EL PAíS
› LA POSICION OFICIAL CON RELACION A COLOMBIA
Con ganas de ser mediador
› Por Raúl Kollmann
“El único entrenamiento que recibieron pilotos colombianos en la Argentina fue el año pasado en el marco de un convenio que ya tiene 15 años de antigüedad y que significa que llegan a Tandil y Córdoba pilotos de distintos países. No hay entrenamiento para el conflicto actual.” Con estas palabras, un alto oficial de la Fuerza Aérea aclaró que por ahora no hay ninguna intervención argentina en la guerra civil colombiana. Desde el plano político, la realidad es que se busca un entendimiento con Brasil y México para conformar un grupo mediador. La administración brasileña está más que reticente y no quiere intervenir. El gobierno mexicano no desestima la idea, pensando que tarde o temprano arremeterá contra el Ejército Zapatista. A la administración Duhalde, por su parte, conformar el grupo mediador no le cae mal, especialmente si ello tiene el beneplácito de Estados Unidos, en tiempos en que se espera la ayuda económica de Washington.
Tal como adelantó Página/12 hace más de un año, la administración Bush venía presionando para que la Argentina tome la iniciativa en uno de los conflictos a los que Washington le da la mayor importancia. Por ello, en fuerzas como la Gendarmería se habían empezado a diseñar planes, en acuerdo con Estados Unidos, destinados a dar apoyo logístico al ejército colombiano. En algún momento, también se pensó en una fuerza multinacional.
Durante el gobierno de Fernando De la Rúa el diagnóstico era el siguiente:
u La guerrilla colombiana domina una amplia zona, pero no puede derrotar al ejército.
u El ejército puede detener el avance de la guerrilla, pero no puede derrotarla.
En ese marco, Estados Unidos diseñó el llamado Plan Colombia, una ayuda masiva en dinero, entrenamiento y medios para la lucha contra “el narcoterrorismo”. La administración De la Rúa tuvo una actitud más bien pasiva y desmanteló aquellos planes en los que se iba a dar apoyo logístico al ejército colombiano.
Ahora la estrategia es más política que militar. En primer lugar, porque un piloto de helicópteros tarda seis meses en prepararse en Estados Unidos, mientras que en la Argentina sólo se le podría dar entrenamiento muy básico: en la base de Campo de Mayo, el Ejército no tiene los aparatos modernos que ahora se usan en el conflicto, de manera que no se puede preparar a nadie para usar un helicóptero que en la Argentina no existe.
En el resto de las áreas, la situación es parecida: las Fuerzas Armadas no pueden entrenar a efectivos para el nivel que se requiere en la actual confrontación con las FARC colombianas.
Por ello, la alternativa más bien es una intervención política. En la administración Duhalde dicen que Estados Unidos está interesado en que se conforme un grupo regional que actúe como mediador. Por la envergadura de los países, la clave es que formen parte de ese grupo Argentina, México y Brasil. Es muy probable que esto se toque en algunas reuniones que se van a hacer durante el viaje de esta semana de Duhalde a Monterrey, México. La cancillería ya está trabajando en esta variante, aunque no será fácil de convencer a Brasil, el país que tiene una amplia frontera con Colombia. Los brasileños nunca vieron con buenos ojos intervenir en ese conflicto, pero ahora tienen una guerra civil muy cercana y a ello hay que agregarle la inestabilidad del régimen de Hugo Chávez en Venezuela, también limítrofe con el Brasil.