EL PAíS
Todos son testigos
› Por Victoria Ginzberg
Todos los diputados que integraban el bloque peronista en 2002 deberán presentarse como testigos ante el juez Claudio Bonadío, quien investiga el pago de sobresueldos a los legisladores. Esa causa fue reabierta el mes pasado por la Sala I de la Cámara Federal, que, en base a declaraciones de los miembros del grupo Talcahuano, consideró que estaba probado el delito de “ofrecimiento de dádivas”.
Siete diputados kirchneristas aseguraron en las declaraciones escritas que presentaron al juzgado que, entre marzo y abril de 2002, la presidencia del bloque peronista, que ejercía Humberto Roggero, ofreció dinero “extra” como “complemento” de la dieta. De acuerdo con los testimonios de Sergio Acevedo, Arturo Lafalla, Ricardo Falú, Adriana Kuney, Dante Canevarolo, Gerardo Conte Grand y Julio Gutiérrez, quienes figurarían como involucrados en la maniobra son, además de Roggero, Juan Manuel Urtubey y Guillermo Amstutz. Resta dilucidar el rol del titular de la Cámara, Eduardo Camaño.
Bonadío había cerrado el expediente, pero los camaristas Gabriel Cavallo y Horacio Vigliani dispusieron que debía continuar y profundizar la investigación. Para ellos, había condiciones para indagar a los imputados. Antes de ordenar esa medida, Bonadío planea escuchar a todos los miembros del bloque para saber si el resto de los diputados reconoce el ofrecimiento o la aceptación de sobresueldos. Así lo indica el pedido que hizo el magistrado al Congreso para que le envíen la lista de los integrantes y autoridades de la bancada peronista en 2002. Quienes sigan siendo legisladores, podrán testimoniar por escrito. Además, según confirmaron en Diputados, el juez solicitó el sumario administrativo que se hizo en la Cámara cuando los kirchneristas denunciaron públicamente la existencia de dinero en negro como “complemento” de la dieta.
Según el testimonio de Canevarolo, “en el mes de abril de 2002 en una reunión del bloque del PJ en el despacho del presidente del bloque, a la que asistieron unos 20 diputados, Roggero dijo, en voz baja, que a partir del mes siguiente se daría una suma extra de dos mil pesos. Puso énfasis en que la cuestión debía ser confidencial y sobre todo en que no se enterara la prensa”. Otros legisladores puntualizaron que en encuentros privados con Roggero o con otros diputados que dijeron venir de su parte recibieron sobres con dinero que rechazaron. Conte Grand describió que en junio de 2002, Ro-
ggero “se dirigió a su escritorio, abrió un mueble que está detrás del mismo, extrajo un sobre blanco y quiso entregármelo, comentándome que tenía la suma de mil pesos, que se iba a abonar mensualmente a los diputados del bloque con el objeto de satisfacer la demanda que tenían varios diputados”.