Sáb 06.08.2016

EL PAíS  › GILDO ONORATO HABLA DE LA MARCHA DE SAN CAYETANO A PLAZA DE MAYO

“Peleamos contra el hambre”

El dirigente de la CTEP y secretario de Políticas Sociales del Movimiento Evita explicó los reclamos de la movilización de mañana. Advirtió que las políticas de Macri tienen “profundas consecuencias en lo que es el entramado social”.

› Por Laura Vales

La celebración de San Cayetano se convertirá mañana en una jornada de protesta contra las políticas del macrismo. Impulsada por los trabajadores de la economía informal –los convocantes son la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular, Barrios de Pie y la Corriente Clasista y Combativa– habrá una marcha desde Liniers a la Plaza de Mayo, que en su último tramo va a sumar el apoyo de las dos CTA y la CGT moyanista. El dirigente de la CTEP y secretario de Políticas Sociales del Movimiento Evita, Gildo Onorato, explica en esta nota qué reclaman, cuál es la participación de la Iglesia en la movida y cómo piensa su organización –que en mayo se fue del Frente para la Victoria– la construcción de una alternativa al gobierno de los CEO.

–¿Qué busca la marcha?

–Primero, poner en la agenda la situación de deterioro de los sectores más humildes de la clase trabajadora. Hoy ya no estamos peleando sólo por el trabajo con derechos, sino que volvimos a pelear contra el hambre: estamos abriendo comedores y merenderos. Ese deterioro tiene profundas consecuencias en lo que es el entramado social. La CTEP agrupa a los trabajadores de la economía popular, como los cartoneros, los agricultores familiares, los manteros, los compañeros de infraestructura social, es decir a todo el sector que tiene menos proyección y que no estuvo presente en la agenda del 24 de febrero, cuando fue el paro de ATE, ni el 29 de abril, cuando las tres CGT y las dos CTA movilizaron contra los despidos. Nuestra agenda no apareció y hoy la estamos empujando con un grupo de organizaciones muy amplio, de distintas procedencias.

Un punteo repetido esta semana por los dirigentes de la CTEP ilustra el panorama: desde abril, señala Onorato, la organización abrió 600 comedores que reciben una demanda creciente; por cada puesto de trabajo formal que se pierde, caen tres de la economía informal; 70 mil cooperativistas que tenían convenios con el Estado quedaron sin trabajo; los que tenían changas las están perdiendo; los altos niveles de desempleo hacen que hoy un trabajador informal compita con un obrero altamente especializado por el revoque de una canilla.

–En estos días se reunieron con el párroco de San Cayetano y con Carlos Accaputo, titular de la Pastoral Social porteña. ¿Qué coordinación hay con la Iglesia?

–La Pastoral Social no convoca a la actividad tradicional del santuario. Sí tenemos una agenda en común, estamos impulsando en Diputados y en la Legislatura la declaración de la emergencia social, por ejemplo. Celebramos además la carta de Francisco.

–¿Van a participar en la marcha agrupaciones de la Iglesia?

-Sí, curas villeros, curas en opción por los pobres, los Misioneros de Francisco, instituciones de ese tipo que forman parte de las estructuras vinculadas a las organizaciones de base. Pero la Iglesia no convoca. Por supuesto que nos pone el oído y nos acompaña en los reclamos.

–¿Qué sectores sindicales se sumaron a la marcha?

–La CGT moyanista ha planteado venir, según anticiparon algunos dirigentes como Pablo Moyano y Omar Plaini. También gremios como el Sadop (docentes privados), la Unión Obrera Ladrillera, los sindicatos combativos de la CGT, lo que es Núcleo Sindical. Van a participar las dos CTA, los docentes de Suteba y UTE, los estatales de ATE.

–¿Hubo conversaciones con el sector de Moyano?

–Nosotros tenemos un vínculo a partir de encontrarnos en distintos reclamos. Nos vamos encontrando porque esta realidad une a los distintos sectores del trabajo.

–Como organización de trabajadores informales, ¿cómo ve el rol que están teniendo los dirigentes de la CGT frente a las políticas del macrismo?

–Los trabajadores de los gremios de la CGT cuentan con un colchón social, tienen un nivel de institucionalización, buenos sueldos, cobertura de salud, posibilidad de afrontar de una mejor manera los aumentos. Están sintiendo el ajuste como todos, pero existe un colchón social que dejó la acumulación y los procesos redistributivos de la etapa anterior, entonces son compañeros que tienen otros tiempos. Por supuesto que nosotros entendemos que en esta etapa hay que acelerar el ritmo de visibilización de los problemas y de los reclamos porque está siendo muy drámática la situación en general. Vemos que vamos en camino de una confluencia mucho mayor, porque tenemos la movilización de San Cayetano, el 9 se movilizan los sectores de la izquierda trotskista, el 11 hay paro nacional (de ATE y sectores docentes), está organizándose la Marcha Federal, está el proceso de unificación de la CGT; me parece que nos vamos encontrando gradualmente, con matices y diferencias, pero respetuosos de los tiempos.

–En mayo, el Movimiento Evita se fue del FpV; se dice que hoy están con Massa; ¿es así?

–Se dice también que Máximo Kirchner estuvo con Massa, o que Cristina jugó a perder... es politiquería. Acá lo principal es construir una alternativa política a partir de la agenda que nos va expresando en la calle, lo demás es cotillón para los medios, para llenar portales.

–¿Entre qué márgenes piensan hoy la construcción política?

–Esta es una etapa donde el problema lo tiene el conjunto de los trabajadores argentinos, que ven perjudicada su situación. Del otro lado está el Gobierno. Todos los sectores que se plantean como opositores son aliados potenciales, porque este es un gobierno de las corporaciones. Del otro lado están los compañeros sufriendo por los despidos, las suspensiones, la baja de los salarios, el tarifazo, la inflación... No es un momento para andar calificando o poniendo la prioridad al ordenamiento desde la política entendida como herramienta electoral. Todos los sectores políticos, sociales y también económicos, como la CAME, que vamos encontrando coincidencias son potencialmente compañeros para poder frenar este desastre social y económico que está generando el Gobierno, al que le vamos a plantear mañana los reclamos porque es el responsable de velar por la dignidad de los 40 millones.

–Usted vivió la crisis de los ‘90 como militante. ¿En qué ve que se diferencia aquella crisis de esta?

–Hay una profunda diferencia, y es que no teníamos el colchón social de derechos conquistados en los últimos años. A pesar de la transferencia enorme de recursos que ha habido desde los trabajadores a las empresas, sostenemos con mucho esfuerzo y mucha pelea el 7 por ciento del Producto Bruto para políticas sociales. Los trabajadores perdieron casi 300 dólares de sus salarios, pero los altamente calificados siguen teniendo los sueldos más altos de América latina. Tenemos muchos derechos conquistados. Por otro lado, en aquel momento nosotros lo que queríamos era que se fuera De la Rúa. Yo era muy pibe y estaba orgulloso de haber participado en aquella gesta popular que había terminado con un gobierno que estaba haciendo estragos en la sociedad.... pero a los pocos días que De la Rúa se fue, el gobierno de (Eduardo) Duhalde tomó medidas como la devaluación que generó una profunda transferencia de los recursos de los trabajadores a las grandes empresas. Es decir, no había una alternativa política y social que pudiera transformarse en un catalizador de las demandas populares. Hoy, a pesar de tener una oposición algo fragmentada, tenemos como parte de la “maldita herencia” un nivel de organizaciones y de representación que va a ir ordenándose, y que puede derrotar electoralmente al gobierno de Macri; esta es una gran diferencia.

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