Lun 17.05.2004

EL PAíS  › LA RISPIDA CONVIVENCIA EN EL BLOQUE DEL PJ

La bancada de las peleas

Menemistas, delasotistas, duhaldistas, K puros y tardíos, todos conviven en el mismo bloque. Las peleas y los chispazos.

› Por Felipe Yapur

“Botón”, acusó el diputado a su colega del grupo Talcahuano. El legislador, a quien le dirigieron el adjetivo calificativo, quedó estupefacto porque el agravio había surgido de la boca de un diputado kirchnerista. Sucedió en una reunión de la mesa de bloque cuando hablaban de la causa por los sobresueldos que tiene como uno de los principales implicados al cordobés Humberto Roggero. Nadie defendió al Talcahuano, cada uno se cuida a sí mismo, pero el dicho da cuenta de apenas uno de los tantos conflictos que vive la bancada oficialista donde el jefe del oficialismo, José María Díaz Bancalari, busca mantener un delicado equilibrio entre las diferentes corrientes internas que recelan del presidente Néstor Kirchner, a pesar de que por ahora votan sus leyes.
La crisis en el bloque de diputados del PJ no es precisamente energética. Se cruzan intereses políticos emparentados con las disputas a nivel nacional. Estas, además, tiñen a la interna por el manejo de los 130 legisladores que integran el bloque oficialista de la Cámara baja.
- El complejo mundo K. En el principio, el grupo Talcahuano era apenas una docena de legisladores que respondía al santacruceño Sergio Acevedo. Justamente el hoy gobernador patagónico fue uno de los que denunció el pago de sobresueldos que derivó en una causa penal. La investigación, dormida por dos años, resucitó hace 15 días y la polémica nuevamente estalló en el seno del bloque. La semana pasada, durante una reunión de mesa de conducción, los Talcahuano fueron duramente cuestionados al ser calificados como “buchones”. La sorpresa de este sector que fue la crítica provino de uno de los representantes del kirchnerismo que arribó al Congreso el pasado diciembre.
Desde un primer momento, la relación entre los autodenominados K puros no fue buena con los protokirchneristas. Los Talcahuano fueron criticados por mantener posturas independientes, lo que los llevó incluso a no respaldar algunas leyes. Este sector consideró que las diferencias sólo estaban en lo político, sin embargo, y jamás esperaron una reprimenda por un tema relacionado con la transparencia y la honestidad. Si bien el reproche puede ser achacado sólo a uno de los kirchneristas de paladar negro, el que se haya producido aleja las posibilidades de un acercamiento e incluso de una fusión que agita las aguas K. Por estos días, los Talcahuano piensan y piensan cuál será el camino a tomar.
- La pelea bonaerense. Desde que asumió Kirchner, Díaz Bancalari camina por una cuerda floja. Nunca fue un incondicional de Eduardo Duhalde, pero reconoce sin chistar la conducción de su caudillo. Sin embargo, su adhesión y cercanía con Kirchner le trajeron aparejado cuestionamientos. Este hecho le posibilitó al titular de la Cámara baja, Eduardo Camaño, aprovechar esa diferencia para ganar unos casilleros en la sorda disputa que mantiene con Díaz Bancalari por el verdadero control del bloque. Camaño sabe que no goza de la confianza de Kirchner y le disgusta que la comunicación con el Ejecutivo recaiga totalmente en Díaz Bancalari. En ese marco, el quilmeño se está dando una estrategia de captar a buena parte de los miembros del bloque, molestos por la falta de comunicación entre el Ejecutivo y la bancada. La metodología utilizada por Camaño es sutil. Durante las sesiones suele demostrarle a Díaz Bancalari que está más al tanto que él de lo que sucede en el recinto. Son comentarios, menores a los ojos de un lego, pero que dan cuenta de las diferencias que existen. Es más: Camaño utiliza muy bien su puesto en el Congreso de granjearse –a través de atender las quejas de todos y cada uno de los diputados– el respaldo del bloque que llega incluso cuando muchos quieran saber cuál es su opinión sobre tal o cual proyecto antes de decidir si bajan o no al recinto. Esto, para un jefe de bloque, no es una buena señal porque erosiona su condición de conductor. Por ahora, Díaz Bancalari prefiere rumiar su bronca en silencio. Y es que además debe atender a los legisladores no kirchneristas que le cuestionan su supuesta incapacidad para sortear la decisión de Kirchner de no mantener encuentros con el bloque. “Es una muestra de que el Mono (tal el apodo de Díaz Bancalari) le tiene temor al Presidente porque no se anima a decirle que está equivocado. Está bien eso de que él traiga el mensaje presidencial, pero no puede ser toda la vida así”, se quejó ante este diario una legisladora que responde ciega a Camaño.
- El malhumor cordobés. Tanto menemistas como delasotistas están encolumnados detrás de la disputa que mantiene el gobernador con Kirchner. Se consideran afectados por la Coparticipación que impulsa el Presidente como por la atención que le prodigan al transversal intendente Luis Juez. Por ahora votaron las leyes del Ejecutivo, pero ya están mostrando sus uñas. Para contrarrestar el resurgimiento de la reforma política que impulsa el Gobierno, los cordobeses respaldan la iniciativa de Alfredo Atanasof. El duhaldista presentó un proyecto en ese sentido, pero mucho más light que el del Ejecutivo. “No permitiremos que nos destruyan el aparato partidario”, se quejó un diputado cordobés que además sangra por la reapertura de la causa de los sobresueldos donde está involucrado uno de sus líderes, el riocuartense Roggero.
- Santa Fe no es Obeid. Además de los cordobeses, otro sector que se queja dentro del bloque es el santafesino. Reutemistas hasta el tuétano, no le perdonaban a Kirch-ner la diferencia que mantenía con su líder. Se quejaban, pero igual votaban las leyes que remitía el Ejecutivo. Lo hacían más por conveniencia que por convicción. Sabían que no era el tiempo para agudizar las diferencias, pero bastó simplemente con que Kirchner se reuniera con Carlos Reutemann para que los ánimos se aplacaran una vez que el Lole les dijera que todo estaba bien ya. El que no está tranquilo es Jorge Obeid, pero a los legisladores santafesinos poco les importa. “El problema de Obeid es que sabe que no es el jefe de la provincia. A pesar de ello no se ubica. Así, el Turco se rebaja a pelearse con un intendente (Luis Juez) por la política de transversalidad del Presidente. Tiene que entender que si el Lole ya arregló, entonces debe calmarse”, repite una legisladora que tiene trato directo con el actual senador nacional.

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