Mar 29.06.2004

EL PAíS  › COMENZO LA INVESTIGACION
JUDICIAL SOBRE EL ASESINATO DEL PIQUETERO DE LA BOCA

Un tiro en la cara y muchos interrogantes

Los principales sospechosos, Juan Carlos Duarte y un menor llamado Luis, se negaron a declarar ante el juez Oyarbide. La Justicia determinó que Martín “El Oso” Cisneros murió de un tiro en la cara. La hipótesis de la familia. La CTA, en rueda de prensa, convocó a parar y marchar el viernes.

› Por Raúl Kollmann

En medio de un clima caldeado con acusaciones sobre un entramado político en el crimen del dirigente piquetero Martín “El Oso” Cisneros –producido en el día del segundo aniversario de las muertes de Maximiliano Kosteki y Darío Santillán–, ayer comenzó la investigación judicial. Los principales sospechosos, Juan Carlos Duarte y un menor de nombre Luis, se negaron a declarar, mientras que la Justicia determinó que Cisneros murió producto de un balazo que recibió en la cara. Los familiares de Duarte sostienen que los dos dispararon. Incluso afirman que Duarte fue herido, lo que ya fue desmentido tajantemente por los forenses que lo revisaron.
La íntima relación entre el asesino y el jefe de la comisaría 24ª quedó asombrosamente a la vista con la defensa casi incondicional que hizo el comisario Cayetano Greco del homicida. En el programa El Exprimidor, el jefe policial sostuvo que:
- “Duarte no es narcotraficante porque si así fuera tendría dinero y no viviría en un barrio como la Boca. Es más, no tiene antecedentes en causas relacionadas con la droga.” Llama la atención semejante defensa, además basada en un dato que se contradice con la información oficial: en 2001 fue procesado-imputado por narcotráfico.
- “Duarte no tiene nada que ver con la política”, otra defensa que denota un conocimiento bastante cercano y prepara el terreno para que se argumente que todo fue una pelea de barrio.
Sobre los hechos concretos que terminaron con el asesinato de Cisneros, ayer se conocieron nuevos datos. La autopsia indica que recibió un solo disparo que le provocó la muerte: un tiro con un arma nueve milímetros y un proyectil que entró por el pómulo. En la escena del crimen apareció el casco de un proyectil calibre 22, lo que indica que hubo una segunda arma que se usó. Los Duarte afirman que Cisneros fue quien disparó con la 22, mientras que Luis D’Elía, líder de la Federación de Tierra y Vivienda (FTV), en la que militaba Cisneros, sostuvo que éste estaba desarmado. En ese caso el disparo provino del otro detenido, un menor de 17 años, Luis, que estaba junto a Duarte en el momento del crimen.
En la causa judicial hay testimonios sobre una discusión previa al homicidio. Aunque no son categóricos, sugieren que discutían por la acusación de Cisneros contra Duarte, a quien le achacaba varios robos, entre ellos uno perpetrado en el comedor Los Pibes. Allí, dentro de la vivienda de Cisneros, Duarte disparó, después salió corriendo e hizo desaparecer el arma que todavía anoche se estaba buscando en las alcantarillas de los alrededores de la casa de Cisneros.
Ayer, los imputados por el crimen, Duarte y Luis, el menor del que no se informa el apellido, se negaron a declarar. Es un dato llamativo porque, si se hubiera tratado de un enfrentamiento, Duarte no tendría nada que ocultar y no necesitaría ver primero las pruebas con las que cuenta el juez Norberto Oyarbide. El defensor oficial de Duarte, Gustavo Kollmann, adelantó que su defendido posiblemente declare en los próximos días.
Para los dirigentes piqueteros, la muerte de Cisneros se produce en el marco de la guerra Kirchner. Duhalde, en la que supuestamente hombres de este último mandan a Duarte a producir un hecho de repercusión que a la vez golpearía a los piqueteros más cercanos a la Casa Rosada y al propio Gobierno, por la instalación de una supuesta espiral de violencia. “No tenemos y probablemente nunca tengamos pruebas sobre las responsabilidad del duhaldismo, pero no podemos dejar de constatar que esto se produce en un marco de fuerte disputa con ese sector político”, razonó ayer D’Elía. La secuencia sería que un operador político –“alguien más papista que el papa”, describen– maneja con oficiales de la comisaría 24ª el plan para el asesinato de Cisneros. Como suele suceder, la mano de obra elegida para el crimen es un hombre que ya revista en el delito y al que tienen sujetado y presionado por las causas que tiene en su contra y por otroshechos que seguramente le detectaron. El esquema se parece, en ese sentido, al asesinato de José Luis Cabezas: jefes de custodia y policías contratando a ladrones para la operación del crimen. Todo se planifica para un día emblemático, el mismo de la muerte de los piqueteros en Avellaneda, y justo cuando el Presidente está en China. Con ese diagnóstico, la corriente de D’Elía reaccionó de inmediato tomando la comisaría y reclamó la detención de los asesinos. Los efectivos policiales, que ya habían tardado mucho en llegar a la escena del crimen, se vieron presionados a hacer las detenciones y por ello se largaron rápidamente a ubicar a Duarte. “Si no actuábamos así, hoy el asesino seguiría tranquilo por la calle”, afirman los dirigentes piqueteros.
La familia del principal imputado sostiene una hipótesis de pelea barrial. El juez Oyarbide ya ordenó que le hicieran un informe de cuántos fueron los disparos y el recorrido de los proyectiles. Paralelamente, tendrá que valorar los testimonios que se presenten, ya que había varios vecinos que presenciaron lo que ocurrió antes, durante y después del crimen. En cualquier caso, aun la hipótesis de la pelea barrial, pone sobre el tapete la actuación policial, por cuanto el asesino es un hombre casi del riñón de la comisaría, un individuo que fue denunciado hace un mes por los coordinadores del comedor Los Pibes y que terminó siendo defendido, ayer mismo, por el comisario.

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