Muro de los lamentos
El agrande de Miguel Núñez con el Racing de Fillol duró lo que la luz de un fósforo. Pero el bajón del vocero de Kirchner tras la segunda derrota con River no fue nada al lado del que mostraba el sábado Alberto Fernández. El jefe de Gabinete no podía creer que al Argentino Juniors de sus amores se le escurriera el campeonato después de tenerlo prácticamente asegurado. “Estoy destrozado”, dijo el hombre con voz de ultratumba. Ante tanta amargura, Aníbal Fernández puso su cuota de compasión. “Argentinos no es santo de mi devoción. Pero yo quería que gane por Alberto. Juro que yo sé cómo duele eso”, dijo el ministro del Interior. Y cómo no saberlo si es hincha de Quilmes, que perdió seis “finales” al hilo.

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Volver, con la
frente marchita
Lo vincularon a la Logia P-2 y no tuvo mejor idea que volar a Estados Unidos para salir del centro de escena. Pero a Federico Bartfeld la estrategia no le salió nada bien, ya que a pesar de la lejanía el ministro Rafael Bielsa lo dejó fuera de la Cancillería. Por eso ahora, tras compartir unos días con su hijo, un funcionario diplomático de carrera, retornó en busca de trabajo... y de venganza. Para lo primero ya encontró puesto en el estudio de su hermano Arnoldo. Para la otro... quién sabe.

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Los amores de Cristina
Pasaron varios días desde las celebraciones del 25 de Mayo. Pero Cristina Kirchner sigue embelesada con Silvio Rodríguez. No sólo porque el cubano le dedicó Oleo de una mujer con sombrero, al enterarse vía Víctor Heredia que ése es el tema preferido de la primera ciudadana, sino también por haber recibido una caja con la colección de los compacts de Silvio enviadas, obviamente, por el propio trovador.

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Senatrucho
No fue el mejor estreno de la señal Senado TV. La ansiedad o los nervios del debut hicieron que el canal pifiara el nombre de varios legisladores que aparecían en pantalla. Y para peor les tocó insistir con la imagen de un supuesto senador, que terminó siendo un senatrucho, ya que se trataba de un colaborador de la justicialista Laura Martínez Pass de Cresto que se sentó por error en una banca

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Silbando bajito
Nunca pasaba desapercibido. Siempre le gustaba ser protagonista. Y durante mucho tiempo lo logró despilfarrando hipótesis conspirativas sobre la realidad argentina. Ayer, sin embargo, Guillermo Patricio Kelly lucía cabizbajo, casi deseoso de que no lo reconocieran, pidiendo turno para un electro en el sanatorio Mater Dei.

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Malentendidos
El curioso no salía de su asombro con lo que escuchaba. “Lo de Bielsa es un cachivache. Está haciendo cualquier cosa. Así la Argentina va a pasar papelones en el mundo. Es la antiestrategia”, decía anoche Aníbal Fernández. Todo hacía pensar en la explosión de una feroz interna oficial entre el ministro del Interior y el canciller Rafael Bielsa. Claro, hasta que el curioso escuchó el remate del verborrágico funcionario. “Lo único que hizo fue mezclar jugadores buenos, pero eso no garantiza que el equipo funcione. Por suerte, se pudieron ver algunos destellos de Tevez y Saviola... que si no...”

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Enemigos íntimos
Se presentan como el agua y el aceite. Se podría decir que casi ni se hablan. Peor aún: uno investiga al otro por las irregularidades cometidas en el proceso de la causa AMIA. Sin embargo, en las últimas semanas el destino los terminó sentando uno junto al otro. Es que, sin proponérselo, los jueces Claudio Bonadío y Juan José Galeano comparten el mismo curso de posgrado en la UCA.

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Una foto menos
Se sabe. Aquellos lugares o personajes a los que Néstor Kirchner escapa, Daniel Scioli los reivindica con su presencia. ¿Ejemplos? La famosa foto de San Vicente, junto a Eduardo Duhalde. O el retrato que se tomó este sábado junto a José Manuel de la Sota. Pero el vice no se conforma con el cabotaje y quiso aprovechar la negativa del Presidente para colarse en la boda real sabiendo que la primera dama, Cristina, también desertaría. “La invitación es personalizada”, lo cortaron en seco.

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¿Locro está?
El plan ya estaba acordado. Ginés González García se encargaría de poner el locro, y algunos funcionarios kirchneristas la fuerza para que la Argentina venciera. Lo cierto es que la selección cayó derrotada ante Brasil y nunca más nadie supo de aquel encuentro que pergeñaba el ministro de Salud. Evidentemente nadie quiere que lo tilden de yeta.

* Colaboró Adriana Meyer.