Mar 20.01.2004

EL PAíS  › REPORTAJE AL DIPUTADO OSVALDO MERCURI

“No tenemos por qué traer candidatos de afuera”

El presidente de la Cámara baja bonaerense habla de su relación con Duhalde y da por cerrada su pelea con Felipe Solá de quien, dice, es un excelente gestionador. La política en la provincia, “las cajas”, los intendentes.

› Por Martín Piqué

Saco claro, camisa elegante y media sonrisa, Osvaldo Mércuri espera en uno de los salones del Hotel Inter-Continental. Pero cuando se prepara para las fotos –ya está casi posando en una especie de patio de invierno– aparece un empleado que les dice a sus asesores que no tomen imágenes allí. La intriga y el malhumor duran apenas un minuto: el tiempo en que tarda en bajar de las escaleras Néstor Kirchner, quien estaba almorzando en el lugar y, por eso, había obligado a modificar la rutina del hotel. Mércuri saluda con familiaridad al Presidente, recién regresado de México. El saludo es otra muestra de la sociedad Kirchner-Duhalde: además de presidente de la Cámara de Diputados bonaerense, Mércuri es de Lomas de Zamora, como su padrino político. Sin embargo, a diferencia del ex presidente, Mércuri no pudo ser gobernador, su máxima aspiración política desde hace años.
También quiso ser candidato a gobernador en la última elección, pero debió resignarse ante la decisión de Duhalde de apoyar a Felipe Solá. “El año pasado también quise ser gobernador, mejor dicho candidato, pero cuando vi que había consenso en apoyar a Solá retiré mi candidatura”, cuenta con unos meses de perspectiva. Por aquellos días, Mércuri se reunió con Aldo Rico, quien se presentaba también como candidato a gobernador. Algunos dicen que Duhalde no le perdonó esa movida, él dice que no es así. La ¿revancha? vino enseguida, en diciembre, cuando Mércuri se quedó con la presidencia de la Cámara de Diputados bonaerense, que Solá pretendía para un hombre de su confianza, Florencio Randazzo. Representante de lo que se llamó la “diputadora” –el bloque de legisladores del PJ, que fue acusado de manejar una “caja” millonaria y que nunca dejó de ejercer su influencia–, Mércuri nunca tuvo buena relación con Solá. Pero ahora son otros tiempos. “Felipe es un muy buen gestionador, absolutamente muy bueno. Está todo el día encima de las cosas”, elogia a su ex adversario.
–Varios dirigentes del PJ bonaerense dijeron que la llegada de Cristina Fernández de Kirchner “mejoraría la calidad” de la dirigencia bonaerense. ¿Eso significa que en el duhaldismo no hay dirigentes de calidad, que faltan dirigentes de ese tipo?
–No, los hay. Pero acá hay una realidad. El dirigente bonaerense es bonaerense. Lo dice Duhalde y también lo digo yo. Una provincia en la que tenés 14 millones de habitantes, que aporta casi la mitad del producto bruto del ingreso a la Nación, nunca tenemos algo propio. Bueno, el propio Duhalde, Cafiero lo fue..., posteriormente no tuvimos candidatos bonaerenses. El dirigente bonaerense no ha trascendido mediáticamente a nivel nacional. Y esto es una promiscuidad propia de nosotros mismos, pero no por bajo perfil. Somos de una provincia. Tal vez falte más debate, mayor conocimiento. Tenemos buenos candidatos, no tenemos por qué traerlos de afuera.
–Pero Duhalde creó a Chiche, trajo a Ruckauf, luego a Solá.
–Claro. El mismo Duhalde decía que hay que pasar por la Nación, obtener la prensa, el conocimiento de la Nación. Por esto de que Dios atiende en Buenos Aires.
–¿Qué le parece la relación de Kirchner con los piqueteros, como Luis D’Elía, quien llegó a decir que “había que terminar con el duhaldismo, como antes se había terminado con el menemismo”?
–Lo que dijo D’Elía es una barbaridad, pero no es lo que piensa Kirchner. No coincido con la expresión. Pero a D’Elía lo respeto porque es un dirigente social, piquetero, que tiene un grupo bastante importante de piqueteros. De todos modos, no hay que terminar con nadie: que se presente a internas del PJ o en elecciones como otro partido. Lo que hace Kirchner con respecto a este sector me parece muy bien: integrarlos a la sociedad, es un reclamo justo, pedir trabajo para tantísima gente, son millones, más allá de si los representan o no. Y creo que Kirchner está en una políticaacertada. Es decir, contenerlos, darles respuesta, integrarlos a la cultura del trabajo. Está acertado en lo que está haciendo. Podrá afectar a algún intendente, a algún interés político, pero en una democracia habrá que buscar a los mejores, y la competencia, sana y leal, es lo que mejora la democracia.
–En el caso suyo, ¿le pasaron factura de no haber sido nunca intendente?
