EL PAíS
› EL ATAQUE A LA LEGISLATURA PROVOCO REACCIONES DE REPRESENTANTES POLITICOS Y SOCIALES
Un lugar entre los “incidentes” y la represión
Es el que reclamó el gobierno porteño, distanciándose del Ejecutivo nacional, que volvió a defender su postura de no reprimir. Ricardo López Murphy, Patricia Bullrich y el macrismo aprovecharon para pedir mano dura.
El ataque a la Legislatura porteña por parte de un pequeño grupo de manifestantes que buscaba impedir el tratamiento de las reformas al Código de Convivencia generó, además de destrozos, un debate en el que cada uno aportó su mirada. “Esto no fue un reclamo social, no tuvo nada que ver con un reclamo legítimo”, explicó el flamante titular de la CGT, Hugo Moyano. “Hay que trazar un límite para que nunca la diferencia llegue a una situación de violencia”, señaló Aníbal Ibarra, que había reclamado una actitud más decidida por parte de la Casa Rosada. Como era de prever, el Gobierno salió a defender su decisión de no reprimir mientras que Ricardo López Murphy y Patricia Bullrich aprovechaban la situación para reforzar sus reclamos de mano dura.
Una de las posiciones más complicadas es la de Ibarra, un aliado político de Néstor Kirchner que ayer optó por tomar distancia y subrayar sus reclamos para una mayor prevención policial.
“Lo de ayer excede a la Legislatura, porque hubo violencia en la vía pública. Creo que en la Argentina debe ser una garantía que afortunadamente tengamos muchísima tolerancia para las críticas, pero me parece que hay que trazar un límite para que nunca esa diferencia llegue a una situación de violencia”, aseguró el jefe de Gobierno. Cuando le preguntaron cómo evitar ataques como el de ayer sin caer en la barbarie represiva, el ex fiscal sostuvo que es necesario “resguardar los bienes y las personas por medios racionales, sin armas de fuego”. Finalmente, Ibarra coincidió con que “había grupos organizados que querían la violencia”.
Su secretario de Seguridad, Juan Carlos López, redondeó la idea. “Creo que el gobierno nacional, en medio de un marco complejo, ha decidido seguir una política que comprendemos, pero no tenemos en común en cuanto a insistir en que creemos que debemos ocuparnos de garantías personales. Hay que dar respuesta a la violencia de grupos”, señaló.
Ayer, el Gobierno defendió su política de no reprimir con el argumento de que los daños hubieran sido infinitamente mayores. Además, en la Casa Rosada creyeron ver en los incidentes una acción deliberada de algunos grupos que buscarían forzarlos a una respuesta violenta.
En esta línea se manifestó el legislador Ariel Schifrin. Referente del kirchnerismo porteño y hombre de confianza de Alberto Fernández, Schifrin pidió “separar los hechos de violencia del debate puntual sobre la ley” y sostuvo que le llamó la atención “la inacción policial en la zona liberada durante varias horas, que permitió que los violentos pudieran mostrar un show ante las cámaras”.
Recientemente elegido titular de la CGT, Moyano cuestionó los incidentes sin muchos matices. “Es inaceptable desde cualquier punto de vista, es vergonzoso, lamentable y completamente inaceptable. Son para repudiar desde todos los ángulos. Esto no fue un reclamo social, no tuvo absolutamente nada que ver con un reclamo legítimo”, aseguró.
Algo similar opinaron los diputados radicales ayer, a través de un comunicado firmado por el titular del bloque, Horacio Pernasetti. “Ante los intentos de los sectores violentos que pretenden impedir el normal funcionamiento de las instituciones, exigimos la urgente aplicación de la ley y la puesta en marcha de operativos de prevención”, pidieron.
En general, Ibarra, Moyano y los diputados radicales cuestionaron la actitud del Gobierno, pero reclamaron medidas de tipo preventivo. Los dirigentes de derecha, en cambio, optaron por reclamar sin titubeos la mano dura.
Uno de los más críticos fue López Murphy, que en estos días recorre la provincia de Buenos Aires como candidato a senador por Recrear, con un discurso que reclama mayor represión y mano dura para manejar situaciones como la del viernes (ver página 13).
“Esto fue consecuencia natural de la actitud del Gobierno, que ha decretado que aquí hay un vía libre para que hagan lo que quieran. No se actuó preventivamente sino con políticas profundamente equivocadas. Creoque por este camino el tema va a seguir escalando”, aseguró el economista. Y fue más allá, al acusar al gobierno de tolerar deliberadamente el ataque a la Legislatura. “Han sido órdenes de la Presidencia de la Nación de no restablecer y permitir el funcionamiento de las instituciones. Kirchner ha decidido que los problemas se van a resolver por medio de la violencia en la calle”, agregó.
Su aliada en las últimas elecciones y candidata a diputada, Patricia Bullrich, se manifestó en la misma línea. “La respuesta del Gobierno es lamentable porque nos lleva a un conflicto creciente. Deja a los ciudadanos librados a su propia suerte porque todos los días se cruzan los límites. Deja a la violencia avanzar cada día más y ésa es una respuesta peligrosa porque al no actuar se termina en complicidad con ella”, aseguró la ex ministra.
Los seguidores de Mauricio Macri impulsaron la aprobación de las reformas al Código de Convivencia que desataron los incidentes del viernes: entre otras cuestiones, la modificación apunta a penalizar la protesta social, reduce la edad de imputabilidad a los 16 años, reprime la venta ambulante y prohíbe la oferta y demanda de sexo en algunos lugares públicos.
Ayer, el vicepresidente de la Legislatura, el macrista Santiago de Estrada, cuestionó al Gobierno por no recurrir a la policía para reprimir el ataque. “Si el gobierno nacional quiere evitar la represión, tiene que evitarla ahora, previniendo y reprimiendo ahora, aunque tenga que pagar un pequeño costo político, porque después va a ser mucho más difícil. Mientras más violencia se crea, más fuerte va a ser la represión después”, señaló el legislador.
Mucho más duro fue Jorge Enríquez. Ex delarruista y actual legislador macrista, Enríquez es famoso por sus críticas a los gays y travestis y uno de los líderes de los reclamos represivos. “La violencia es el resultado de la desastrosa política del gobierno nacional, que crea un clima propicio para que la escalada sea cada vez más virulenta. Los desmanes causados en el palacio legislativo son la mejor manifestación del profundo sentir antidemocrático de algunos sectores que, lejos de encontrar en las autoridades una valla para sus delirios, se ven alentados”, concluyó.
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