EL PAíS
› EFECTO BALSAMICO DEL LLAMADO DE HORST KOEHLER A KIRCHNER
Suavizando la reunión en Monterrey
El Presidente conversó telefónicamente con el director del FMI ayer por la tarde durante 20 minutos.
Mantendrá en su agenda el meeting con Koehler. Lo que espera escuchar de Bush.
El llamado de Horst Koehler fue lo más parecido a un bálsamo. Cuando el Gobierno no encontraba la manera de sacar de foco la discusión con los Estados Unidos, para quitarle tensión a la cumbre que Néstor Kirchner mantendrá con George W. Bush en Monterrey, el director del Fondo Monetario le comunicó al Presidente que el organismo aprobará el acuerdo logrado con Argentina.
En la Casa Rosada se preocuparon en transmitir las felicitaciones de Koehler a Kirchner por la marcha de le economía y también la certeza de que el 3 por ciento de superávit no se modificará a pesar de las presiones que existieron para aumentar esa meta.
El Presidente conversó con el director general del FMI entre las 14.50 y las 15.10. Y colgó el teléfono con la seguridad de que llevará un problema menos a la Cumbre de las Américas, que se realizará a partir del lunes en Monterrey.
Durante la conversación, que tuvo como testigos al ministro de Economía, Roberto Lavagna, y al jefe de Gabinete, Alberto Fernández, Koehler ratificó que el organismo aprobó los términos de la primera revisión y que será elevado al directorio para que sea tratada en el curso de este mes.
Para que no quedaran dudas, horas después se conoció un comunicado que dice: “Pienso recomendar pronto al directorio del FMI la conclusión de estas revisiones. La carta de las autoridades fue firmada hoy (por ayer) en Buenos Aires y será enviada pronto al directorio del FMI”.
El lunes, Kirchner y Lavagna conversarán con Koehler. Será de manera personal, en Monterrey. De todos modos, el titular del Palacio de Hacienda aseguró ayer que se analizarán los “pasos a futuro” pero de ninguna manera la evaluación de la controvertida primera revisión. “Vamos a hablar sobre el futuro de las relaciones entre Argentina y el FMI porque, como se sabe, el programa tiene tres años de vigencia”, dijo.
La duda es qué pasará al día siguiente, en la reunión que Kir-chner mantendrá con Bush. La consejera de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Condoleezza Rice, había dicho en rueda de prensa que la Argentina debe adoptar “algunas decisiones y pasos difíciles” al referirse a la deuda con los privados. Y aseguró que Bush “se lo dirá nuevamente cuando se reúna con el presidente Kirchner”.
En rigor, nadie sabe en qué términos podría aparecer la discusión de la deuda. Pero el llamado de Koehler quitó de hecho la posibilidad de que Bush se aparezca con alguna sorpresa. Y es probable que el tema Cuba tampoco se aborde. Para el Gobierno no se trata de un tema menor. Sobre todo por el cortocircuito que produjo esta semana, tras las declaraciones de Roger Noriega. El subsecretario de Asuntos Hemisféricos había manifestado que la política Argentina hacia La Habana había sido motivo de preocupaciones y decepciones en su país.
El canciller Rafael Bielsa fue el primero en cruzarlo. Pero después el propio Kirchner tomó la posta. Con una verba tribunera, el Presidente aseguró que la Argentina no va a ser “alfombra” de los norteamericanos. Y hasta chanceó que le ganará por nocaut a Bush en la cumbre de Monterrey.
Al día siguiente, al tomar conciencia de la repercusión de los dichos, todo el Gobierno salió a bajar el tono de la discusión. El propio Kirchner modificó su lenguaje. Al recibir el presidente de la Cámara de los Representantes de los Estados Unidos, Dennis Harstet, se refirió, con muñeca diplomática, a las “inapropiadas” e “inoportunas” declaraciones de Noriega.
Más aún: Fernández quiso minimizar los dichos de Noriega, al considerarlos como una opinión personal. Pero poco después el secretario de Estado norteamericano, Colin Powell, salió a respaldarlo y el conflicto volvió al punto de inicio.
Anoche, en Córdoba, donde participó de la suscripción de contratos para la reconstrucción de las rutas provinciales 4, 6 y 11, Kir-chner se cansó de aludir al tema, pero de manera genérica y sin hacer nombres propios. “Los argentinos somos capaces de lograr muchas cosas, pero queremos que nuestros representantes tengan lo que hay que tener y dejen de jugar a la diplomacia corta, pensando en la bandera larga para albergar a todos los argentinos”.
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