EL PAíS
› EL FMI ENSEÑA A SUS FUNCIONARIOS COMO EXPLICAR LO INEXPLICABLE
Manual para responder al periodismo
El FMI preparó un documento que, a modo de manual de instrucciones, alecciona a sus funcionarios sobre cómo contestar a las “críticas más comunes” al organismo. Las respuestas que deben ofrecer los burócratas del FMI son desopilantes.
› Por Maximiliano Montenegro
¿Los programas del FMI imponen ajustes fiscales a los países con crisis financieras? ¿El Fondo favorece a los banqueros y a las élites económicas? ¿El FMI está dominado por el G-7 y en especial por el Tesoro norteamericano? ¿Se preocupa el Fondo Monetario por los derechos humanos? No es chiste. Página/12 tuvo acceso al documento que, a modo de manual de instrucciones, alecciona a sus funcionarios sobre cómo responder a las “críticas más comunes” al organismo. Las respuestas que deben ofrecer los burócratas del FMI, ante “las preguntas más usuales”, son desopilantes.
–¿Los programas del FMI imponen ajustes fiscales en los países con crisis financieras?, interroga, didáctico, el manual del organismo.
“No. Un país en una crisis financiera probablemente enfrente un período de ajuste, tenga o no un acuerdo con el FMI. Un programa del FMI reduce la magnitud necesaria del ajuste de cinturón y contribuye a lograr una recuperación más rápida que en cualquier otro caso”, es la respuesta sugerida. Nótese en la contestación el tono propio de los avisos televisivos que, ideados desde Miami, promocionan diversos productos a través del sistema de venta directa (“¡Llame ya!”).
Como el tema es particularmente sensible en la agenda del Fondo, por las dudas de que los funcionarios se queden sin letra, se brindan más argumentos. Siempre apelando a frases cortas y metáforas populares, un estilo propio del marketing publicitario:
- “Culpar al FMI por las dificultades que un país enfrenta en una crisis es culpar al doctor por la enfermedad del paciente”.
- “La medicina en el campo de batalla nunca es perfecta. Por eso, las recomendaciones del FMI en situaciones de crisis no están talladas en piedra, sino que son revisadas frecuentemente a la luz de las circunstancias”.
- “Las países no reclaman los préstamos del FMI cuando sus economías están en buen estado. Acuden al FMI cuando, por una combinación de mala suerte (sic) y malas políticas, ya han caído en profundas dificultades financieras. Esta ha sido la historia de los programas del FMI en los últimos 50 años, desde Perú en 1954, a Corea en 1997 y Argentina en la actualidad”.
- “Los programas del FMI, incluso cuando incluyen recortes en el gasto público, buscan poner a resguardo la red de seguridad social. Los países son asesorados para recortar gastos en usos improductivos y redireccionar aquellos gastos para aminorar el impacto de la crisis financiera sobre los pobres...”.
–¿El FMI favorece a los banqueros y al establishment económico?, es la segunda pregunta que autoformula el manual de estilo del Fondo.
La réplica sugerida a los funcionarios apunta a reconciliar al capital con el trabajo (un discurso casi menemista), sin inmiscuirse en la incómoda cuestión de la distribución del ingreso:
- “El apoyo del FMI a un país incluye: 1) asesoramiento sobre las políticas que deberían aplicarse; 2) financiamiento para sobrellevar las dificultades. Las políticas correctivas restaurarán la confianza, para que los capitales lleguen nuevamente al país. Esto no debe ser visto como favorecer a los banqueros y a las elites”, advierte el documento.
- “El ingreso de capitales y la inversión extranjera benefician al país como un todo porque generan crecimiento y crean empleos. En países donde el sector financiero ha sido golpeado duramente, restaurar el funcionamiento del sistema financiero es clave para salvaguardar los depósitos de los ciudadanos y restablecer los préstamos bancarios a las empresas”.
–¿El FMI está dominado por el G-7 (Grupo de los Siete) y, en particular, el Tesoro norteamericano?
