EL PAíS › UNA MANIFESTACION ESPONTANEA QUE CRECIO MINUTO A MINUTO
En cuestión de minutos, la gente que rodeaba a Hebe de Bonafini pasó de 30 personas a más de 5 mil. Se vivieron momentos de tensión, pero la multitud no aflojó en su defensa.
› Por Julián Bruschtein
“Si las tocan a las Madres, que quilombo se va armar”, cantaba ayer el primer grupo de 30 personas que se concentró frente a la Universidad de Madres de Plaza de Mayo para defender a Hebe de Bonafini, enterados de la orden de detención librada por un juez. La agilidad de los dirigentes de ATE Capital que se movilizó hasta el Congreso hizo que la policía no pudiera llevarse a la dirigente de derechos humanos. En menos de dos horas, de los originales 50 pasaron a más de 5 mil personas que rodearon y protegieron la camioneta de las Madres llevando a la práctica la consigna que dice que “el pueblo las abraza”.
“Lo que estos no saben y menos (la ministra de Seguridad, Patricia) Bullrich, que es la que los manda, es que nos podrán poner presas, pero nunca podrán poner presas las ganas de pelear”, destacó Bonafini ya en la Plaza de Mayo y con una columna de manifestantes que fue creciendo minuto a minuto. Para llegar a la tradicional vuelta a la pirámide de Mayo, que desde hace 39 años realizan los organismos de derechos humanos, las Madres antes tuvieron que enfrentar a la policía que llegó en buena cantidad al frente de la sede de la universidad para cumplir con la orden del juez federal Marcelo Martínez de Giorgi.
“Veinte policías, diez ‘tortugas’, dos patrulleros y tres camionetas mandaron para detener a una señora enferma de 87 años. Se olvidan que tiene unos ovarios más grandes que todos los huevos juntos de esos policías”, se quejaba Julio, enfundado en la camiseta verde con letras blancas de los trabajadores estatales porteños. Minutos antes estaban en un plenario de delegados que no dudaron en suspender y salir en defensa de las Madres. Desde allí se organizó la partida. Con la camioneta rodeada de policías federales y con otra camioneta de esa fuerza cruzada delante, la opción fue subir el móvil de la universidad a la vereda un tramo con la gente garantizando su avance. En el camino hasta la plaza y durante un rato largo ya frente a la Casa Rosada la tensión había ido creciendo por la posibilidad de que se diera la orden de reprimir.
Las 50 personas iniciales, entre militantes políticos, sociales y gente suelta, ya había superado los 400 al momento en que ya se había cumpido con dos vueltas a la pirámide y la presidenta de la Asociación Madres de Plaza de Mayo comenzaba a hablarle a la multitud. “No le tengo miedo a estos hijos de mil putas”, señaló con su particular oratoria y advirtió: “si nos quieren llevar presas, que nos lleven”. Bonafini leyó parte del documento que presentó ante el juez en el que le avisó que no iría a la declaración indagatoria porque “vamos a luchar para que alguna vez nos enfrentemos con jueces probos que nos ayuden a sentir en nuestros cuerpos el valor de la justicia”, en donde hizo un repaso por las penurias por las que la justicia hizo pasar a los familiares de los desaparecidos y también su aporte a la causa que investiga el desvío de dinero de la fundación Sueños Compartidos por la que el juez pidió su detención. “No sé qué va a pasar ni hasta dónde son capaces de ir, pero con el mismo valor y seguridad de que el único camino es el proyecto nacional y popular que conduce Cristina. Vamos a enfrentar esta justicia corrupta”, exclamó sentada en una silla por su delicada salud.
“Este es el ejemplo de las Madres con un pueblo que está a la altura de las circunstancias”, aseguró a Página/12 el diputado kirchnerista Andrés “Cuervo” Larroque, uno de los primeros que se acercó a la puerta de la universidad antes de que llegara la policía. A esa altura ya más de 5 mil personas protegían la camioneta de la Madres que avanzaba en medio de la columna, abrazada literalmente por la movilización. “No tenemos dudas en salir a defender a las Madres. Esto forma parte de una provocación y del intento de Cambiemos de atacar íconos de la lucha popular e intentar romper la organización a la que se había llegado en los últimos doce años”, destacó el secretario general de ATE Capital, Daniel Catalano. A medida que pasaron lo minutos se concentraron dirigentes de todos el arco político. Desde los intendentes de Florencio Varela y de Avellaneda, Julio Pereyra y Jorge Ferraresi, y sindicalistas como el secretario general de la CTA, Hugo Yasky, y el titular de Suteba, Roberto Baradel, hasta los legisladores del PTS, Myriam Bregman y Patricio del Corro. Todos frente a la camioneta que trasladaba a las Madres en la vuelta a la universidad por Avenida de Mayo, en donde también se sumaron el ex candidato a vicepresidente del Frente para la Victoria, Carlos Zannini, y el ex secretario general de la Presidencia, Oscar Parrilli. “Este es un pueblo con memoria. Ni un paso atrás”, le decía un militante a otro llegando al final de la jornada entusiasmado y parafraseando una de las frases que las Madres llevan prendidas en sus sacos.
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