Mar 20.01.2004

EL PAíS

La DAIA pide prisión perpetua para Carlos Telleldín y cuatro policías

Sin críticas para el juez Juan José Galeano que instruyó la investigación por el atentado contra la AMIA, la DAIA apuntó al armador de autos robados y a los policías bonaerenses, entre ellos Ribelli.

› Por Adriana Meyer

El sonido del shofar no llegó a escucharse en la sala de audiencias. Pero los familiares y amigos de las víctimas del ataque contra la AMIA acudieron ayer a los tribunales de Retiro para acompañar el alegato conjunto de la agrupación que los nuclea, la AMIA y la DAIA. La abogada de esta última entidad acusó a Carlos Telleldín y a cuatro ex policías bonaerenses, entre ellos el ex comisario Juan José Ribelli, de haber provisto a los terroristas de la camioneta que se usó en el atentado, a sabiendas de que iba a utilizarse en una masacre. Estos tres querellantes pedirán mañana la pena de cadena perpetua para todos ellos como “partícipes necesarios”. “Esperamos que el tribunal fije su mirada totalmente en los acusados y no como hizo durante la mitad del juicio, que puso su mirada más en el (juez Juan José) Galeano”, afirmó Olga Degtier de la agrupación Familiares.
La sala de audiencias nunca había estado tan llena. Además de los familiares y amigos de las víctimas que se habían acreditado, la tercera jornada de alegatos en el juicio oral fue presenciada por el ministro Aníbal Fernández, y por el secretario de Derechos Humanos, Eduardo Luis Duhalde, y una vez más por Aníbal Ibarra (ver aparte).
Durante cinco horas, la abogada Marta Nercellas no criticó al juez Juan José Galeano, ya separado del caso por las reiteradas irregularidades comprobadas en la pesquisa, y destacó los escollos y el dramatismo de las escenas que su equipo tuvo que sortear apenas ocurrido el atentado. “La investigación tuvo irregularidades y se le inventaron irregularidades”, apuntó. “Por mezquindades, porque cada fuerza privilegió su orgullo profesional mintieron para adquirir protagonismo, y pusieron en crisis la causa”. También criticó de manera indirecta al Tribunal al recordar algunos interrogatorios a que sometimos a víctimas o colaboradores”, por los que dijo sentir “pudor”.
Con el apoyo de material fílmico que se proyectaba en pantalla gigante, Nercellas dijo que el entonces agregado cultural iraní en Buenos Aires Moshen Rabbani, actualmente prófugo, “recurrió al territorio de la Policía Bonaerense” en busca del coche bomba porque “sabía que era seguido por la SIDE, pero sabía que la central de inteligencia no iba a ingresar en ese territorio”. Durante el gobierno menemista “la SIDE no investigaba a la policía bonaerense”, advirtió Nercellas. Luego criticó con dureza a uno de sus más altos funcionarios, su director de Contrainteligencia Antonio Stiusso, por desacreditar esa pista. La abogada abrió el alegato de las tres querellas y acusó al ex comisario bonaerense Juan José Ribelli de ser “la persona que determinó quién iba a armar la camioneta” que el 18 de julio de 1994 explotó en Pasteur 633 y causó 85 muertes. “Hay indicios más que suficientes para formular acusación porque ellos fueron quienes entregaron al eslabón siguiente el arma, el explosivo en la Trafic, son partícipes necesarios del atentado terrorista”, acusó. Nercellas se refería al reducidor de autos Carlos Telleldín y a los ex policías bonaerenses Ribelli, Raúl Ibarra, Mario Bareiro y Anastasio Leal, quienes la miraban fijo desde sus asientos en el subsuelo de Comodoro Py.
Además, Nercellas colocó lo ocurrido en el plano de un intento de boicot al proceso de paz en Medio Oriente y consideró que Argentina llegó indefensa a la voladura de la AMIA porque su gobierno consideró que el primer ataque, a la Embajada de Israel, había sido cuestión de un tercer Estado. Según la letrada, antes del atentado, el reducidor Telleldín armó dos camionetas Trafic como coartada: una de ellas fue entregada a los policías bonaerenses y detonó en AMIA a las 9.53. Ese día la AMIA era custodiada por “un patrullero, que en realidad era un macetero” porque uno de los policías federales dormía y el otro estaba en el bar de enfrente, aunque descartó que haya habido una “zona liberada”. Luego enumeró losdesvíos de la causa, atribuidos todos a los policías bonaerenses acusados, detalló los vínculos de Telleldín con estos efectivos y argumentó que desde antes de la voladura preparó su coartada y después “siempre mintió”.

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