EL PAíS
El duhaldismo marcha al Congreso para apoyar y mostrar su poderío
La movilización, que será el 1º de Mayo, tendrá como coartada apoyar a Kirchner. Pero también será un mensaje hacia la Rosada.El Presidente estuvo muy reticente para aceptar la movilización.
› Por Martín Piqué
Fue una larga abstinencia en uno de sus pasatiempos favoritos. Pero tras unos meses de sosiego, el peronismo bonaerense se movilizará de nuevo al centro porteño. Será el 1º de Mayo próximo, cuando Néstor Kirchner inaugure las sesiones ordinarias del Congreso. El objetivo de la marcha es apoyar al Presidente en su difícil negociación con los acreedores privados de la deuda. Pero los bonaerenses, de paso, aprovecharán la ocasión para mostrar su poder de convocatoria. “Les vamos a demostrar a propios y ajenos que no estamos dormidos”, prometió Hugo Curto, intendente de Tres de Febrero. La movilización será un apoyo para el Presidente y al mismo tiempo una exhibición de poderío. Hasta ayer, las respuestas de Kirchner habían sido tan ambiguas que no quedaba claro si realmente quería que se hiciera la manifestación.
El debate por la marcha comenzó hace dos semanas, cuando Kirchner pidió que “no se enturbiara” la negociación. Luego se conoció la opinión de su esposa, Cristina Fernández, quien se opuso a la propuesta desde Nueva York. “Como militante política, no se me hubiera ocurrido nunca hacer una cosa de esta naturaleza. Espero que al que se le ocurrió me lo explique para ver si me convence”, dijo la senadora en una reportaje. Hasta allí parecía que la idea de ver en la Plaza de los dos Congresos a las columnas bonaerenses no entusiasmaba mucho al Presidente.
El panorama se fue aclarando hace una semana, en una reunión de Kirchner con ministros y funcionarios de confianza. Allí estuvieron los ministros José Pampuro y Aníbal Fernández, que provienen del duhaldismo y saben de lealtades compartidas. En esa charla, el Presidente mostró por qué no estaba tan entusiasmado con la oferta del PJ bonaerense: ordenó que en la manifestación no se vean banderas ni pancartas con nombres de dirigentes o municipios. “El que va con banderas se convierte en mi enemigo”, advirtió Kirchner con su habitual gusto por las definiciones tajantes. El mensaje llegó a destino, aunque no gustó mucho a algunos referentes del duhaldismo ortodoxo, como el diputado y ex número dos de la SIDE, Oscar Rodríguez. De cualquier manera, los bonaerenses aceptaron que la movilización deberá ser distinta por la dimensión del conflicto que supone la deuda.
La confirmación de que habían entendido se produjo el martes, en el Consejo provincial del PJ, donde Curto logró convencer a sus compañeros de que había que había que hacer “una movilización inteligente, sin carteles”. “Tenemos que movilizar sin que se note el aparato”, exhortó el intendente que ingresó a la política desde la Unión Obrera Metalúrgica (UOM). Desde la asunción de Kirchner, Curto se convirtió en uno de los interlocutores preferidos del Gobierno en el Conurbano. Sin embargo, al igual que sus compañeros de la provincia, Curto comparte la idea de que hay sectores del oficialismo que no reconocen el papel que cumplió la provincia para que Kirchner llegara a la Rosada. “Fuimos nosotros los que pusimos todo para que sea Presidente”, es una frase que se escucha mucho en la sede duhaldista de Avenida de Mayo al 800.
Pero en el PJ bonaerense no sólo están algo irritados por ese tema. También, en la intimidad, admiten cierta preocupación por el protagonismo paulatino de la corrientes kirchneristas. Es que falta muy poco para que el grupo Confluencia, el grupo Michelángelo y La Corriente –los tres espacios no peronistas que apoyan al Presidente– constituyan la plataforma política que usará Kirchner en futuras elecciones. Se trata del Frente para la Victoria, que se lanzará en diez días en Parque Norte con la presencia del propio jefe de Estado. Desde el Gobierno, invitaron a varios intendentes del Conurbano para que se sumaran al acto, bautizado “Encuentro Nacional de la Militancia”. Para algunos caciques bonaerenses, el convite cayó como una provocación. “A mí me vinieron a invitar a un acto de no sé qué corriente”, se burlaba, entre enojado e irónico, el eterno Manolo Quindimil comentando la invitación.
A estos vaivenes de la relación con el Presidente se le deben sumar, además, los recelos que dejó la idea de que Cristina Fernández sea candidata en la provincia. Los efectos todavía se perciben a simple vista. En ese sentido, uno de los ejemplos se produjo hace quince días, cuando Página/12 publicó una encuesta de imagen pública en la que aparecían la esposa del Presidente y Chiche Duhalde. La diferencia a favor de la senadora era notable (77,9 contra 39,8 de imagen positiva), y eso produjo escozor entre algunos dirigentes bonaerenses. Como el titular del Senado bonaerense, Antonio “el Tano” Arcuri, quien pidió varias veces el sondeo para releerlo con detalle. Fue en ese contexto que el PJ bonaerense aceleró la movilización al Congreso para apoyar al Presidente.
Quien más impulsó la propuesta fue Felipe Solá. El gobernador decidió asumir ese rol cuando acompañó a Kirchner a San Nicolás. Aunque también analizó ese tema con Eduardo Duhalde, con quien cenó en privado el lunes último. La idea de Solá es evitar que otros sectores aprovechen el clima anti-Fondo y la corriente favorable a la intransigencia con los “fondos buitres”. Como un primer gesto, Solá firmó una solicitada que escribió el jefe del bloque del PJ en Diputados, José María Díaz Bancalari. Luego se reunió con Kirchner en la Rosada para “comunicarle” que la provincia marchará al Congreso el 1º de mayo. Quizá como señal de reconocimiento, el Presidente le pidió que lo acompañe en su viaje a Venezuela.