Héctor “Chabay” Ruiz es santiagueño hasta el tuétano; su simple tonada lo delata. Si bien cauto a la hora de las declaraciones, el intendente de La Banda –la segunda ciudad de la provincia– asegura que hay señales de cambio en la sociedad santiagueña que se nutren de la gestión del presidente Néstor Kirchner. Es por ello que rechaza la posibilidad de una intervención federal como remedio a la crisis del gobierno de Carlos Juárez y su esposa Mercedes Aragonés. “Con la libre expresión del pueblo y la plena vigencia de los mecanismos constitucionales previstos, todo puede volver a la normalidad”, dice el hombre que quiere gobernar Santiago del Estero pero a través de elecciones.
Chabay repite una y otra vez su oposición al remedio federal. La experiencia de 1995 está todavía muy fresca. Luego de la revuelta popular que se conoció como el Santiagazo en 1995, la intervención federal que designó el gobierno de Carlos Menem sólo sirvió para que Juárez retornara al poder más vivo y fuerte que nunca. El caudillo santiagueño lo sabe y por ello ordenó a sus hombres que hicieran volar nuevamente el fantasma de la intervención, convencido de que más que un castigo sería una ayuda. La salida, al menos para Chabay, está, en cambio, en que la Justicia local funcione como un primer paso para el recambio natural que necesita la provincia.
–Me parece que todo lo que se está planteando en el Poder Judicial, provincial y federal, inclusive la decisión del presidente Kirchner de abrir una delegación de la Secretaría de Derechos Humanos es bienvenida, porque es apostar a la vida. Lo que espero es que haya una normalidad administrativa, que en estos momentos hay un nivel de afectación en cuanto al normal funcionamiento de la provincia. Así no funciona una provincia normalmente. Funciona cuando el Poder Ejecutivo puede y quiere trabajar pensando en la gente.
–¿Se puede con una provincia divida en dos, con gente a favor de Juárez y otros en contra?
–Yo conozco mucha gente que no está ni a favor o en contra de Juárez. Lo que sí hay es gente que reclama por una vida mejor, lo que pasa es que este estado de cosas obliga a la gente a tomar partido y eso no es normal. Por eso reitero que es preciso que la provincia recupere un estado de normalidad para que el gobierno trabaje para la gente, que el Poder Judicial haga cumplir correctamente las leyes con la más absoluta independencia y el Poder Legislativo produzca las leyes que demanda la sociedad.
–¿Ese retorno a la normalidad es posible con instituciones sospechadas o es necesaria una intervención federal?
–No, ante todo espero que la Justicia pueda expedirse ante este conjunto de denuncias. Nunca fui partidario de las intervenciones federales, eso lo conoce el presidente Kirchner, de quien me considero amigo y compañero. Pero, bueno, hay una situación donde las instituciones no están funcionando. Espero que eso mejore pronto a través de los mecanismos que prevé la Constitución provincial.
–¿Está bien, pero se puede confiar en una Justicia que está seriamente sospechada de connivencia con el poder político?
–En estos últimos tiempos hubo algunos cambios que yo los viví con esperanza. Ahora, con el correr de los meses creo que no operaron como se esperaba. De todas formas, creo que se puede mejorar con jueces que no tengan ataduras. Creo que el Poder Judicial es el que más debe mejorar en Santiago del Estero.
–Siempre sin intervenciones federales.
–Así es. Le ratifico que no soy partidario de una intervención porque dieron resultados nefastos. En Santiago no sirvieron y la verdad es que no sé quién ganó con ella. Creo que la provincia no ganó y los números sociales son elocuentes. Por eso espero que se retorne a la normalidad a través de la libre expresión del pueblo y de la plena vigencia de las instituciones por los mecanismos constitucionales previstos.
–¿Pero cómo se entiende que a través de los años el santiagueño siga optando por los Juárez?
–No soy quién para ponerme en papel de juez y decir cómo debe votar la gente. Creo que todas las elecciones tienden a ser diferentes. En cada comicio la gente reacciona de acuerdo a lo que sucedió en el último tiempo. No es que se tenga ataduras históricas. En el ‘99 fui candidato a gobernador, salí segundo, y en el 2002 fuimos terceros porque ya no teníamos la intendencia. En la próxima puede ser diferente. Hoy la gente está viviendo cambios, tiene un espejo en qué mirarse que se llama Néstor Kirchner, pero no me animo a decir hasta dónde va a cambiar.
–¿No tiene miedo de que una vez superada la crisis la provincia vuelva a elegir a Juárez, como ocurrió en el Santiagazo de 1995?
–No sé en qué irá a terminar esto. Sí creo que hay un sentimiento general en la gente de que debe cambiar y ese cambio debe ser profundo. Yo tengo una responsabilidad fundamental que es gobernar bien La Banda y debo combinar firmeza y prudencia en cada paso. Lo que no me animo es aventurar en qué va a derivar todo. Lo que sí veo es que hay una cambio interno en la gente. Hay avidez de cambio, ojalá que sea para bien.
–Usted hace gala de ser un buen administrador, ¿es eso suficiente para ser el candidato de Santiago del Estero?
–El Movimiento Santiago Viable nació en 1995, con peronistas y radicales que no se sentían contenidos por sus partidos. En el ‘99 nos equivocamos al apoyar la Alianza y por eso fuimos derrotados. Desde el 2001 apoyamos a Kirchner. Creo que somos un partido que tiene basamento en un comportamiento democrático y un fuerte apego a la buena gestión de gobierno, austeridad y honestidad. A lo mejor mañana, si hay elecciones, nuestra aspiración será presentarnos luego de conformar un frente pensando en darle a Santiago un gobierno que gobierne bien y que cuide el normal funcionamiento de las instituciones, en la Justicia, en la verdad y que la provincia comience a producir.