–De alguna manera me la pasó el propio Duhalde. Sí, me han pasado la factura.
–¿Quién es para usted el mejor intendente de la provincia de Buenos Aires?
–No se lo voy a decir porque quedaría mal con dos o tres compañeros. Si tengo que hablar de dos o tres, muy bueno es Manuel Quindimil (Lanús), muy bueno es el Negro Curto (Tres de Febrero), muy buena ha sido la gestión de Almirante Brown. Excepcional. Austera, transparente.
–De Quindimil, ¿qué es lo mejor? Porque no parece muy representativo de esa renovación.
–Y... sus ganas de seguir siendo y la comunicación que tiene con la gente. Y le podría hablar de otros. Tiene 80 años pero se va adaptando y por eso sigue ganando. Pero no es el único destacable.
–¿Cómo quedó su relación con el gobernador Solá tras el enfrentamiento por las autoridades de la Legislatura?
–Que su candidato, Randazzo, fuera el presidente de la Cámara no era posible. Yo tenía el consenso mayoritario de Diputados. Duhalde no me puso bolilla negra, como él mismo lo dijo. Y ante la sola mención de que Duhalde hubiese dicho a algún intendente que yo no podía ser (presidente de la Cámara de Diputados) yo no lo hubiese sido. Esta es la hegemonía, la conducción de Duhalde. Duhalde no dijo nada, ni a favor ni en contra, y yo interpreté que el hecho de que no dijera nada en contra me estaba dando el visto bueno para ser nuevamente el presidente de la cámara por dos años. Y así va a ser. Y la relación con Felipe mejoró sustancialmente, porque la pelea nunca fue personal, fue política.
–Hasta que sucedió eso hubo algunos problemas con el Poder Legislativo; no se aprobaban algunos proyectos.
–No, no hubo demoras en ninguna sanción de proyectos del Ejecutivo. Demoró un poco lo del voto electrónico. Yo coincidí que es una salida, que puede ser una salida al planteo para terminar con las listas sábanas. Hubo una demora en la Cámara de Diputados porque nosotros consultamos a la Cámara de Diputados de la Nación y nos decían que no iba a salir. Nosotros lo sacamos en tiempo y forma, demorado (sic). En esto tengo que decir la verdad. Indudablemente puede ser una salida para algo mixto entre una lista sábana y elección directa de la gente. Un concejal, un diputado de un partido, un intendente de otro.
–¿Qué opinión tiene de Felipe Solá como gobernador y como dirigente del PJ de bonaerense?
–Mire, como gobernador, y yo lo he dicho en el tiempo del enfrentamiento de la probable candidatura mía, está haciendo una muy buena gestión con lo poco que tiene. Con un régimen de coparticipación que discrimina a la provincia de Buenos Aires. Es un muy buen gestionador, absolutamente muy bueno. Se ocupa, está todo el día encima de la gestión, y tiene el éxito que tiene a partir de que ganó la elección muy bien. Y con un enorme esfuerzo personal e intelectual, y con un equipo de gobierno que lo podrá mejorar, pero esto se verá en el tiempo. Y como político es difícil para él, y lo entiendo, teniendo un poder tan fuerte de Duhalde, que ejerce la hegemonía y la conducción de nuestro partido, hacer el político Solá, hacer su propia estructura... Pero se la tendrá que ir ganando. Se tendrá que ir ganando a los dirigentes a partir de su propio esquema político.
–¿En qué quedó su campaña por la ecología? Todavía se ven las pintadas con su apellido.
–Quedó un poco relegada porque no es un tema prioritario para la gente, aunque yo sigo diciendo que está dentro de la agenda de lo que deberíamos hacer. “Por una vida mejor” era la frase que pintábamos en las paredes. En broma, (Eduardo) Camaño a veces me decía “pero no para vos, ¿eh?” Hay que priorizar este tema, pero hemos ganado una batalla, la batalla que los jóvenes abrazan, la ecología.
–El nombre de “diputadora” en algún momento no tenía mucho prestigio. ¿Hubo coimas en la Legislatura, como sucedió en el Senado nacional?
–Jamás. Jamás. De lo que yo me acuerde, jamás. Han pasado muchos años, ha habido convivencia pero también han habido oposiciones muy firmes: el caso de Izquierda Unida, actualmente. Lo que se denominaba “la caja” no ha habido. Siempre la Legislatura de la provincia de Buenos Aires ha sido la legislatura más barata junto con la de Santiago del Estero. Tiene una ley de 1,6 por ciento, que permite que el presupuesto de la provincia, 13.500 millones, no pasa el 1,6, el 1,2. Es un presupuesto bajísimo, comparativamente con otras Legislaturas. Y eso de la connivencia, para nada. Hay leyes en que coinciden todos los partidos políticos y hay leyes en la que no coinciden los partidos.

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