Alberto “Beto” Ibarra –49 años, casado, tres hijos, una nieta– es el coordinador nacional del MTL, la línea piquetera del Partido Comunista. Fue pintor de autos, empleado de Obras Sanitarias y decorador. Trabaja en asentamientos desde 1982 y milita en el PC desde la adolescencia, cuando se acercó al partido de la mano de su papá, un santiagueño que llegó a Buenos Aires en busca de trabajo.
“Se convirtió en albañil”, cuenta Ibarra. “Le llevó desde los 16 años hasta los 65 construir su casa, ya que recién a esa edad pudo poner la última cerámica. Mi papá no conoce Mar del Plata, no conoce las vacaciones. Su vida, y eso es lamentable, ha sido trabajar para cubrir sus necesidades mínimas.”
–Y hoy para muchos ni siquiera están esas posibilidades.
–Tenemos nueve millones de excluidos, con problemas de sobrevivencia. Por eso nosotros decimos que esta sociedad y las capas medias no se dan cuenta de que estamos creando una raza de subhumanos, de chicos que hoy tienen cinco años y que dentro de 15 años van a ser jóvenes que no van a llegar a comprender las letras del alfabeto. Las capas medias, que vienen con mucho sacrificio para mantener su nivel de vida, no se han puesto a pensar que sus hijos van a tener que convivir con esos jóvenes. Y nosotros tampoco estamos siendo capaces de transmitir ese alerta.
–¿Por qué piensa que muchos critican la protesta de los desocupados?
–Cuando la clase media nos ve a los piqueteros en la calle se enfrenta a un espejo, y eso la aterroriza. Piensa que le puede pasar lo mismo y el miedo se transforma en rechazo.
–¿No cree que, además, en el discurso de la izquierda tradicional, en su manera de hacer política, hay cosas que generan rechazo?
–Sí, muchas veces el discurso de la izquierda, que está cambiando, es un discurso testimonial, de protesta, de oposición sistemática. Pero me parece que hubo un cambio después del 19 y 20 de diciembre, que las izquierdas estamos construyendo un proyecto no sólo de protesta sino de propuesta. Hoy la cercanía entre el discurso y la práctica nos da una perspectiva diferente. Es decir, el trabajo con una parte de la clase obrera y con los desocupados nos está dando otra perspectiva, estamos con la cabeza más abierta.
–El Gobierno habla de una “protesta legítima” y otra “ideologizada”. ¿En cuál se ubica?
–Esa división es un recurso macartista, porque nosotros tenemos derecho a plantearnos políticas diferentes a las que impulsa el Gobierno. No pueden salir a hacer una caza de brujas diciendo “esto es ideología” o “esto no”.
–Voy a plantearle la misma pregunta desde la óptica de los militantes sociales apartidarios: en las organizaciones piqueteras vinculadas con los partidos de izquierda, ¿quién toma la decisiones, el partido o los desocupados?
–En el MTL algunos somos orgánicos de un partido, de hecho yo soy orgánico del PC y soy miembro del Comité Central del PC. Ahora, el MTL y el PC no son lo mismo, el MTL toma sus decisiones con autonomía. Nosotros tomamos nuestras decisiones.
–¿Cómo están organizados internamente?
–Tenemos una mesa coordinadora nacional, coordinadoras regionales y municipales.
–¿Qué mecanismos de decisión usan?
–Hay reuniones semanales en los barrios, esas discusiones y opiniones van subiendo, la mesa coordinadora recibe las opiniones y también opina y baja sus puntos de vista, hay un ida y vuelta. Intentamos que los militantes sean sujetos activos. Pero hay que decir que es muy difícil, porque vivimos en una sociedad donde se dice mucho de la decisión colectiva y después se delega. Hay una tendencia a la delegación muy fuerte. Nosotros en las asambleas planteamos disparadores, preguntamos atodo el mundo qué opina, y en el 60 o 70 por ciento de los casos a los compañeros les cuesta opinar o no opinan. Es mucho esfuerzo. La historia de los sindicatos hizo que la masa no participe.
