EL PAíS › ALTO NIVEL DE ACUERDO CON LA IDEA DE UN PARO GENERAL CONTRA EL GOBIERNO
La imagen del Gobierno se estancó con una mayoría en la oposición, pero hasta los “neutrales” acuerdan en que las medidas económicas ameritan una protesta y un paro.
› Por Raúl Kollmann
Algo más de la mitad de los argentinos está de acuerdo en que se debe convocar a un paro general y seis de cada diez piensan que lo que ofreció el gobierno es insuficiente. Más unánime es la postura sobre los dirigentes gremiales: una inmensa mayoría afirma que no defienden los derechos de los trabajadores. El debate sobre el paro se da en un momento en el que hay una especie de meseta del gobierno y de Mauricio Macri en la opinión pública. La división casi en dos partes tiende a consolidarse: la imagen del Presidente se mantiene en unos 45 puntos, la cantidad de opositores sigue por encima de los que se consideran oficialistas y la inseguridad se afirma como la principal preocupación de los argentinos.
Las conclusiones surgen de una amplia encuesta realizada por el Centro de Estudios de Opinión Pública (CEOP), que lidera el sociólogo Roberto Bacman. En total se entrevistaron 1200 personas en todo el país, respetándose las proporciones por edad, sexo y nivel económico-social. La encuesta fue telefónica.
La polémica de estas semanas se centra en la posibilidad de un paro general. Bacman sostiene que “la mayor parte de los entrevistados (54,6 por ciento) exteriorizan su acuerdo con la posibilidad de un paro, en especial ante una fuerte percepción de caída en los salarios e ingresos que no alcanzan para llegar a fin de mes y una necesidad de que se reabran las paritarias para corregir tal falencia. Los resultados que se obtienen en esta pregunta están fuertemente asociados a los indicadores de aprobación de gestión del gobierno nacional: el acuerdo con el paro está fuertemente correlacionado a la desaprobación de gestión y viceversa. Desde el punto de vista de la segmentación actitudinal, la posibilidad de un paro es apoyada sustancialmente por el segmento de los opositores y rechazada de plano por los oficialistas. ¿Los independientes? Un 56,3 por ciento se vuelca por el paro”.
Ya en encuestas anteriores, el CEOP le puso números a las preocupaciones por la inflación, el desempleo, la marcha de la economía. Por lo tanto, no es extraño que exista una mayoría que considera insuficiente la oferta del gobierno para evitar la huelga: “Si de algo los argentinos se muestran convencidos –sostiene Bacman– es que la propuesta del gobierno es insuficiente para mitigar los efectos que la inflación produjo en el poder adquisitivo. Así lo afirma el 57,9 por ciento de los argentinos, con un fuerte anclaje entre los opositores, sustancialmente, y entre los independientes, luego. Y para finalizar, un dato de la realidad que no es la primera vez que se presenta de este modo: las tres cuartas partes de los consultados (76,4 por ciento) para expresarlo con mayor precisión) señalaron, y de modo terminante, que ‘los sindicatos no defienden adecuadamente los intereses de los trabajadores’. Una respuesta muy fuerte que, inclusive, impacta por igual a oficialistas, opositores e independientes”.
La realidad es que en el último mes, el balance de fuerzas parece haberse estacionado. El presidente Macri mantiene una imagen positiva del 45 por ciento, con 51 por ciento que opina mal o muy mal del mandatario. Los que se declaran opositores siguen siendo más que los oficialistas, pero todo se estanca en algo parecido a dos mitades.
Es más, cuando se valoran figuras como Sergio Massa o Margarita Stolbizer, ambos tienen imágenes positivas cercanas al 50 por ciento, pero quienes opinan bien de ellos son los mismos que votan a Cambiemos, de manera que es dudoso su poder en las urnas.
En el oficialismo, la figura es la gobernadora María Eugenia Vidal, con el 60 por ciento de imagen positiva. Sin embargo, cuando se evalúa su gestión, las opiniones favorables bajan diez puntos. Lo cierto es que hoy por hoy Vidal es la carta para afrontar el difícil panorama social y electoral que enfrenta Cambiemos en el territorio bonaerense.
Del otro lado, Cristina Fernández de Kirchner conserva un poderoso 40 por ciento de imagen positiva, un volumen llamativo si se tiene en cuenta la enorme ofensiva de todo tipo que sufrió en estos meses. Esto último explica su alto nivel de opiniones negativas. Pero el saldo es que CFK cuenta con un capital político de envergadura. “CFK merece un párrafo aparte –dice Bacman–. En el actual contexto, fuera del poder, con pocas y contadas apariciones públicas y en el epicentro de una tormenta que la envuelve en un complejo frente judicial, mantiene una imagen positiva de casi el 40 por ciento. Es más: su imagen negativa que llegó a orillar el 60 por ciento, en la actualidad se ubica en 57,4 por ciento. Sigue impactando el sostenimiento de un representativo núcleo duro: un 26,8 por ciento la evalúa en la categoría Muy Positiva. Sin lugar a dudas, este dato le confiere un piso electoral más que interesante”.
Como se empezó a vislumbrar el mes pasado, la inseguridad volvió a estar al tope de las preocupaciones de los argentinos. Las estadísticas en esa materia son inexistentes o poco confiables, por lo que es difícil saber si ese crecimiento en la preocupación se debe a que empezó a colarse en la criminalidad la agudización de la crisis social o si es un efecto de la espectacularidad de algunos hechos delictivos y, sobre todo, de una especie de campaña a favor de la justicia por mano propia.
Como era previsible, la inflación bajó como preocupación, pese a que las cifras relacionadas con alimentos siguen siendo altas. Lo que se mantiene fuerte como inquietud es la desocupación (30 por ciento), lo que traducido en otros términos es temor por la pérdida del empleo. La recesión golpea y quienes perciben que se vende poco, ven peligrar su puesto de trabajo.
En otro andarivel, también la corrupción ranquea alta como preocupación de los encuestados. Tiene que ver con las sucesivas denuncias presentadas por los medios. Es parte de la llamada grieta: hay una mitad que cree en esas denuncias y otra mitad que descree.
El estancamiento entre los dos lados de la grieta, con algo de mayoría de opositores, dependerá de la cuestión económica en los próximos meses. Si se profundiza el deterioro del salario y la recesión, el efecto se sentirá fuerte en ese 40 por ciento que piensa que las cosas están mal, peor que hace un año, pero tienen todavía expectativas en la administración macrista.
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