Todos los presentes en la audiencia se convencieron al menos de una cosa. Los quince años ininterrumpidos como senador nacional le dejaron a José Genoud una vasta experiencia en el plano del discurso. El mendocino habló sin parar durante cuatro horas al defenderse como acusado de haber cobrado una coima a cambio de aprobar la Ley de Reforma Laboral. En su descargo, Genoud rechazó las imputaciones del “arrepentido” Mario Pontaquarto. Ambos serán sometidos a un careo esta semana.
Genoud se presentó ante el juez Rodolfo Canicoba Corral junto a su abogado Miguel Angel Almeyra. Hizo un relato oral de cuatro horas y luego contestó las preguntas del magistrado y los fiscales Eduardo Freiler y Federico Delgado. Lo primero que hizo cuando ingresó a la secretaría de Marcelo Sonvico fue despotricar contra el anónimo que circuló hace tres años en el que se aseguraba que se habían pagado sobornos. En su descargo, negó la existencia de la reunión en la Casa Rosada en la que –según el testimonio de Pontaquarto– Genoud habría dicho que los peronistas necesitaban “otra cosa” para votar la ley, a lo que el ex presidente Fernando de la Rúa habría contestado: “Eso arréglenlo con (el ex jefe de la SIDE Fernando) De Santibañes”. No sólo desligó a De la Rúa sino que lo defendió con énfasis. “Me da asco e indignación que quieran hacer creer que De la Rúa tomó una decisión mafiosa cuando para la opinión pública era una persona con poca decisión”, aseguró. En cambio criticó cuanto pudo al ex vicepresidente Carlos “Chacho” Alvarez.
El ex senador estaba particularmente enojado por una foto publicada por la revista TXT en la que se lo ve junto al ex jefe del bloque peronista de la Cámara alta Augusto Alasino y a Pontaquarto. Cada uno está montado en un caballo y con un pañuelo árabe en la cabeza sobre un paisaje árido de Jordania. Es una imagen del viaje que varios senadores iniciaron un día después de votar la Ley de Reforma Laboral. “Dio la vuelta al mundo. Está en Internet”, se quejó. Para contrarrestarla, llevó otras: con el papa Juan Pablo Segundo, con el mítico dirigente polaco Lech Walesa y con el ruso Mijail Gorbachov. “Pero eso no prueba nada, no prueba que el Papa se acuerde de mí”, afirmó. También mostró retratos con el presidente de Chile Ricardo Lagos y el ex presidente Eduardo Frei y mencionó que ese país lo premió con “la condecoración más alta que el gobierno puede dar”.
Genoud tuvo que salir al cruce de otra imagen: una en la que se lo ve entrando a la Casa de Gobierno al lado de Pontaquarto. Apenas se conoció la declaración del “arrepentido”, el mendocino afirmó que “nunca” había ingresado a la Rosada con él. Ayer, aclaró que se refería a que no había entrado específicamente “junto a” Pontaquarto, aunque podían haber coincidido en actos o actividades oficiales.
El ex presidente provisional del Senado intentó minimizar el vínculo que lo unía con el “arrepentido”. “No era mi mano derecha, mi mano derecha eran los que se quedaban haciendo proyectos de ley hasta tarde”, dijo. Admitió que “al principio” sí eran amigos, pero dijo que el entonces secretario parlamentario comenzó a “desacatar los consejos que le daba”. Un motivo del alejamiento –aseguró– fue la demasiado buena relación que el “arrepentido” había hecho con los peronistas. “Yo era partidario de fomentar una buena relación con la oposición, pero no de mezclar los tantos”, afirmó.
De traje azul, camisa blanca y corbata roja, Genoud conversó –en un intervalo de su declaración– con los periodistas en el pasillo del tercer piso de los tribunales de Retiro. Explicó, pausadamente, que el día en que según Pontaquarto le habría entregado 700 mil pesos que habría compartido con el ex ministro de Trabajo Alberto Flamarique, había dejado su cuenta en el Lloyds Bank al descubierto porque necesitaba ocho mil pesos para viajar a Jordania. El argumento, que también presentó ante el juez, es que si hubiese tenido la plata del soborno no habría necesitado realizar esa operación.
–¿Estuvo en el Senado el 27 de abril de 2000? –le preguntó Delgado.
–Sí. Pasé a buscar unos cartapacios relacionados con el viaje a Jordania –contestó.
Pontaquarto declaró que ese día, poco antes de irse de viaje, le dio a Genoud, en su despacho del primer piso del Senado, la plata de la SIDE.
Genoud justificó sus entradas registradas al organismo de inteligencia entre enero y febrero de 2000. Dijo que fueron para hablar de la ley de lavado de dinero. Al revisar los testimonios de Pontaquarto, manifestó que sospechaba que le habían pinchado el teléfono porque el “arrepentido” había rectificado quiénes eran las personas que cenaron la noche del 26 de abril en el restaurante Happening. En la primera confesión habló de senadores y en una posterior especificó que se trataba de una delegación de funcionarios mendocinos. No quiso formalizar una denuncia, pero lo hicieron los fiscales. También aportó un video de una entrevista televisiva a Pontaquarto y aconsejó a los fiscales y miembros del juzgado que “miren bien” cuando el “arrepentido” contesta. El juez tendrá ocasión de evaluar a quién de los dos le cree. Esta semana, después de que Genoud regrese de un viaje a Mendoza, ambos se enfrentarán en un careo.
Entre fines de esta semana y la próxima Canicoba Corral tiene previsto procesar, tal como anticipó Página/12, a los cuatro acusados que fueron indagados en estos días: Genoud, De Santibañes, el ex senador Emilio Cantarero y el propio Pontaquarto. A todos les imputaría el delito de cohecho y, como es excarcelable, no serían detenidos. El juez piensa luego convocar a otros imputados, entre ellos el ex presidente Fernando de la Rúa, pero esa citación no se concretaría inmediatamente.