Mar 13.07.2004

EL PAíS  › AUN NO HUBO ACUERDO PARA UNIFICAR LA CGT

A los gordos, oídos sordos

› Por Diego Schurman

A media tarde de ayer, el sindicalismo anunció oficiosamente que la unidad de la CGT ya era un hecho y que su conducción estaría a cargo de un triunvirato en donde no faltaría la figura del camionero Hugo Moyano. A la noche, con la misma informalidad, aseguraron que el acuerdo ya no era tal y que había que dar y barajar de nuevo. “Se pudrió todo”, dijeron “gordos” y “rebeldes”, prenunciando que si hoy no se llegan a un consenso, el flamante titular de la central obrera unificada saldará mañana, durante el congreso de Obras Sanitarias, a través de una elección secreta.
La rosca sindical comenzó temprano. Representantes de la CGT “oficial” y la CGT “rebelde” –en rigor, sin el menemismo en el poder habría que rever esos encomillados– mantuvieron ayer una retahíla de encuentros para acordar el reparto de cargos. La cita formal se dio en la sede de la UPCN. Pero se replicó en varias sedes gremiales más.
Los “gordos” que se encolumnan detrás de Rodolfo Daer vienen pregonando por una conducción colegiada. No quieren ni por asomo que el “rebelde” Moyano sea su único representante, aunque tampoco pugnan por desplazarlo: saben que tiene las llaves que les abrirá las puertas de la Casa Rosada.
En el crepúsculo, de uno y otro lado parecían haber homogeneizado su discurso detrás de la palabra “acuerdo”, que luego se reveló como precario. La idea era que Moyano se quede con la secretaría general de la CGT, y que Liliana Rueda, la adjunta del “gordo” Carlos West Ocampo en el gremio de Sanidad, lo acompañe. El triunvirato se completaría con el dirigente plástico Vicente Mastrocola en representación del MOP, la expresión del sindicalismo menemista.
Se debatió, incluso, que el triunvirato “articule” transitoriamente su poder durante medio año para que luego decante en la consolidación del mando de Moyano. Una elegante manera de que los “gordos” no aparezcan en el congreso de unidad cediendo el control.
Este ítem resultó tan urticante como la distribución del resto de las secretarías. Armando Cavalieri, un enemigo declarado de Moyano, parecía haber logrado un lugar en el nuevo esquema. Cerca del dirigente mercantil reconocían la buena llegada del camionero al Gobierno. Pero Cavalieri no deja de exhibir también su buena relación con los ministros de Salud, Ginés González García, y de Trabajo, Carlos Tomada.
Lo cierto es que, en un clásico sindical, a última hora se empezaron a modificar los nombres del triunvirato acordado y también los del resto del secretariado. Y, como los propios caciques reconocieron, “se pudrió todo”. Así las cosas, de no haber durante esta jornada cambios de último momento, “gordos” y “rebeldes” definirán sus diferencias en las urnas. Si bien los primeros duplican en congresales a los “rebeldes”, también es verdad que llegan divididos. Es que habituales “engranajes” de los “gordos”, como UPCN, Construcción y hasta los gastronómicos de Luis Barrionuevo, sumarían su voto para Moyano.

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