Primero fue Rafael “Balito” Romá; después, Graciela Ocaña. Y ahora José Vitar. La semana que viene, el ex diputado del ARI asumirá en el PAMI como virtual mano derecha de Ocaña, que le asignará tareas políticas y de coordinación.
Vitar comenzó a alejarse del ARI meses atrás. No es que estuviera peleado con Elisa Carrió, con quien mantiene una relación amable y fluida. En realidad, al ex diputado le ocurrió lo mismo que a otros dirigentes que provenían del peronismo: como Romá y Eduardo Jozami, a partir de mayo del año pasado Vitar comenzó a observar con entusiasmo creciente al nuevo gobierno. “Y, la verdad es que es difícil oponerse a esto”, reconocía en los últimos meses. Cada vez más cerca del Gobierno, Vitar había retomado el diálogo con algunos funcionarios, ex compañeros de militancia en el peronismo de los ‘70.
Por eso, cuando Ocaña le propuso que la acompañara en el PAMI, el tucumano ya había tomado la decisión política de alejarse del ARI para volver a las fuentes. La semana que viene, luego de unos días de vacaciones, Vitar asumirá en un cargo todavía a definir, pero que incluirá tareas políticas y de coordinación. Con la jugada, Ocaña recupera un cuadro con experiencia y trayectoria para que la acompañe en el complicadísimo desafío de gestionar la obra social de los jubilados.
Antes de llegar al PAMI, Vitar se había encontrado con el espejo difícil de Néstor Kirchner, que llegó a la Rosada y, sin necesidad de romper con el PJ y construir una fuerza propia, comenzó a implementar muchas de las políticas que el Frepaso venía reclamando desde hace años.
Por eso, con su designación en el PAMI Vitar recupera un lugar cerca del peronismo, al tiempo que completa el giro partidario que venía insinuando. Como tantos otros, el tucumano comenzó militando en el peronismo revolucionario, hasta que en 1976 decidió exiliarse. En 1983 fue elegido diputado provincial, y más tarde jefe del bloque del PJ. Llegó al Congreso nacional en 1989 como diputado peronista, pero poco tiempo después pegó el salto al Frente Grande. Para ese entonces había conocido a Chacho Alvarez, que sería su amigo y guía político hasta el día de hoy.
Volvió al Congreso en 1999, esta vez como candidato de la Alianza. Más tarde, Vitar ocupó el cargo de jefe de asesores de Marcos Makón en el Ministerio de Desarrollo Social, hasta que una de las tantas crisis de gabinete de Fernando de la Rúa lo depositó nuevamente en su banca.
A fines del 2001, en simultáneo con la caída de De la Rúa, el Frepaso se dividió en dos. Un grupo de diputados, liderado por Darío Alessandro, decidió respaldar al gobierno de Eduardo Duhalde primero y de Néstor Kirchner después. El otro núcleo, que venía manteniendo posiciones más críticas a la gestión delarruista, optó por el ARI: lo integraban, en otros, Carlos Raimundi, Irma Parentella, María América González y Vitar. Como jefe de esos diputados, Vitar trabó una buena relación con Carrió, que lo ubicó junto a Romá y Ocaña en el comando de campaña.
Mientras, en Tucumán, Vitar trabajaba en la conformación de una coalición increíblemente amplia –que incluyó al ARI, la UCR y Recrear– para respaldar al ex fiscal Anticorrupción Esteban Jerez en las elecciones de gobernador. A pesar de su buena imagen, Jerez quedó tercero, detrás del PJ y el bussismo. Seis meses después, Jerez rompió el acuerdo y se presentó como candidato a diputado por Recrear.
Aislado, Vitar se candidateó por el ARI y quedó en un lejano quinto lugar. Lejos de la Legislatura tucumana, sin su banca en el Congreso, Vitar se fue alejando del ARI hasta que el ascenso de Kirchner le permitió recuperar un lugar en el mundo.