EL PAíS
› UN JUEZ ACUSADO DE HABER INSULTADO A LAS VICTIMAS
Su Señoría va al banquillo
Un diputado del ARI pide sanciones al juez Eduardo Vocos Conesa. Dice que, al terminar la audiencia de la escandalosa absolución a Lona, insultó a víctimas de Las Palomitas.
› Por Eduardo Tagliaferro
El diputado del ARI Adrián Pérez pidió al Consejo de la Magistratura que sancione al camarista de la Sala II de la Cámara Civil y Comercial Federal Eduardo Vocos Conesa, con el castigo más alto en la escala disciplinaria. El legislador pidió la sanción porque el camarista insultó a los familiares de las víctimas de la masacre de Las Palomitas, en la que fueron fusilados 12 presos políticos durante la dictadura, y a otros damnificados por los hechos que motivaron la acusación contra el juez salteño Ricardo Lona. El parlamentario acompañó su presentación con una copia de video de la cinta emitida por Canal 7.
No bien terminó la lectura del fallo que el miércoles pasado absolvió a Lona, el jurado encabezado por el ministro de la Corte Augusto Belluscio apresuró su salida de la sala de audiencia. Los amigos y parientes del juez comenzaron un festejo. Los aplausos y las sonrisas del entorno del magistrado no tardaron en provocar la reacción de los familiares de las víctimas de Las Palomitas.
En su presentación, Pérez señaló que “Estela Pereyra Rosas, víctima de uno de los hechos atribuidos a Lona, cuando éste salía del recinto le espetó: ‘No te escondás, traidor, no te escondás, te maldigo a vos y a todos los de tu generación’. En ese momento Vocos Conesa –que acompañaba a Lona– le contestó: ‘Me importa tres carajos a quién maldigas vos’. En ese momento, un familiar de las víctimas de la masacre de Las Palomitas exclamó: ‘Masacraron a nueve personas y no les importó nada’. Pese a ello, Vocos Conesa continuó con sus insultos repitiendo que le importaba ‘tres carajos’”. Más adelante, en su relato de los incidentes, Pérez señala que “sin permitir que Pereyra Rosas continuara, Vocos Conesa gritó ‘basura’ y siguió insultándola en iguales términos, hasta llegar a decir: ‘Andá a la puta madre que lo parió’”.
Cuando Vocos Conesa perdió la compostura, el resto de la distinguida barra que se acercó a acompañar a Lona optó por retirarse con la cabeza baja y en el mayor sigilo posible. En silencio, y luego de abrazarse con Lona, el guitarrista Eduardo Falú optó por dejar la sala. En ella todavía permanecían el integrante del tribunal oral del juicio de la AMIA Miguel Pons y las hermanas Ortiz, pertenecientes a una tradicional familia de la aristocracia salteña, que son conocidas por ser propietarias de una antiquísima librería.
El diputado recordó que Vocos Conesa es “tristemente célebre por su vocación intolerante y antidemocrática”. El magistrado, señala Pérez, ingresó al Poder Judicial en 1976. Fue designado por el dictador Jorge Rafael Videla. Entre los fallos más escandalosos del camarista que insultó a los familiares de las víctimas de los fusilamientos de Las Palomitas se encuentra uno contra el periodista Eduardo Aliverti. El parlamentario no dudó en calificar a ese voto “como uno de los más regresivos en materia de libertad de prensa de los que se tiene conocimiento”. En aquella ocasión condenó en segunda instancia a pagar daños y perjuicios a Aliverti y a LR3 Radio Belgrano, a raíz de una denuncia de un funcionario del Ministerio de Salud y Acción Social en tiempos de la presidencia de Raúl Alfonsín.
En ese fallo, Vocos Conesa sostuvo que “la libertad de expresión sin censura previa es teóricamente una libertad estratégica. Pero una cosa es el principio y otra la extensión de ese principio”. El camarista, incluso, se tomó la atribución de convertirse en crítico televisivo. Así fue que escribió que “el panorama en televisión es desolador: la estulticia generalizada impresiona como el denominador común... Lo propio ocurre con el romanticismo de colchón o ramerismo militante”. En otro momento de su voto contra Aliverti, dijo que miraba revistas en los quioscos y se preguntaba “¿Para qué tanta libertad de expresión formal?”. Al responderse a sí mismo apeló a citas del catecismo y concluyó diciendo que “el escándalo también puede ser provocado por la opinión”.
No fue éste el único momento en el que el camarista Vocos Conesa tropezó con la prensa. En su currículum figura haber avalado el reclamo de la jueza María Romilda Servini de Cubría cuando ésta pidió censurar el programa de Tato Bores en el año 1992. El genial Tato respondió presentando ante cámaras a un coro de notables cantando el estribillo “la jueza Baraburú Budía”.
La libertad de expresión y la pureza de lenguaje que tanto preocupan al juez Vocos Conesa parecen tener poca relación con el estilo verbal que, según la denuncia, tuvo en una adusta sala del Palacio de Tribunales. Ahora, el acusado es él.