“No”, recomienda contestar de manera categórica el manual, por más que la historia reciente de las negociaciones entre la administración Kirchner y el Fondo lo desmienta. “Es cierto que gran parte de los recursosfinancieros del FMI son provistos por el G-7, pero las decisiones son tomadas por consenso entre los accionistas del Fondo. Los accionistas del FMI son sus 184 países miembros”, agrega.
–¿Por qué el FMI alienta a los países subdesarrollados a reducir sus barreras arancelarias cuando los países industrializados no lo hacen?
¡Qué buena pregunta!, dicen que aconsejan retrucar a sus funcionarios los asesores de imagen del organismo. Lástima que la respuesta sugerida en el manual no es demasiado convincente. “A pesar de lo que hacen los países industrializados, los países subdesarrollados serían beneficiados por la liberación del comercio”, asegura.
Los argumentos son tomados de la teórica clásica del comercio internacional, que Inglaterra se encargó de difundir por el mundo durante el siglo XIX:
- “El libre comercio crea una situación en la que todos ganan. Estudios del FMI y del Banco Mundial han estimado ganancias en el bienestar global de entre 250.000 y 680.000 millones de dólares si se eliminaran las barreras arancelarias y las restricciones al ingreso de mercaderías tanto en los países desarrollados como en los subdesarrollados”.
- “Es cierto que algunos países subdesarrollados obtendrían grandes ganancias del comercio sólo si los países desarrollados redujeran sus subsidios. Sin embargo, sólo porque los países industrializados no practiquen políticas que son económicamente sensibles y moralmente responsables, no es motivo para que los países subdesarrollados no lo hagan”, insiste el informe.
El manual no contempla repreguntas. La obvia, en este caso, sería: ¿Los países desarrollados alcanzaron ese status aplicando políticas de libre comercio a ultranza? ¿O las impusieron a otros países y gracias a ello se desarrollaron?
El FMI sostiene que “los países que liberaron el comercio crecieron más que los países que mantuvieron sus economías cerradas”. Pero a la hora de apelar a la historia sólo cita el caso de “los ex países comunistas”, para los cuales “liberar” significaba, en realidad, ingresar al sistema del comercio internacional; o los ejemplos de India y China, que siguen un proceso de apertura gradual de sus economías.
Pregunta del autor de este artículo: ¿Cómo se explica la experiencia de los países del sudeste asiático, el caso de industrialización más exitoso en la historia reciente del capitalismo?
–¿El FMI se preocupa por los derechos humanos?
“Sí, apoyando políticas económicas sólidas y transparentes y estimulando a los gobiernos a establecer un diálogo constructivo con la sociedad civil, el FMI contribuye a promover los derechos humanos económicos.”
El Fondo Monetario, que nunca financió a dictadura alguna –en Argentina, Latinoamérica, Africa, u otras partes del mundo–, también contribuye a garantizar el respeto a los derechos humanos a través de otros medios. Así, el menú de posibles respuestas a elección de los burócratas del organismo es el siguiente:
- “El imperio de la ley y la transparencia son importantes para crear una cultura en la que los derechos humanos son valorados”. (Entre paréntesis, ¿por qué no existía este manual en 1997, cuando Carlos Menem fue el orador principal de la Asamblea del Fondo Monetario?)
- “La participación de los pobres en el proceso de desarrollo es un paso importante para promover los derechos de los más pobres y vulnerables”.
- “La gerencia del FMI ha observado que una economía global requiere de una ética global, reflejando el respeto por los derechos humanos y al mismo tiempo reconociendo la responsabilidad personal y social”.
- “Otras organizaciones, como el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Amnistía Internacional y Human Rigths Watch, se encargan directamente de defender los derechos humanos. El mandato del FMI es promover la estabilidad financiera global y reducir la pobreza, contribuyendo, entonces, indirectamente al avance de los derechos humanos”.
Pregunta de este periodista: ¿Por qué no existe todavía una cláusula en los estatutos del Fondo que prohíba expresamente sellar acuerdos con gobiernos dictatoriales?