EL PAíS
El acto por el 25 de mayo tendrá música, pero nada de política
En un primer momento se pensó en un acto político en el que Kirchner hablaría desde el balcón de la Rosada. Sin embargo, el acto por el primer año de gobierno será ahora un festival musical que cerrará Silvio Rodríguez.
› Por Martín Piqué
Se había pensado en un gran acto político, con una multitud desbordando la histórica Plaza y Néstor Kirchner hablándole desde ese balcón que tanto fotografían los turistas. Pero, al compás de los últimos vaivenes de la realidad nacional, el Ejecutivo decidió diluir al máximo el contenido político del acto aniversario del 25 de mayo al que ahora convirtió en una “fiesta patria popular”, con un festival musical que cerrarán el cubano Silvio Rodríguez y el español Luis Eduardo Aute. En consecuencia, Kirchner no aparecerá en el balcón y la única sorpresa posible estará puesta en la aparición de algún músico famoso. No digamos más.
El 25 de mayo tendrá un perfil cultural. Luego del tradicional Te Deum en la Catedral, quienes se acerquen a la Plaza de Mayo podrán jugar al ajedrez o recordar episodios de 1810, tomar un chocolate caliente ofrecido por el Ejército y, finalmente, escuchar un recital muy variado que incluirá a cantautores, grupos de folklore y de rock y hasta un espectáculo de ballet. En la Casa Rosada están organizando todo con la expectativa de convocar a unas 50 mil personas, y para eso confían en los nombres de los artistas y en la espontaneidad de la gente.
El aniversario de la asunción de Kirchner era un tema de discusión desde los primeros meses del año. Luego del debut del kirchnerismo en Parque Norte –aquel 11 de marzo que quedó tan lejano tras la aparición de Blumberg y la crisis energética–, los sectores que apoyan al Presidente especulaban con armar un acto multitudinario el 25 de mayo. En esos planes se notaba cierta competencia con el duhaldismo por el poder de movilización callejera y la urgencia por trasladar a la calle los índices de apoyo público que entonces mostraban los sondeos.
Dos meses después, el Gobierno decidió postergar para más adelante cualquier intento de ese tipo. Por orden del Presidente, la decisión fue copiar lo que ya se hizo el 9 de julio de 2003, cuando León Gieco y Víctor Heredia tocaron en la puerta de la Rosada. En esa oportunidad, Educación invitó a alumnos de escuelas primarias a recorrer los despachos de Balcarce 50. La idea es repetir aquello, pero a una escala mayor.
La organización de la jornada “cultural, educativa y deportiva” está en manos del jefe de Gabinete, Alberto Fernández; el secretario general de la Presidencia, Oscar Parrilli, y el secretario de Comunicación, José Albistur. Con el aporte del ministro de Educación, Daniel Filmus –se instalarán juegos educativos para niños–, los funcionarios invitaron a una legión de artistas para recordar la fecha patria.
Hasta el momento confirmaron su presencia el bailarín Maximiliano Guerra, los cantantes Julia Zenko, Juan Carlos Baglietto, Lito Vitale, Teresa Parodi, Víctor Heredia y Litto Nebbia, y el grupo Súper Ratones. Sin dudas, en la selección influyó el gusto de Fernández, un fanático confeso de Nebbia y de los Súper Ratones. El cierre del evento tendrá un perfil progre: estará a cargo de Aute y de Silvio Rodríguez. En la Rosada aseguran que, en la intimidad, el cantautor cubano se autocalifica como “marxista kirchnerista”. Pero aparte de todos estos nombres, en el Gobierno esconden uno más que, si se confirma, causará sorpresa. Como para dar una pista, se puede adelantar que el invitado especial aparecía sólo para tocar el himno.
El debate
“Va a ser una fiesta popular, nada de política”, aseguró a Página/12 un importante miembro del gabinete. La afirmación del ministro no era gratuita porque esconde cierto debate interno en el Gobierno y en los sectores políticos que conforman el kirchnerismo. Entre los funcionarios más cercanos al Presidente, la impresión que prevalece es que la gestión es y seguirá siendo la piedra fundamental del proyecto político kirchnerista. Allí no ven como una urgencia, o como una necesidad inmediata, la tarea de “organizar el consenso”.
Pero ese slogan, en cambio, es una de las prioridades de otros sectores del kirchnerismo. En especial, de aquellos que están intentando construir agrupaciones afines en la provincia en una silenciosa pero constante disputa con el duhaldismo. En esos sectores existe bastante desilusión con las dos alternativas políticas que alentó el Presidente –la Corriente Peronista Federal y Confluencia Argentina– porque consideran que no se privilegió a los dirigentes con trabajo territorial.
“Hasta ahora la mayor parte de las apoyaturas políticas del Presidente surgieron en torno a los funcionarios, que estaban absorbidos por sus funciones, y por un PJ que sigue actuando corporativamente, como una cáscara vacía”, es el balance que hacen esos grupos disconformes.
Quienes comparten esta visión son los dirigentes que no forman parte de la gestión –diputados, gremialistas o piqueteros amigos– y que ya están preparando un segundo encuentro del kirchnerismo, como el del 11 de marzo pasado. Entre quienes apoyan la tesis de avanzar en la “organización del consenso”, la idea es “pelear institucionalmente por los distritos”, lo que significa competir con los intendentes del PJ bonaerense.
Una primera prueba para este sector será movilizarse a la Plaza de Mayo el 25, pese a que el Gobierno quiere hacer sólo un festival cultural. Claro que esta estrategia, aunque consentida, no es tomada en serio por algunos integrantes de la Rosada. “Los que piensan así están afuera de todo, son kirchneristas gurkas”, respondía un ministro a Página/12. El 25 de mayo, cuando Silvio Rodríguez cante en la Plaza, el debate seguirá inconcluso, pero seguro que ahí todos se unen para aplaudir.