Mar 02.04.2002

EL PAíS

Cruces blancas y silencio en el escrache a Galtieri

Más de un centenar de veteranos marchó a la casa del represor y ex dictador.
No hubo pintadas, ni cánticos, ni huevazos ni carteles. Simplemente, algo ucho más acongojante: silencio y cruces que quedaron en la puerta de calle.

› Por Laura Vales

No hubo gritos, ni pintadas con aerosol, ni huevazos contra las persianas del edificio de lujo, ni carteles advirtiendo sobre la historia criminal del habitante del primer piso. Los ex combatientes de Malvinas escracharon a Leopoldo Galtieri con un silencio de velorio. Sin pronunciar una palabra, más de un centenar de veteranos marcharon hasta el departamento del ex teniente general ubicado en Villa Devoto cargando más de un centenar de cruces de madera que dejaron, también en silencio, en la puerta de entrada para que el dictador las encontrara a su regreso al hogar. Difícilmente se haya visto un escrache más triste, ni con tanta presencia de la muerte.
Galtieri vive con su mujer y un perro caniche en el barrio de Villa Devoto, en la esquina de Chivilcoy y Tinogasta. Ayer los ventanales de su departamento estaban cerrados y los balcones vacíos. Los ex combatientes se juntaron a cien metros del lugar para su marcha. Encendieron antorchas y cada uno cargó una cruz de madera con el nombre de un soldado muerto en Malvinas. En la columna, junto a los veteranos también caminaron las mujeres y los hijos de los soldados.
“Hacemos este escrache porque Galtieri representa la decadencia total de un régimen que repudiamos y que esperamos que nunca vuelva”, dijo Héctor Rey, ex integrante del Regimiento 7. Rey, que hoy pisa los cuarenta años, cuenta que al volver de la guerra pasó varios años buscando trabajo sin suerte: “Cuando decía que era ex combatiente me rechazaban”, señala. Si pudo rearmar su vida fue por una voluntad “a prueba de todo, pero para muchos eso fue directamente imposible. La última vez que hice la cuenta –recuerda ahora– había 114 veteranos muertos después de la guerra”.
Los ex combatientes prepararon un documento para explicar los motivos del escrache a Galtieri, que leyeron luego de dejarle las cruces al dictador. “El personaje que venimos a visitar, Leopoldo Fortunato Galtieri, simboliza no sólo la traición sino también la desmemoria y la intención del olvido”, dijeron en él. “Galtieri no sólo es un borracho, sino que es el símbolo de que hoy todos repudiamos, de la traición, de la entrega, de la corrupción, de la impunidad del poder, de la injusticia del indulto.”
La protesta tuvo tres objetivos: denunciar la impunidad “para que no sea eterna ni irreversible”, llenar de “contenido el reclamo soberano sobre las Malvinas”, trayendo a la memoria a los caídos en el conflicto y finalmente rechazar la política de silenciamiento sobre el tema, dentro de la cual ubicaron al acto oficial que hoy se realizará en Ushuaia presidido por Eduardo Duhalde.
La de ayer fue la primera protesta frente a la casa de Galtieri, de ex combatientes. “Mi reclamo principal es que el Estado se haga cargo de la atención a nuestros compañeros”, dijo Fernando Magno, quien ayer marchó acompañado por su hijo Juan, de siete años.
Los vecinos de Galtieri salieron a la vereda para sumarse al escrache. En ese barrio acomodado de chalets con ladrillos a la vista y techos de tejas todo el mundo se ha cruzado alguna vez con el represor.
“Lo vemos todos los días, cuando hace los mandados. Yo cuando lo veo venir me cruzo de vereda, pero mi hija se dio el gusto y le dijo de todo en la cara”, contó Ana, que vive en Devoto hace más de 40 años. Otra vecina, Alicia, se lo encontró el sábado en el almacén ubicado a mitad de cuadra. “Soy hija de militares, pero éste y todos los que participaron de la dictadura me dan asco”, dijo a Página/12.
Unos metros más allá, Estela relató que Galtieri “va a misa todos los domingos, en la basílica cercana, donde su mujer tiene el descaro de dejar limosna y él el de comulgar”. El dato escandalizó a otras señoras presentes, algunas de las cuales demostraron conocer las idas y venidas del militar con un grado de detalle sorprendente.
Los ex soldados que organizaron el escrache integran la Coordinadora Nacional de Centros de ex Combatientes de Malvinas. Hoy, junto adelegaciones de varias provincias del interior del país, el sector marchará a la Plaza de Mayo junto a los veteranos de la Corriente Clasista y Combativa, un grupo de gremios y una delegación de piqueteros de manera autónoma a los actos oficiales. Como no quieren mezclarse “ni con el Estado Mayor ni los generales” los veteranos se reunirán en el monumento a los Caídos de Retiro luego de los actos previstos en el lugar por el Gobierno.

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