–E incluso desde antes, en la escuela.
–Toda la cultura de los argentinos.
–¿Qué rol deben tener en lo político las organizaciones de desocupados?
–Nosotros planteamos que hay muchas luchas reivindicativas, pero necesitamos además construir una alternativa política. Como organización de desocupados debemos articular con las organizaciones políticas ese proyecto.
–Pero entonces piensa que en lo político deberían cumplir funciones parecidas a las de los partidos.
–Ser una parte de esa herramienta política, en un frente con otros sectores partidarios, orgánicos, porque no hay que olvidar que los piqueteros somos una opción de lucha para una parte no tan grande de la sociedad, seremos entre todos unos 200 mil compañeros organizados.
–¿Por qué hay tanta diferencia entre la capacidad de movilización piquetera y los votos que consiguen sus candidatos?
–Hubo dispersión de propuestas porque no tuvimos unidad. Creo que además todavía persiste el síndrome de la derrota: 30 mil compañeros de los mejores cuadros de la Argentina han desaparecido. Y después toda otra generación desapareció, no físicamente, pero sí de la política. Los que hoy son jóvenes son la tercera generación y están incorporándose a la política, aunque todavía descreyendo de las estructuras orgánicas de los partidos llamados tradicionales, aun de nuestro partido que ha realizado una profunda autocrítica en 1986 y que está en los inicios de recoger los frutos de esa autocrítica, con la cabeza más abierta, sin dogmatismos históricos. Vemos a esta tercera generación que se está incorporando desde la lucha social a la política y necesitamos que se produzca un fuerte debate por abajo para que los militantes sean sujetos activos del desarrollo político y social, en lugar de ser objetos de la política.
–¿Cómo ven al Gobierno en el MTL?
–Diferenciamos entre la temperatura real y la sensación térmica. En algunos aspectos vinculados con los derechos humanos el Gobierno tuvo acciones importantes, la arremetida contra los jueces de la Corte Suprema de Justicia también lo fue. Pero no cambió la realidad social. La agenda principal de este gobierno al asumir era el tema de la desocupación y de la desnutrición infantil, pero para estos temas sólo hubo medidas discoordinadas. Incluso el impulso a los microemprendimientos productivos nos parece importante pero circunstancial, algo que va a ayudar a paliar la situación pero falta lo más importante. Creemos que hay que definir otro modelo de país, agroindustrial. Tenemos que reindustrializar, no podemos plantearnos un modelo de país exportador y vivir de la soja, eso beneficia sólo a unos pocos.
–¿Los piqueteros de izquierda van a hacer un frente antikirchnerista?
–No lo planteamos como un frente antikirchnerista, sino como antineoliberal, antiimperialista.
–¿Con quiénes lo integrarían?
–Con sectores que están en el bloque piquetero nacional, el Movimiento de Raúl Castells y otras fuerzas. Ayer el Partido Socialista Argentino ha pedido su ingreso a la Asamblea Nacional de Desocupados. Hablamos de construir desde la izquierda hacia toda la gama de centroizquierda, sin cerrar nada. No queremos decir “cerramos esto en un centro clasista, obrero”, desde el MTL planteamos un frente amplio con todos los sectores antineoliberales, anticapitalistas y antiimperialistas. No queremos un frente cerrado a la izquierda roja sino abierto al conjunto de la sociedad.
–¿Cree que esa unidad es posible, teniendo en cuenta la historia reciente?
–Es el desafío que dejó el 19 y 20. Creo que en esto estamos pensando todas las organizaciones de izquierda: el pueblo argentino, en una situación de hartazgo, explotó, pero no tuvo una alternativa política. En el momento decisivo nosotros como izquierda no tuvimos la capacidad de proponer una alternativa política para construir en conjunto. Eso hizo que la gente volviera a retroceder.