EL PAíS › ACUSADO DE PONER EN JAQUE EL VOTO ELECTRóNICO FUE SOBRESEíDO UN AñO DESPUéS
Joaquín Sorianello fue detenido en junio del año pasado, acusado de querer alterar el sistema de voto electrónico en la comuna porteña. En realidad, evidenció las falencias del sistema. La Justicia lo sobreseyó y ahora advierte sobre la vulnerabilidad de la reforma en marcha.
En la descripción del perfil de Twitter de Joaquín Sorianello se lee “sobreseído”. La ironía describe su situación procesal luego de de que la Fiscalía en lo Penal, Contravencional y de Faltas número 7 determinara que más que un ciberterrorista, como lo trató hace un año la Justicia porteña, es un ciudadano comprometido. En vísperas de las elecciones generales para jefe de Gobierno del año pasado, Joaquín denunció que había detectado fallas en el sistema de seguridad de la empresa Magic Software Argentina SA (MSA), elegida por el Pro para implementar la boleta electrónica. El sábado previo al comicio, la división de cibercrimen de la Policía Metropolitana allanó su casa y le secuestró una Mac Book Pro, cuatro discos rígidos, pendrives y memorias. Lo acusaban de ingresar al sistema de la empresa para “causar daño”, es decir, con intenciones de generar fallas en la transparencia del comicio. Un año después, se determinó que Sorianello entró al sistema, pero no lo hizo de manera indebida ni causó dañó alguno, sino que actuó movido por la intención de alertar la facilidad con que fue posible fabricar un fraude informático inédito en la historia del país. “Quise comprobar si el sistema era seguro. Entré y era una fiesta, no podía creer lo fácil que era”, contó a Página/12 en un diálogo en el que aseguró que el voto electrónico, parte fundamental de la reforma política que impulsa Cambiemos y comienza a tratarse hoy en Diputados, “es un curro”.
“Si no pueden proteger un servidor, que es lo más básico, ¿cómo pueden garantizar la transparencia del comicio?”, graficó Sorianello para dar cuenta de la fragilidad del sistema informático que regula el voto electrónico. En el fallo que lo absuelve, la fiscalía afirma que Joaquín entró 91 veces al servidor “caba.operaciones.com.ar” y generó “un evento PWONED”, lo que en el lenguaje de los desarrollares es el equivalente a una bandera de “alarma”, un aviso de que el sistema puede ser vulnerado. Pero él, que es desarrollador de software y seguidor de Edward Snowden, explicó así el proceso:
–Hacía falta un usuario y una contraseña para penetrar, algo muy básico. Una vez adentro, me di cuenta de que ni siquiera hacía falta un password. Para que se entienda la fragilidad del sistema, es como si todas las llaves estuvieran en una misma caja de madera con un candado de ésos que se usan para los diarios íntimos. No lo podía creer. Entonces dejé el PWONED y escribí varios tweets. Ese fue mi error: me delaté y así llegaron hasta mi casa –describió a este diario.
El fallo dice que a las tres de la tarde del 25 de junio de 2015, “autores ignorados” accedieron al sistema interno de la firma MSA, “alteraron el normal funcionamiento” de la red y “obtuvieron información interna”. Esos “autores ignorados” fueron otros cientos de “hackers” que ingresaron al servidor de la empresa, pero no puedieron ser aún detectados. “Hubo accesos ilegítimos a mansalva antes que yo ingresara”, afirmó Joaquín. Para él, MSA le inició la causa porque “no les gustó que hubiera expuesto su falta de profesionalidad”.
Joaquín no fue acusado de acceso ilegítimo, sino de daño informático, otra figura penal. “Los accesos ilegítimos son competencia de la Justicia federal. Si me hubieran armado una causa por eso, deberían haber suspendido las elecciones”, sostuvo.
El Sistema de Boleta Unica Electrónica (BUE) que implementó el PRO en la Ciudad y que pretende llevar a nivel nacional utiliza dos máquinas. Con una interactúan los votantes y se realiza el recuento; la segunda transmite los datos del escrutinio al centro de cómputos, y para ello usa internet. “Mi causa tuvo que ver con la segunda parte del proceso, lo que no quita que otros investigadores hayan detectado irregularidades en la primera parte”, aseveró Sorianello. En efecto, hubo denuncias de “sobrevotos” en comunas como la 11 y la 14, que no llegaron a la Justicia.
“Me comí un garrón, pero me tocó poner el cuerpo para que no nos roben la democracia”, es el balance que hace, un año después, y agradecido de las fundaciones como Via Libre, que lo apoyaron.
Informe: Matías Ferrari.
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