Dom 28.03.2004

EL PAíS  › RAPIDO CONTRAATAQUE DEL GOBIERNO DESPUES DEL AGITADO CONGRESO PARTIDARIO DEL VIERNES

Ya renunciaron seis y el presidente del PJ piensa

En la Rosada se negaron a moderar el conflicto interno, como pedía Duhalde, usaron el teléfono y ya tienen las renuncias a sus cargos partidarios de los gobernadores Solá, Gioja, Das Neves, Busti, Insfrán y Alperovich. Hasta el flamante presidente Fellner evalúa irse, y el mundo justicialista queda dividido, con provincias a favor y en contra, y el cordobés De la Sota aislado.

› Por Martín Piqué

Las acciones políticas tienen consecuencias imprevisibles. El viernes, en Parque Norte, José Manuel de la Sota agitó el ambiente hasta tal punto que el congreso del PJ terminó con abucheos al gobernador Sergio Acevedo y a la senadora Cristina Fernández. “El peronismo hizo tronar el escarmiento”, decían algunos congresales antikirchneristas con la satisfacción de quien acaba de ganar una pelea. Ayer, sólo 24 horas después, el Gobierno convirtió aquel episodio –que parecía una pelea con el PJ– en una oportunidad para aislar a De la Sota y poner de su lado a varias provincias: seis gobernadores –Felipe Solá, José Luis Gioja, Mario Das Neves, Jorge Busti, Gildo Insfrán y José Alperovich– decidieron renunciar a sus cargos partidarios tras hablar con la Rosada. Hasta el flamante presidente del PJ, Eduardo Fellner, está evaluando renunciar, según informó a Página/12 un ministro muy cercano a Néstor Kirchner.
Si algunos miembros del PJ pensaban en que Kirchner se sentaría a negociar tras sufrir el desplante de Parque Norte, los hechos demostraron lo contrario. La réplica oficial a los gritos que impidieron hablar al santacruceño Acevedo fue desconocer al consejo nacional del PJ. La estrategia quedó clara cuando el ministro del Interior, Aníbal Fernández, dijo que Kirchner no estaba “conforme” con las nuevas autoridades del justicialismo. “Al Presidente no le satisface quiénes están al frente de la conducción. Rescatando la figura de Eduardo Fellner, muchas de las figuras que están al frente no lo satisfacen”, desafió el ministro. El mismo viernes, Eduardo Duhalde le había pedido a Fernández que tratara de que el conflicto no se convirtiera en una escalada.
Duhalde había regresado a las apuradas de su autoexilio en Montevideo, donde había participado de un seminario del Mercosur, para tratar de recomponer la relación entre el peronismo y el Gobierno. Según allegados muy cercanos a Kirchner, Duhalde no habló con el Presidente pero sí se comunicó con el ministro del Interior, un viejo conocido que cada vez está más cerca del Presidente. Pero el intento conciliador de Duhalde, al que en el Gobierno consideraban “noble”, no tuvo ningún éxito. Kirch-ner decidió contraatacar desconociendo a las nuevas autoridades del partido: “Si éstos son los que nos van a apoyar, quiénes serán los que nos critiquen”, fue una de las frases con las que expresó su irritación.
La cuestión se discutió el viernes a la noche en la Casa Rosada y ayer al mediodía en la quinta de Olivos, donde Kirchner almorzó con el jefe de Gabinete, Alberto Fernández, y otros allegados de su entorno más cercano. En la charla se analizó el tema de las retenciones a las empresas distribuidoras de gas y la inminente intervención a Santiago del Estero (ver página 17). Pero también se estudió el impacto social que había tenido el congreso de Parque Norte. Según uno de los funcionarios que estuvo en Olivos, el análisis compartido por el Presidente era que “el tema está controlado” y que la mirada crítica de la sociedad iba sobre todo a los miembros del PJ que habían abucheado a los kirchneristas. Ese dato, entonces, le dio más impulso a la decisión de Kirchner: redoblar la apuesta y “vaciar” al PJ para aislar a los enemigos.
En el Gobierno, además, estaban muy molestos por la conformación de la nueva estructura del PJ: se quejaban por los cargos que recibieron Luis Barrionuevo, la adolfista María Inés Torrontegui y el propio De la Sota –vocales–, por el puesto que le dieron a Olga Ruitort –esposa de De la Sota, secretaria de organización–, y hasta el titular de la cámara de Diputados, Eduardo Camaño, quien quedó como secretario general. A Camaño puntualmente le reprochan su poca disposición para parar el conflicto que alteró Parque Norte. “Están haciendo una federación de partidos provinciales, no un partido que acompañe la agenda que instaló Kirchner. Pero el PJ debe dejar de ser una herramienta electoral que usamos cada dos años, debe adaptarse a las reglas de juego de la sociedad tras la crisis de 2001”, enumeró un ministro a Página/12.
Con todas esas ideas en mente, los hombres de confianza de Kirchner llevaron a la práctica la estrategia oficial: desconocer esta conducción, y obligar a los dirigentes del PJ a tener que optar entre lo “viejo, sectario y cerrado” (lo que se vio en el congreso del PJ), y “lo nuevo” que representaría Kirchner y su agenda. Fueron el jefe de Gabinete y el ministro del Interior quienes se encargaron de hablar con la mayoría de los gobernadores. Alberto Fernández dialogó con Insfrán (Formosa), Fellner (Jujuy), Gioja (San Juan), Solá (Buenos Aires) y Das Neves (Chubut), mientras que Aníbal lo hizo con Alperovich (Tucumán) y Busti (Entre Ríos). Todos coincidieron en que el congreso había salido mal, que no se había permitido el debate y que la conducción elegida por ese congreso asumía con poca legitimidad.
Enseguida comenzaron a difundirse las renuncias a los cargos. El primero había sido Das Neves, quien había dimitido el mismo viernes a la noche. Acevedo ya lo había hecho en Parque Norte, en protesta porque no le dejaron contestarle a De la Sota. Y el resto lo fueron anunciando casi en orden: ayer lo hicieron Alperovich, Busti y Solá, mientras que el sanjuanino Gioja y el formoseño Insfrán anticiparon que presentarán la renuncia esta semana. Hasta el propio Fellner, quien fue designado en la presidencia del PJ por un acuerdo Kirchner-Duhalde, no descartó renunciar en la charla que mantuvo con un allegado muy próximo al Presidente. “Está analizando su renuncia”, confirmó el funcionario a Página/12. En el entorno del jujeño no respondieron los llamados de este diario.
Más allá de que la renuncia de Fellner se confirme o no, la nueva conducción del PJ ya quedó muy golpeada con las renuncias. “No se puede reconocer a una conducción que genera semejante quilombo”, era el argumento que daba ayer un ministro muy influyente. Aunque habrá que ver cómo evolucionan los hechos, en la Rosada creen que el principal perjudicado será De la Sota, porque quedará aislado por haberse apresurado en convertirse en “el referente de la centroderecha”. “El Gallego ha sido un enorme perdedor de todo esto. Creyó encontrar el momento oportuno y quedó pagando”, aseguraba un ministro con mucha seguridad. Con Chiche Duhalde, en cambio, no mostraban resentimiento, y decían que el cruce con Cristina Fernández había sido provocado por un “error”.

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