EL PAíS
› LA GUERRA DE LAS POSGUERRA.
PERDONARON LA VIDA A LOS TRES CIVILES JAPONESES SECUESTRADOS
Una jornada de disparos y rehenes
Un presunto rehén norteamericano en Irak fue mostrado en la televisión árabe, mientras se anunciaba la liberación de los japoneses.
Por Patrick Cockburn,
Raymond Whitaker y
David McNeill *
Desde Bagdad, Londres y Tokio
Una ola de toma de rehenes aumentó ayer la presión sobre las autoridades ocupantes de EE.UU. y Gran Bretaña, con un norteamericano exhibido en TV. Sin embargo, esa misma presión bajó un poco al anunciarse que las Brigadas de los Mujaidines, un grupo de filiación poco conocida, habían dicho al canal de TV árabe Al Yazira que desistían de su amenaza de quemar vivos hoy a tres civiles japoneses, que habían sido tomados como rehenes esta semana para que el gobierno de Tokio retirara el medio millar de tropas que ha consignado a Irak en misión humanitaria. Los secuestradores dijeron que habían desistido de su decisión gracias al pedido del Consejo de los Ulemas, la máxima autoridad sunnita en Irak, y que los rehenes serán liberados hoy sanos y salvos. Y se anunció una tregua de 12 horas en Faluja “para que los marines de EE.UU. evacuen la ciudad”, según un responsable iraquí, aunque los norteamericanos dijeron que harían clara su posición recién hoy.
Más de una docena de civiles extranjeros seguían anoche en condición de rehenes, y al menos tres más estaban desaparecidos, incluyendo a un contratista británico, Gary Teeley, que desapareció en la localidad sureña de Nasiriya el jueves. El Ministerio de Relaciones Exteriores de Alemania dijo ayer que dos de sus funcionarios de seguridad habían desaparecido mientras viajaban desde Jordania a la embajada alemana en Bagdad. Un grupo autodenominado las Brigadas del Mártir Ahmed Yassin afirmó en un video que tenía en su poder a 10 rehenes de países que incluían a EE.UU., Japón, Israel, Bulgaria y Corea del Sur. Ninguno de ellos fue mostrado en el video, y no hubo forma de comprobar la certeza de las afirmaciones del grupo. Pero un equipo de TV australiana entrevistó a un prisionero que hablaba con acento norteamericano, posiblemente un camionero o un guardia, sentado en un auto junto a un pistolero enmascarado. Y otro fue mostrado por la cadena árabe Al Yazira.
El hombre, que se identificó como Thomas Hamill, llevaba una venda en su brazo y sus jeans estaban sucios de sangre y polvo. Afirmó a los periodistas que había sido secuestrado luego de que un convoy fuera atacado cerca del aeropuerto el viernes. Entonces sus secuestradores lo llevaron por la autopista principal entre Bagdad y Faluja. Parece ser uno de los trabajadores bajo contrato, así como dos soldados estadounidenses, que el Pentágono dio por desaparecidos tras ataques el viernes.
También están secuestrados dos socorristas secuestrados en Najaf: Fasi Ihsan Fadel, un canadiense nacido en Siria que trabaja para el Comité Internacional de Rescate, y Nabil Razouk, de 30 años, un árabe de Jerusalén Oriental que trabaja para la Agencia de Desarrollo Internacional de EE.UU., Usaid. El grupo que los ha secuestrado sostiene que son espías israelíes.
Dick Cheney, vicepresidente de EE.UU., llegó a Japón ayer en medio de una crisis sobre la amenaza de la ejecución de tres civiles japoneses, pero justo en momentos en que sus secuestradores retiraran esa amenaza. Se suponía que Cheney demandaría a Junichiro Koizumi, el primer ministro de Japón, que se mantuviera firme. De todas maneras, y con tomas de los rehenes y sus angustiadas familias atorando las pantallas de TV en todo el país, y cientos de manifestantes frente al Parlamento japonés pidiendo el fin de la participación japonesa en la guerra de Irak, Koizumi se encontraba en una situación incómoda. Igualmente, Koizumi ya había cumplido por adelantado la demanda de Cheney, afirmando: “No hay nada que negociar”.
