EL PAíS
› DERRUMBE DE LAS BOLSAS EN EL
MUNDO. BUENOS AIRES RETROCEDIO 8,4 POR CIENTO
Llegó la hora de comprar cascos antitasas
Alan Greenspan, titular de la Fed (banca central estadounidense), insinuó la semana pasada que subiría la tasa de interés. Los financistas están convencidos de que la ajustará en breve. Esa presunción gatilló la corrida, que empezó a desinflar la burbuja bursátil mundial.
› Por Claudio Zlotnik
Primero suponían que no habría cambios hasta el próximo año. Un par de semanas atrás cambiaron de parecer, y estimaron que Estados Unidos adelantaría la suba de la tasa de interés a agosto próximo. Pero volvieron a modificar la previsión y ahora suponen que Alan Greenspan tomará esa medida el mes que viene. Esto provocó caídas generalizadas en los mercados financieros internacionales. La plaza local no escapó a ese derrumbe: el índice MerVal derrapó 8,4 por ciento, haciendo recordar los peores momentos de la crisis. El dólar, que llegó a 3 pesos en algunas casas de cambio, finalmente cerró en 2,93. Al cierre de esta edición, el mercado japonés arrancaba positivo. El Nikkei avanzaba 0,55 por ciento. El MerVal ya perdió 14,5 por ciento en lo que va del mes retrocediendo al nivel que mostraba en noviembre del año pasado, de 921 puntos. La caída de ayer de los papeles empresarios superó a lo ocurrido en Brasil. Allí, la baja accionaria llegó al 5,5 por ciento. A su vez, el real se devaluó otros ocho centavos, a 3,14 unidades por dólar.
Desde Suiza, donde se encuentra de gira, el titular del Banco Central de Brasil, Henrique Meirelles, intentó dar un mensaje desafiante en medio de la histeria de los inversores: aseguró que la autoridad monetaria no intervendrá para sostener el tipo de cambio ya que los fundamentos de la economía brasileña son consistentes, y que, por lo tanto, no se justificaría la actual depreciación de la moneda local (más información en página 20).
La ola bajista se extendió por los principales recintos del mundo. Empezó temprano en Tokio, donde el índice Nikkei cedió 5 por ciento. Siguió por Europa, con declives de 2,9 por ciento en Francfort; del 2,7 por ciento en París; 2,6 por ciento en Madrid; y del 2,3 en Londres. Más tarde le tocó a Wall Street, donde el Dow Jones cayó 1,3 por ciento y el Nasdaq, el 1,1. Entre las principales de América latina, la Bolsa mexicana cayó 3,5 por ciento y la chilena, el 2,1.
Estos ajustes reflejan el inminente cambio del escenario financiero internacional. Greenspan ya dejó entrever que elevará el costo del dinero y los inversores internacionales corren en manada para cambiar de portafolio de inversión. Los últimos datos laborales, que demuestran la fortaleza de la economía estadounidense en medio de tensiones inflacionarias, hicieron prever a los financistas que el Tío Alan subirá la tasa en la próxima reunión de la Reserva Federal, a fines de junio.
La única duda que les queda a los inversores tiene que ver con la velocidad y la magnitud del aumento de la tasa. Algunos bancos líderes de Wall Street sostienen que este año se duplicará, del 1 al 2 por ciento, pero que en el 2005 trepará a entre 4 y 5 por ciento anual.
El flujo de capitales hacia los bonos del Tesoro estadounidense marca un cambio en la tendencia de las inversiones. En los últimos tiempos, con una tasa clavada en un mínimo histórico, los inversores buscaron otros activos más rentables. Eso se reflejó en el boom de las acciones americanas y asiáticas del año pasado, del que no quedó afuera el recinto de 25 de Mayo y Sarmiento. Durante el 2003, el panel tecnológico Nasdaq avanzó el 50 por ciento; el Dow Jones, el 25,3 y el Nikkei japonés, el 19 por ciento. Todas ganancias extraordinarias en comparación a la tasa de interés real de esos países. ¿Acaso la suba de la tasa no marcará también la explosión de esa burbuja que impulsó a las acciones?
Lo cierto es que los movimientos de capitales están perjudicando a Brasil. La salida de fondos agrega incertidumbre a la refinanciación de su abultada deuda externa. Mientras tanto, ayer se notó un nuevo repunte de las tasas de interés y del dólar. Y el riesgo país, ante la caída de los títulos públicos, terminó en 798 puntos, el doble de hace unas pocas semanas.
En los despachos oficiales desestimaban el impacto de la baja de la Bolsa en la economía. Funcionarios consultados por Página/12 coincidieronen que es tan poco el volumen de negocios en acciones –ayer fue de 75 millones de pesos– que es imposible que un desplome de los precios desemboque en un “efecto pobreza” sobre la población.
Una alta fuente de Economía admitió, en diálogo con Página/12, que si persisten las turbulencias en los mercados aumentaría la percepción de riesgo por parte de los empresarios. Y que esta situación trabe decisiones de inversión y perjudique la marcha de la economía.
Por ahora, la preocupación oficial está centralizada en lo que ocurra con Brasil. Como la Argentina se encuentra desenganchada del mercado de crédito internacional, el impacto de las turbulencias es indirecto: por ejemplo en el caso de que la economía del socio mayor entre en una espiral negativa y se desbarranque.
Algunos funcionarios también reconocen como nociva la eventual caída de los precios de los commodities que exporta la Argentina. Una suba de la tasa internacional favorecería un dólar más fuerte y un consiguiente descenso de los precios. Algunos creen, sin embargo, que esta lógica podría equilibrarse con el hecho de que Estados Unidos tiene un déficit comercial record que debe corregir con un dólar debilitado.
El otro punto que concentra a los funcionarios se relaciona con la vocación de China por desacelerar su economía. En la actualidad, esa economía crece a un ritmo del 10 por ciento anual, por lo que ese país se convirtió en una verdadera aspiradora de soja argentina y de sus subproductos.
En línea con la devaluación del real, el mercado cambiario también tuvo una jornada caliente en el microcentro. Al mediodía, el dólar ya había trepado a 2,98 pesos, aunque en algunas casas de cambio se vendía a 3. En ese momento, algunos bancos líderes participaban con compras de divisas por dos motivos: por orden de varias casas matrices de entidades financieras extranjeras y por cuenta de empresas líderes que, atemorizadas por las turbulencias, dolarizaron su liquidez. No obstante ello, el Banco Central adquirió los mismos 45 millones de dólares que, a diario, viene comprando en las últimas semanas.
A media hora del cierre de las operaciones, y con la paridad cercana a los 3 pesos, los exportadores liquidaron divisas en forma masiva. En total se contabilizaron 62 millones de dólares. El cierre, entonces, fue de 2,93 pesos por cada dólar. En la city sospechan que el billete verde podría quedarse cerca de los 3 pesos en las próximas jornadas. Así opinó, por ejemplo, Carlos Lizer, de Puente Hermanos.
El mercado cambiario no parece ser un problema. La cuestión pasa por conocer cómo se dibujará el nuevo mapa financiero internacional, que seguramente ya no será tan favorable para la Argentina.
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