El Tango O1 estaba en penumbras. La diligente tripulación ya había retirado la cena y un integrante de la comitiva franqueó el pasillo protector del acoso mediático. Quería hablar. “La propuesta de quita del 75 por ciento para los bonistas de la deuda tendría que ser tomada como una causa nacional ¿Que pasó en los Estados Unidos con el ataque a Irak? -se preguntó con cierto riesgo– todos se alinearon y se acabaron las críticas. Esto es vital, la Argentina no puede moverse de ahí sin poner en juego el crecimiento.” Después siguió desgranando con satisfacción la perspectiva de negocios que se abrían con España a partir de la gira de cuatro días por Madrid. En ese momento las primeras planas de Buenos Aires ya anunciaban la forma que van tomando las presiones de esos fondos buitre para cobrar el ciento por ciento: el juez de Nueva York Thomas Griesa habilitaba a los bonistas a reclamar embargos sobre bienes argentinos. El tema signará toda la negociación externa y aparecerá una y otra vez solapado en el tire y afloje con los inversores.

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Autoestima. En el salón VIP de Fortaleza, la única escala del viaje, el vocero presidencial Miguel Núñez se sentó raudo frente a la computadora para consultar los diarios. El presidente Néstor Kirchner se paró detrás. Leía de ojito, comentaba y hasta corregía, obsesivo, la sintaxis de uno u otro título. No se asombró. Lo esperaba.
–¿Qué nos van embargar, si no tenemos nada? Las embajadas... –se sumó al cónclave un funcionario.
–¡Ojo! –medió otro– Mirá si embargan la de Washington. Con la autoestima que tiene el Pilo (Bordón) saldamos como 5 mil millones.
–No. Saldamos la deuda –redobló cómplice un tercero, conocedor de las “virtudes” del embajador en Estados Unidos.

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Viable. Chicanas al margen, el argumento oficial es el siguiente: con la quita del 75 por ciento, el endeudamiento representaría el 80 por ciento del Producto Bruto Interno. Hoy en día equivale al 150 por ciento del PBI. En los países que funcionan esa relación baja al 45 por ciento.
Los funcionarios recuerdan que, por ejemplo, cuando se privatizaron los teléfonos a un precio cinco veces menor que el real, encima pagaron con papeles de la deuda cotizados al 23 por ciento.
“Si modificamos la propuesta, comprometemos el crecimiento, tenemos que hacer ajustes y se para la recuperación, “repite el staff de Kirchner y no parece dispuesto a cambiar el speech. “El Gobierno ha propuesto una única salida, es la que puede garantizar. El tema de los embargos forma parte de las presiones que estamos preparados para afrontar”, dijo el jefe de Gabinete Alberto Fernández apenas se bajó del Tango 01 en la Base Militar de Aeroparque.

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Aguas. El ministro de Planificación, Julio De Vido, le planteó al presidente de Aguas de Barcelona, la empresa que tiene el 25 por ciento de las acciones de Aguas Argentinas, que para sentarse a negociar tienen que suspender el reclamo presentado ante el Centro Internacional de Arreglos de Diferencias Relativas a Inversiones (Ciadi). Le piden que suspendan –no que retiren– el recurso ante el tribunal de Washington para empezar a hablar: “Si no nos ponemos de acuerdo después que hagan lo que quieran”, dicen. La empresa quedó en sentarse esta semana con el ente regular de aguas para que le informe en detalle todos los incumplimientos de contrato que registró el Estado. En principio, le reclama inversiones por 55 millones de pesos. Aguas pretende aumentar las tarifas para compensar las pérdidas producidas por la pesificación.

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Estado. Cuentan los que estuvieron en el encuentro de De Vido con el presidente de Telefónica César Alierta que abundaron los acuerdos y el empresario se sorprendió por un planteo:
–Hasta ahora nunca nadie nos había pedido que priorizáramos los insumos de fabricación argentina –comentó Alierta.
–¿Se acuerdan de Bastos (el ministro de Obras Públicas de Domingo Cavallo)? al tipo ni se le ocurría pensar en eso. Acá hay un cambio de concepción. Tenemos un Presidente con perfil industrialista, queremos que se active la producción nacional porque es la única forma de generar empleo. El año pasado conseguimos que las telefónicas compren 800 mil kilómetros de cable a Pirelli y vamos a seguir en esa línea, explica uno de los funcionarios y remarca que “el Estado debe orientar. El mismo Alierta reconoció que no somos para nada intervencionistas en el mercado pero sí tenemos el derecho de fijar reglas y que se cumplan. En estos siete meses de gobierno la única vez que intervinimos fue para aumentar los 250 pesos de salarios porque era la única forma de que se recuperara un poco el poder adquisitivo de la gente”.

