Vie 09.07.2004

EL PAíS  › INVESTIGACION EN ZARATE, ESCOBAR Y CAMPANA

La reconstrucción del horror

En la comisaría de Zárate funcionó un centro clandestino de detención. Así lo reconoció un grupo de sobrevivientes que recorrió la seccional e identificó con detalles la oficina donde los torturaron y los calabozos en los que estuvieron secuestrados. Los ex detenidos-desaparecidos también visitaron el Instituto de Formación de Prefectura de esa ciudad. Allí ubicaron un galpón en el que mantuvieron en cautiverio a más de cien personas. Las dos inspecciones oculares son parte de una causa en la que el juez federal de Campana Federico Faggionato Márquez investiga la existencia de una red de campos de detención en la zona de Zárate, Escobar y Campana.
Una vez más, la memoria no les falló. Como lo viene haciendo durante las últimas semanas, un grupo de sobrevivientes de la dictadura volvió al lugar donde el horror los marcó para siempre. Al igual que en los recorridos anteriores, todos lograron reconocer pequeños detalles que fueron determinantes a la hora de identificar los centros que formaron parte de la llamada “área 400”, que estuvo al mando de fuerzas combinadas del Ejército, la Armada y la policía bonaerense.
“Me entraron por la puerta de adelante pero confirmé que estaba aquí cuando escuché a un hombre que atendió el teléfono diciendo ‘Comisaría de Zárate, buenos días’”, recordó un ex detenido mientras revivía a paso lento el camino que atravesó hace más de 28 años hasta llegar a un oscuro calabozo. En ese sector de la comisaría hay seis celdas donde, actualmente, mantienen hacinados a los detenidos. Por otra más grande, pero tan siniestra como el resto, pasaron la mayoría de los sobrevivientes antes de ser derivados a algún otro centro.
En la seccional, ubicada a metros de la Municipalidad de Zárate, no sólo se mantuvieron personas secuestradas. Otra testigo confirmó que allí la habían torturado. “Aquí había un elástico de cama y varios elementos para torturar como la picana”, explicó mientras un policía sentado frente a una computadora seguía escribiendo como si no escuchara sus palabras.
El siguiente sitio a reconocer fue un predio de la Prefectura a orillas del Paraná. La reconstrucción que cada uno iba haciendo en voz alta ayudaba a los otros a hacer memoria. Luego de caminar juntos largos metros de costa, identificaron el exacto punto desde donde los empujaban hacia un lanchón que los cruzaba amontonados hasta el buque “Murature” amarrado en la ribera de enfrente. Hasta ese muelle improvisado, los detenidos eran llevados en camiones desde un galpón cercano, que entre todos lograron reconocer. El lugar por donde entra el sol, el tinglado metálico de las paredes, el piso de cemento, las vigas donde los ataban, los portones corredizos. Cada detalle parecía demostrar que ése era el sitio. Pero no quedaron dudas cuando encontraron la salida de agua desde donde partía la manguera con los que mojaban sus cuerpos desnudos, sin importar las bajas temperaturas. “Cuando me trajeron, este lugar estaba lleno. Aquí había más de cien personas”, aseguró una sobreviviente.
Después de esta etapa, el juez comenzará a investigar a los responsables, que ya no pueden ser amparados por ninguna ley de impunidad. Para seguir el caso más de cerca, Faggionato creó en el juzgado una Secretaría de Derechos Humanos y Delitos Complejos a cargo de Esteban Diéguez Herrera. Con los testimonios de los ex detenidos y el respaldo de la Secretaría de Derechos Humanos bonaerense, ya se lograron identificar el buque “Murature”, el Tiro Federal de Campana, la Base Naval, Prefectura y la comisaría de Zárate. La difícil tarea continúa. Del circuito aún quedan algunos centros por reconocer.

Informe: Martina Noailles.

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