EL PAíS
› NO HUBO ACUERDO ENTRE EL GOBIERNO Y LOS PIQUETEROS DUROS
El encanto del diálogo en paralelo
Tomada les pidió a los piqueteros que cambiaran de metodología, pero le dijeron que no. Prometieron una nueva reunión.
› Por Laura Vales
El Gobierno les pidió a los piqueteros del ala dura que abandonaran los cortes de ruta y las tomas de edificios. “No es el camino para tener un diálogo con nosotros”, les dijo el ministro de Trabajo, Carlos Tomada, a los principales dirigentes del sector, en la única ronda de café de la reunión que mantuvieron en el Ministerio de Trabajo. Los dirigentes contestaron que la Casa Rosada “tiene dos agendas, una que avanza con el FMI y otra incumplida con los desocupados y trabajadores”. Como era de prever, ratificaron que mantendrán los métodos del movimiento.
El encuentro se realizó en medio de dos planes de lucha que volvieron a poner el conflicto social en el centro de la atención. El viernes finalizó una semana que incluyó ocupaciones a locales de McDonald’s y el hotel Sheraton. Por otro lado, desde ayer y hasta el sábado habrá actividades por los dos años de los asesinatos de Darío Santillán y Maximiliano Kosteki. Este reflote de la protesta, además de la presión que generan de por sí sobre el Ejecutivo, dio lugar a quejas de los sectores empresarios, que piden orden y control sobre la calle.
La reunión tuvo dos momentos de chispazos. Uno fue en torno a la situación social. Tomada consideró que la situación sigue siendo grave, pero no tan angustiante como al principio. Sostuvo que el Gobierno está haciendo todo para crear empleo, con políticas articuladas contra la pobreza y la desigualdad. “Eso va más allá del Plan Jefas y Jefes, estamos haciendo el mayor gasto social de los últimos años”, dijo el funcionario. Los piqueteros tenían una opinión absolutamente contraria y sacaron a relucir los últimos índices que registran un desempleo del 19,5 por ciento, si se cuenta entre los que no tienen trabajo a los beneficiarios de planes. En esa discusión hubo varios cruces.
El segundo momento en que la conversación subió de tono fue al hablar del incendio en las minas de Río Turbio. Por lo demás, la mesa trató las demandas conocidas sin grandes novedades. Trabajo insistió en su rechazo a universalizar los subsidios. Dijo, por otra parte, que sería muy difícil aumentar su monto de 150 a 350 pesos, pero en cambio dejó una puerta abierta para volver a otorgar un aguinaldo social. Y abrió una agenda de futuras conversaciones para tratar puntos específicos, entre ellas una con todo el gabinete social.
La reunión de ayer no fue una más. En estas semanas se está definiendo una nueva relación entre el Gobierno y las organizaciones de desocupados. El piqueterismo duro se está reagrupando con el pedido de universalización y mejora de los planes. El sector –especialmente aquellas organizaciones vinculadas a los partidos de izquierda– está dispuesto a hacer más fuertes sus reclamos porque evalúa que el Gobierno ha tenido un desgaste. Allí consideran que las negociaciones por la deuda externa, el aumento en los precios de los alimentos, la suba en las tarifas de las privatizadas y la continuidad de altos niveles de desocupación afectaron las expectativas que parte de la sociedad tenía en la gestión actual. Por estos motivos, de aquí en más van a tratar de estar más en la calle.
También para la Casa Rosada existe una situación de cambio. El lanzamiento del frente piquetero kirchnerista le abrió la posibilidad de aislar al ala opositora. En el gabinete no son pocos los ministros que sostienen que las movilizaciones piqueteras se están debilitando y apuestan a que las manifestaciones continuas no tengan otro resultado que desgastar aún más al movimiento.
En la reunión participaron cuatro funcionarios de Trabajo y quince por los desocupados. Tomada estuvo acompañado de la viceministra Noemí Rial, el secretario de Empleo Enrique Deibe y el asesor Pedro Cámpora, tres habituales interlocutores de las agrupaciones.
En el grupo piquetero hubo 15 referentes. Néstor Pitrola (Polo Obrero), Alberto Ibarra (Movimiento Territorial de Liberación), Gustavo Giménez (Teresa Vive), Oscar Kuperman (Coordinadora de Unidad Barrial) y Antonio Bitto fueron algunos de ellos. Raúl Castells, cuyo Movimiento impulsó la toma de los McDonald’s, no fue, pero envió en su nombre a Ovidio Pepe.
Además de los puntos ya mencionados, la agenda de reclamos incluyó la solicitud de revisión de planes dados de baja y de becas juveniles. Ambos serán tratados en una nueva reunión el próximo miércoles.
También pidieron cupos en los planes de vivienda y de obra pública y, como en el caso anterior, les ofrecieron charlar sobre el tema con todo el gabinete social, en una cita cuya fecha se fijará antes del 9 de julio.
Dispuesto a mostrar que puede faltar acuerdo pero no voluntad de diálogo, el ministro retó a los piqueteros a tener un debate centrado exclusivamente en los métodos de lucha. Algunos de los presentes le anticiparon el sí. “Damos la discusión que quieran”, dijeron Pitrola y Kuperman a Página/12 al salir del ministerio. Duchos en el tema de pulsear, pusieron como contrapartida que el debate tenga como segunda parte la discusión por la flexibilización laboral.
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