El ministro del Interior, Aníbal Fernández, no la pasó bien ayer en Santiago del Estero: fue increpado por remiseros de la capital santiagueña, quienes –a propósito del asesinato de un colega horas antes de su arribo a la provincia– le reclamaron justicia y mayor seguridad.
Fernández visitó Santiago del Estero para participar del 120 aniversario de la ciudad de Loreto junto al interventor federal de esa provincia, Pablo Lanusse. El encontronazo con los remiseros se produjo en momentos en que ambos llegaban a un registro civil para entregar documentos de identidad.
Varios choferes esperaban en ese lugar a Fernández para reclamarle mayores medidas de seguridad y que se haga justicia en el caso de un remisero que justamente había sido asesinado horas antes. Varios de los manifestantes comenzaron a gritarle y Fernández, visiblemente enojado, también elevó el tono de voz para reclamar que dejaran de insultarlo y poder dialogar.
En el tumulto el ministro fue incluso empujado, aunque después lo negó. “A mí no me empujó nadie”, aseguró Fernández, quien intercedió ante la intervención para que atendiera ayer mismo a los remiseros. El funcionario señaló también que las autoridades provinciales van a buscar “la forma de garantizar la seguridad de la mejor manera”.