EL PAíS › OPINIóN
› Por Gabriel Fuks *
El traspaso de la Policía Federal a la Ciudad hace ineludible una modificación de la Ley 2894 de Seguridad Pública que permita articular la Policía Federal traspasada y a Policía Metropolitana. El debate sobre la nueva normativa se abrirá los próximos días en la Legislatura porteña.
Este año presentamos en la Feria del Libro una publicación titulada Nueva etapa de seguridad para los porteños en la que planteamos estos debates retomando el trabajo de amplios sectores y de diferentes espacios políticos. Inmersos en un escenario donde las vacilaciones del Gobierno en abrir la discusión sobre este proceso, sólo logró abonar la inercia de la autonomía policial resistente al traspaso.
Debemos generar consensos con las fuerzas políticas democráticas para construir una nueva policía que profundice los mecanismos de conducción política y su profesionalización. Por eso hemos planteado algunos lineamientos que deberán estar garantizados en una nueva ley. Buscamos una policía profesional con dedicación exclusiva, escalafón único para el personal policial, restricción de adicionales y fortalecer los mecanismos de evaluación de ascenso en base a criterios democráticos y de transparencia en los mismos.
Hablamos de control político de la fuerza de seguridad, en tanto existan políticas de planificación y fiscalización de operativos, sobre la base de información criminal; que pueda haber un jefe civil y se resguarden los principios de ordenamiento territorial sujeto a la descentralización de comunas. Es imperioso fortalecer los mecanismos de participación ciudadana, dar seguimiento de denuncias que involucren a la fuerza en casos de violencia institucional. Asimismo se debe resguardar la vigencia del protocolo de actuación en manifestaciones públicas (Res.210/11). La nueva Policía no deberá ser ariete contra la demanda social.
Finalmente, y ya hemos hecho propuestas legislativas, es necesaria una normativa local referente a la seguridad en los estadios de fútbol y sus alrededores; y la integración del Cuerpo de Bomberos, con autonomía operativa y funcional de la fuerza de seguridad, a las políticas que se vinculan con la gestión integral del riesgo.
El espíritu de estos lineamientos tiene como base fundamental garantizar la construcción de una nueva policía, de cercanía, profesional, que actúe bajo protocolos que resguardan los derechos humanos, donde el bienestar del personal de la fuerza sea un eje central. Porque la calidad de las acciones depende en buena medida de las capacidades profesionales y del bienestar de los hombres y mujeres que integran nuestra fuerza.
Nuestro compromiso fue y sigue siendo el de legislar a favor de los derechos de la ciudadanía; en este caso, a una seguridad democrática, integral y para todos.
* Legislador porteño, vicepresidente de la Comisión de Seguridad.
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