El drama de los rehenes extranjeros en Irak está profundizando la crisis que enfrenta a George W. Bush y Tony Blair cuando se encuentren en Washington esta semana. Intensos combates con insurgentes, tanto sunnitas como chiítas han aumentado fuertemente las pérdidas de tropas estadounidenses, al tiempo que los líderes iraquíes que respaldan la ocupación estadounidense condenaron el ataque contra Faluja, en que 1500 civiles han sido muertos o heridos. Estados Unidos pactó una tregua con los insurgentes en Faluja ayer, aunque intentos anteriores para finalizar el sitio de esta ciudad de 300.000 habitantes han fracasado.
Adicionalmente, ayer se registraron nuevas emboscadas contra convoys estadounidenses en el camino desde Bagdad. En un ataque, un tanque fue incendiado por una granada de propulsión misilística, que residentes locales dijeron que fue disparada por un niño de 10 años de edad. En otro incidente, una bomba caminera destruyó un camión que ardió en la ruta cercana al Aeropuerto Internacional de Bagdad. En Adhamiyah, un gran distrito sunnita de Bagdad, docenas de jóvenes enmascarados atacaron comisarías y dispararon contra tropas estadounidenses. Un aviador estadounidense fue muerto y dos resultaron heridos en un ataque de morteros contra una base aérea en Balad, al norte de Bagdad, dijeron oficiales militares ayer. Se informó de más de 40 iraquíes muertos en combates en torno a la capital ayer.
Estados Unidos estuvo bajo fuerte presión de sus propios aliados para que no tomara Faluja por asalto. El Consejo de Gobierno Iraquí nombrado por EE.UU. emitió una declaración ayer criticando “soluciones militares y la política de castigos colectivos que han sufrido civiles inocentes”.
El director del hospital principal de Faluja, que en realidad es un edificio de un solo piso con facilidades muy limitadas, dijo anteayer que 450 personas habían sido muertas y 1000 heridas durante la Operación Resolución Vigilante de los Marines estadounidenses. Al menos 51 soldados estadounidenses y aliados fueron muertos esta semana.
La oferta norteamericana de una tregua en Faluja resulta evidentemente del aislamiento de la coalición en Irak. El sitio de la ciudad ha llevado a una ola de sentimiento antiestadounidense, desatando manifestaciones y ataques a lo largo y a lo ancho del país.
Estados Unidos también parece estar teniendo dudas sobre su confrontación con Muqtada al Sadr, el clérigo chiíta radicalizado, y su milicia del Ejército de Mahdi. Ha amenazado con atacarlo en Najaf, pero no hasta después de las actuales celebraciones religiosas chiítas. Sadr, por su parte, ha ordenado a sus hombres que no disparen incluso en caso de que les disparen a ellos.
Se espera que más de un millón de chiítas acudan a la celebración de Arbain en Karbala hoy, para conmemorar el día número 40 del aniversario de la muerte del iman Hussein, uno de los fundadores de la fe chiíta, en la batalla de Karbala. En Ashura, que fue el aniversario, 171 personas fueron muertas por ataques con bombas en Bagdad y Karbala.
El Ejército de Mahdi está en control de los accesos a Karbala, y la policía iraquí ha desaparecido de las calles de la ciudad. “Por los enfrentamientos, la policía ha desaparecido, dejando una brecha muy grande en nuestro plan de seguridad”, declaró Afhdai al-Shami, jefe de seguridad de las mezquitas de Iman Husein e Iman Abbas de Karbala.
Los enfrentamientos dentro y fuera de Karbala esta semana han dejado más de 69 muertos y 100 heridos, según Mahdi Masnawi, director general de salud de la ciudad. Muchos peregrinos, particularmente provenientes de Irán, se han mantenido apartados del lugar este año debido a la violencia. Entre los que vinieron, hay poco entusiasmo por Sadr y su milicia.
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.