EL PAíS
› CRITICA DEL EX PRESIDENTE A LA ACTITUD DE KIRCHNER PARA CON SOLA
Cayó Duhalde y creció la pelea
Discrepó públicamente por primera vez con Kirchner, respaldando al gobernador en su pelea por más coparticipación para la provincia. El Presidente respondió que Solá está buscando un botín político. Reunión con los otros gobernadores.
› Por Diego Schurman
La inclusión explícita de Eduardo Duhalde en la pelea por la coparticipación federal no hizo más que profundizar ayer la puja entre Néstor Kirchner y Felipe Solá. Apenas poco después de que el ex mandatario saliera a reclamar mayor dinero para las arcas provinciales, el Gobierno inició una ronda de conversaciones con el resto de los gobernadores con el propósito de aislar al mandatario díscolo. Por si quedaran dudas del enojo oficial, el propio Presidente lo criticó “por estar viendo de qué forma tiene algún botín político y económico”.
Duhalde ingresó a la pelea con un baño de sinceridad sobre la tirantez de las relaciones. “Si nos cerramos en nuestras posiciones y queremos ser dueños de la verdad, las cosas no están bien”, advirtió en un claro mensaje hacia la administración kirchnerista. El ex presidente sorprendió más por blanquear su reclamo que por el reclamo en sí mismo.
Hasta ahora, la cruzada estaba a cargo de Solá y otros bonaerenses de buen contacto con el Gobierno, como el presidente de la Cámara de Diputados, Eduardo Camaño. Eso era motivo suficiente para que en la Casa Rosada se insistiera con aquella muletilla de que los problemas no los tenía con Duhalde sino con los duhaldistas. Sin embargo, ayer debió ajustar el discurso. Desde Canadá, donde se encuentra en su rol de presidente de la Comisión de Representantes del Mercosur, Duhalde reclamó “devolver la coparticipación” a la provincia de Buenos Aires. En buen criollo, pidió que le reasignen los 8 puntos –unos 2 mil millones de pesos– que Raúl Alfonsín les quitó a los bonaerenses en 1987.
El ex mandatario aseguró por radio que el reclamo hasta ahora expresado por el gobernador bonaerense era “justo”. Y recordó que el propio Kirchner se había manifestado en ese sentido durante la campaña. “Por eso hay que sentarse a dialogar, el diálogo es imprescindible. Yo le he pedido al Presidente, la semana pasada, que lo atendiera a Solá o que se abriera una mesa de diálogo a nivel del Ministerio de Economía”, dijo.
El Gobierno, muletillas aparte, siempre sospechó que detrás de los reclamos de Solá estaba Duhalde. Pero nunca imaginó que el ex se fuera a meter de lleno en la puja. Ante esa jugada, que consideraron fuerte, una respuesta fuerte: aislar a los díscolos.
Por eso, Kirchner concretó ayer mismo un encuentro con José Manuel de la Sota para hablar del tema. Primero lo recibió el jefe de Gabinete, Alberto Fernández, y después el Presidente. Que el gobernador cordobés –el mismo que la Casa Rosada ubicó en los antípodas de su pensamiento pese a ser peronista– abriera la ronda de encuentros con mandatarios fue la señal más contundente sobre los términos en que se planteará la pelea con los bonaerenses.
De la Sota devolvió las gentilezas, encolumnándose con su otrora enemigo interno. “A mí me gustaría que todos los gobernadores hablemos entre nosotros antes de hacer peticiones unilaterales”, le pegó a Solá. Casi en esos términos se había expresado durante la jornada el ministro del Interior, Aníbal Fernández, quien había cuestionado las “presiones mediáticas” del bonaerense.
Las conversaciones con distintos mandatarios seguirán hasta el viernes. Además de la concretada cumbre con De la Sota, hubo contactos con Miguel Saíz (Río Negro), Aníbal Ibarra (Capital Federal) –quien también le pegó a Solá por “cortarse solo”–, Mario Das Neves (Chubut) y Sergio Acevedo (Santa Cruz), según informaron fuentes oficiales. En esa nómina, no figura el gobernador bonaerense.
“Vamos a hablar con todos, uno por uno, algunos personalmente, otros por teléfono, menos con Solá”, aseguró a Página/12 uno de los funcionarios de consulta permanente de Kirchner dando una elocuente muestra de la sensación térmica que se instaló en el Gobierno desde la irrupción radial de Duhalde.
Solá, que se reconoce como una pelotita de tenis en un partido que disputan kirchneristas y duhaldistas, no es el único castigado. Tampoco está en la consideración oficial el neuquino Jorge Sobisch, tempranamente lanzado para las presidenciales del 2007. La estrategia del aislamiento de la Casa Rosada crispó a los hombres del gobernador bonaerense, que buscan quitar al Gobierno argumentos políticos para semejante desplante.
“A Felipe lo están estigmatizando. Pero no tiene línea interna ni busca la reelección. ¿Cuál es el botín político al que alude el Presidente? Es más, podría irresponsablemente arreglarse con la plata que hay. Pero para llevar adelante la reforma política, educativa y judicial, que el propio Kirchner reclama, hace falta más plata”, sentencian en La Plata con un discurso único (ver página 4).
La decidida intervención de Duhalde en la pelea no hace otra cosa que abrir todo tipo de especulaciones. En especial aquellas que traen nuevamente al centro de escena “la madre de todas las batallas”, como ya se acostumbra decir a la siempre latente pelea entre kirchneristas y duhaldistas en la provincia de Buenos Aires.
Es un secreto a voces, pero en el mundillo político aseguran que cualquier inyección de dinero fresco en la provincia será bien aprovechada por la tropa de Duhalde para hacerse fuerte ante un eventual desembarco de los “K” en territorio bonaerense. Se trata al fin de un nuevo capítulo de la crónica de una pelea anunciada.
Subnotas