejores de cada partido”. Fue en ese momento en que lanzó aquello de que la llegada de la arista al PAMI también es un mensaje para el PJ.
El ministro –qué duda cabe– coincidió con el Presidente y agregó: “Si hubiéramos pretendido romper la oposición le habríamos ofrecido una embajada o una subsecretaría. Lo nuestro es política en serio”.
Sin ser tan directo, momentos antes, durante la asunción de Ocaña, el titular del Ejecutivo había cerrado su discurso –plagado de elogios para la reemplazante de Juan González Gaviola– afirmando que la nueva gestión tenía como objetivo: “Para los jubilados todo, para los que robaron el PAMI la cárcel”. La frase, mucho más genérica que la que le repitió a sus colaboradores, provocó el segundo aplauso de la concurrencia al salón sur de la Rosada.
El propio Kirchner también se ocupó en desmentir aquello de que se está buscando quebrar a la oposición, el principal argumento que utilizó la conducción del ARI para rechazar la designación de la diputada: “Por mis hijos puedo jurar que la decisión de nombrar a la licenciada Ocaña está por arriba de cualquier circunstancia política”, dijo para luego afirmar que las críticas que se realizaron son propias de la política implementada en el país en la década de los noventa y aseguró que lo que se busca a partir de ahora es cambiar la lógica de esos tiempos. Kirchner hablaba mientras la flamante directora ejecutiva lo miraba con una sonrisa de oreja a oreja.
Entusiasmado, el Presidente remarcó que, en su opinión, “reconstruir el PAMI es una causa nacional” y que espera que en el futuro se hable de que en el país “hubo un tiempo en que se destruyó la obra social de los trabajadores pero después vino una generación que se hizo cargo de resolver los problemas”, dijo y giró su cabeza en dirección a donde estaba Ocaña, rodeada por el jefe de Gabinete, Alberto Fernández; el ministro del Interior, Aníbal Fernández; el ministro de Salud, Ginés González García; el ministro de Justicia, Gustavo Beliz; el titular de la SIDE, Héctor Iscazurriaga; el secretario de Legal y Técnica, Carlos Zanini; el secretario general de la Presidencia, Oscar Parrilli; el jefe del Gobierno de la Ciudad, Aníbal Ibarra, y el segundo en el PAMI, José Granero.
Entre tantos hombres prolijamente trajeados, Ocaña parecía más pequeña de lo que es. Cuando la convocaron para dar su discurso, la jefa del PAMI debió bajar los micrófonos, demasiado altos para su casi metro sesenta. La arista remarcó la “valentía” del Presidente al designar alguien de la oposición que –como dijo en su momento– no dudará en cuestionar algunas decisiones gubernamentales. Pero anoche de eso no habló ya que sostuvo –a modo de anticipo de lo que luego diría Kirchner– que “el Gobierno quiere un PAMI para los jubilados y no una caja para la política”.
Poco después, Ocaña insistió ante los periodistas con esta posición: “Soy intransigente y cabeza dura, soy mezcla de gallega y piamontesa, estoy dispuesta a soportar presiones pero no estoy dispuesta a soportar la corrupción”.
Entre los invitados al acto estaban el secretario de Derechos Humanos, Eduardo Luis Duhalde; la titular de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela Carlotto; el secretario de Desarrollo Social de la Ciudad de Buenos Aires, el también arista, Rafael Romá, y el ex diputado del ARI, José Vitar. También participaron la ex dirigente de Ctera Mary Sánchez, el fiscal federal Carlos Stornelli y la senadora frepasista Vilma Ibarra, los representantes de la CTA y ATE, Pablo Michelli, el delegado de esa central sindical en el PAMI, Rubén Grimaldi, Héctor Recalde, abogado de la CGT de Hugo Moyano. Como siempre, hubo un convidado que no figuraba en la lista oficial de invitados, el ex interventor del PAMI durante la gestión de Eduardo Duhalde, José Corchuelo Blasco, quien llegó sin el acostumbrado guardapolvo blanco que usó durante su paso por la obra social.
González Gaviola presenció la ceremonia desde la primera fila de los invitados. Seguramente el funcionario saliente, que permaneció sentado junto al subsecretario general de la Presidencia, Carlos Kunkel, recordó la conversación que había mantenido durante la tarde con una serie de ministros. A ellos les había pedido que analizaran con crudeza su gestión. Uno aceptó el desafío y le aseguró que “todo lo que hiciste estuvo bien, lo único criticable es que fuiste demasiado frontal, te peleaste con todos y así no se conduce un organismo de las características del PAMI”. Gaviola aceptó en silencio la crítica. Los elogios tanto de Kirchner como de Ocaña lo habrán hecho olvidar esa frase. Al mendocino le reconocieron el ordenamiento de la institución, incluso su reemplazante lo llamó cariñosamente “Juancho” y le dedicó un fuerte y largo abrazo.

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