EL PAíS
› EL GOBIERNO Y FELIPE SOLA PROFUNDIZARON SU ENFRENTAMIENTO
Con los gobernadores como rehenes
Solá le envió ayer una carta explicando su propuesta de coparticipación a los otros gobernadores y legisladores. El Gobierno anunció reuniones por la Ley de Coparticipación.
› Por Fernando Cibeira
El enfrentamiento entre el Gobierno y Felipe Solá por los fondos de la coparticipación correspondientes a la provincia de Buenos Aires quedó ayer a punto caramelo. Para ganar el apoyo de sus pares en su cruzada, Solá le dirigió una carta que envió al resto de los gobernadores y a los legisladores nacionales en la que les aclara que los recursos que exige para su terruño no deben salir de lo que se reparte a las otras provincias sino de la Nación. Al parecer, no le creyeron. Luego de reunirse con funcionarios de la Casa Rosada, el gobernador de Entre Ríos, Jorge Busti, sostuvo que el reclamo de Solá es egoísta porque irá en detrimento de los distritos chicos, con lo que dejó a Felipe con un pie en el aire. En medio, en Gobierno insistieron que el pedido del bonaerense es “inviable” porque obligaría a cambiar los números del superávit fiscal y anunciaron una reunión con gobernadores por la coparticipación.
Ante la negativa oficial a revisar los números de su provincia, Solá decidió redoblar su apuesta. Mandó un mensaje a los principales representantes del interior para mantener la disputa en el eje provincias-Nación y no, como se venía perfilando, en la reedición del clásico Buenos Aires-interior. “No es intención del gobernador que el resarcimiento para Buenos Aires se haga a costa de las demás provincias, porque los mayores recursos que la provincia merece deben provenir de la actual participación de la Nación”, sostuvo Solá en la carta que repartió entre gobernadores, senadores y diputados.
No casualmente, Solá sufrió ayer un nuevo paro de estatales (ver aparte). El gobernador dice que para dar aumento –piensa en unos 100 pesos– le resulta imprescindible que el Gobierno le envíe más fondos. Además de más coparticipación, el gobernador reclama el pago de una deuda de 460 millones de pesos. En total, reclama mil millones más.
Solá propone también un cambio en el reparto fiscal e ideó un proyecto copiado del sistema canadiense donde se distribuyen los recursos según el gasto de cada provincia en educación, salud y seguridad.
Desde el comienzo de la controversia, el Gobierno respondió que el reclamo de Felipe es inviable, algo que ayer reiteró el ministro del Interior, Aníbal Fernández. “No es serio que una provincia se ponga encima de las otras”, respondió. El presidente Néstor Kirchner está enojado con Solá porque llevó su pataleo a los diarios e insisten en que abrir el debate sobre la ley de coparticipación llevaría a las arcas nacionales a perder un punto de su PBI, que iría a parar a las provincias. Si así fuera, habría que salir a buscar recursos de algún lado para llegar al superávit pautado con el FMI.
Y no sólo eso. El viernes pasado publicaron un aviso en los diarios detallando los fondos enviados a las provincias en lo que va del año, comparándolo con el mismo período de 2003. La primera de la lista era Buenos Aires y se leía que en la primera mitad del año pasado los fondos nacionales eran 1854,7 millones de pesos en comparación con los 2792,9 de 2004. Es decir, con el mismo porcentaje de coparticipación, la mejora en la recaudación le permitió a la provincia recibir 947 millones más.
A primera vista, Solá no consiguió el efecto buscado con la carta. El entrerriano Busti, que ayer estuvo con el Presidente y luego se reunió con el secretario general de la Presidencia, Oscar Parrilli, salió a cruzarlo. “Parece arrogarse la representación de todos los distritos”, dijo. Busti anunció una posibilidad que el ministro Fernández confirmó después: que el Gobierno pensaba en una reunión con todos los gobernadores, que en los hechos funcionaría como un encuentro anti Solá. “El Presidente va a estar con los gobernadores desarrollando políticas comunes”, explicó Fernández.
Lo que quedó en evidencia es que el resto de las provincias –sobre todo las más chicas– parecen cercanas a la posición de la Rosada de mantener la Ley de Coparticipación tal cual, total, la recaudación sube y susrecursos también. Solá quedaría así solitario en su oposición al Gobierno, el mismo del que hasta hace casi nada funcionaba como su mejor aliado.