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Corte. Una versión de Cambalache castigaba los oídos desde los parlantes del VIP de Fortaleza y Alberto Fernández no descansaba pensando en los nuevos reclamos periodísticos apenas aterrizara en Buenos Aires. “Las radios me van a empezar a torturar con el tema de la candidata a la Corte”, anticipaba, ducho en desentrañar la insaciable ansiedad de los medios. A su lado, el Presidente no largó prenda sobre nombres, simplemente dijo que esta semana no habrá ningún anuncio de postulantes para cubrir la vacante del destituido Eduardo Moliné 0’Connor. En la Rosada prefieren que se encamine el proceso para la designación de Carmen Argibay y recién después presentar en sociedad el nuevo nombre.

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Abono. La ministra de Desarrollo Social, Alicia Kirchner, lanzará esta semana el “abono social”. Será un pase de 12 pesos que cubrirá sesenta viajes en la mayoría de los ferrocarriles y subtes destinado a 800 mil beneficiarios del Plan Jefas y Jefes de Hogar y a los mayores de 70 años. “En lugar de pagar 70 centavos tendrán que poner 20 centavos”, se entusiasmaban en la comitiva.

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Brasil. Empresarios españoles habían levantando el fantasma de Brasil como destino alternativo de las inversiones en América latina si la Argentina no les garantizaba rentabilidad. “Telefónica acaba de instalar el Call Center Regional en Buenos Aires. Esto es así porque tenemos una gran reserva de recursos humanos altamente calificados y tenemos que aprovecharla”, dicen los funcionarios, dejando entrever que en la integración del Mercosur hay más de un choque de intereses. “Cada uno defiende lo suyo”, sintetizan sin querer atizar enfrentamientos.

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Tarifas. En este segundo viaje a España, Kirchner pudo mostrar un crecimiento del PBI del 8 por ciento, la disminución de la desocupación, la suba de la recaudación –en los próximos días van a anunciar que el promedio del año pasado fue de 7100 millones frente a los 6 mil del 2002 y los 4 mil del 2001– y el aumento de las exportaciones de soja y petróleo con buena cotización en el mercado internacional. Esos fueron los números y conceptos repetidos hasta el hartazgo ante empresarios y políticos españoles para describir el nuevo escenario.
“En este marco de crecimiento, las tarifas pasan a segundo plano. Nosotros queremos que las empresas cumplan con las inversiones. No se pueden excusar en la recesión del 2001 para justificar que durante cinco años no cumplieron con sus compromisos después de haberse llevado la guita en dólares a paladas durante años”, se sincera un funcionario. Ese diagnóstico fue el que Kirchner dibujó en su primer periplo madrileño en julio y desató la ira del empresariado. La diferencia es que ahora pueden mostrar un despegue a pesar de que sea desde el sótano. “Las tarifas se están analizando en el marco de la Unidad Renegociadora de Contratos, pero no hay una fecha inminente. En ese escenario participa el Estado, las empresas y los usuarios y el acuerdo tiene que ser de las tres patas”, explican.

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Polo. De Vido tiene la idea de formar un Silicon Valley en Iguazú aprovechando la zona franca de Posadas. Está convencido de que se necesita una iniciativa concertada con el sector privado para motorizar polos industriales y tecnológicos. Está conversando con empresarios de Pilar que están trabajando en el Polo Industrial de esa ciudad y lucubra coordinar con las universidades y gobiernos provinciales para incentivar centros de producción.

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Turismo. Alberto Fernández ya repuesto del partido de truco que perdió con Eduardo Duhalde frente a Miguel Angel Pichetto y José María Díaz Bancalari se calzó el traje de virtual portavoz y precisó al aterrizar que “en la Feria Internacional de Turismo pusimos a la Argentina en este escenario. En España, los ingresos por turismo representan el 12 por ciento del PBI, en la Argentina no llegamos al 6. Esta es una veta a explotar no sólo por las divisas que llegan al país sino, fundamentalmente, por las fuentes de trabajo que se generan”.
El tipo de cambio favorable y la mayor promoción mostró ya efectos impensables. “Cuando proyectamos el aeropuerto de Calafate pensamos en un promedio de 55 mil pasajeros mensuales para el 2007. El mes pasado superamos los 100 mil y en los meses de mayo a noviembre que habíamos calculado cero, entraron en promedio 25 mil”, recordaba De Vido, ex ministro de Obras Públicas de Santa Cruz. Una de las provincias que se benefició por el boom patagónico.

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Euros. “Una botellita de agua del frigobar del hotel costaba 5 euros ¡casi 20 pesos!”, se horrorizaba una cronista. El impacto del tipo de cambio se reflejó en bolsas de compras mínimas. Hasta los precios en dólares del free shop de Fortaleza parecían una bicoca al lado del imparable euro. El Presidente deambulaba sin comprar. Su esposa Cristina ni siquiera bajó del avión en la escala. Su decisión de eludir a la prensa fue una premisa que no violó.
Todos llegaron a Buenos Aires agotados y Kirchner se quedó con las ganas de irse a Santa Cruz. “Tengo mucho trabajo. Esto es día a día, día a día”, repitió y se despidió contando que tendrá que mandar al zoológico a una llama que heredó en la residencia de Olivos porque “es brava, corre a la gente”.
Indudablemente había aterrizado en la Argentina.