Dom 18.07.2004

EL PAíS  › LA POSICION DEL GOBIERNO ANTE LOS INCIDENTES DEL VIERNES

“Fue una operación clara, preparada”

› Por Martín Piqué

Un día después de los incidentes en la Legislatura, el Gobierno optó por el perfil bajo para analizar los hechos. Mientras la derecha cuestionaba la supuesta “pasividad” con que actuó la policía, en el gabinete se escuchaba un diagnóstico muy preocupado sobre la protesta. “Fue una operación clara, preparada, que tenía por objeto claramente perturbar el orden público”, evaluó el jefe de Gabinete, Alberto Fernández, en diálogo con Página/12. La inquietud oficial se debía a la aparición de un grupo de unas cuarenta personas que actuó de forma organizada ante las cámaras de televisión. “¿Cómo puede ser que semejante operación escape a los organismos de inteligencia y a las fuerzas de seguridad?” se preguntaba ayer un miembro del Ejecutivo. Aunque no tenían denuncias precisas, cerca de Kirchner no descartaban que tras el episodio estuvieran sectores desplazados de la Policía Federal.
“Eran unos cuarenta tipos. Tiraron las puertas y querían incendiarlas. Los dirigentes piqueteros se desorientaron porque nadie sabía de quién era ese grupo. Se comunicaban con handies con gente que estaba dentro de la Legislatura. Nos lo contó (Miguel, titular del bloque kirchnerista) Talento, que estaba adentro. Pensamos que era gente que había entrado antes de que cerraran las puertas. Nadie sabía quiénes eran estos tipos.” El relato del funcionario revela hasta dónde llegaba la preocupación del Gobierno. Y también el desconcierto por la incapacidad de la SIDE para detectar a un grupo con tanto nivel de organización. “No hemos podido detectar de dónde han venido”, se lamentaban en la Rosada. La frase escondía cierto mea culpa y una sutil crítica al organismo de inteligencia –que estuvo bien lejos de hacerse pública–.
El jueves, en el Ministerio de Seguridad se esperaba que el viernes podría haber una protesta con gritos, empujones y algún episodio menor, como había sucedido una semana antes. No tenían informes de que la protesta pudiera endurecerse. Mucho menos que podría llegar a actuar un grupo con un alto nivel de organización. Igualmente, Beliz había dispuesto que un grupo de policías sin “armas letales” custodiara las vallas y las vías de acceso. Pero el viernes nada sucedió como estaba previsto. Cuando ya habían pasado algunas personas, el vicepresidente de la Legislatura, el macrista Santiago de Estrada, ordenó impedir el ingreso de más gente al recinto y mandó cerrar las puertas. Ahí empezó a actuar el grupo desconocido, no tenía banderas ni carteles, del que sospecha el Gobierno.
El ímpetu y la destreza que mostraban estas personas para iniciar una refriega no sólo sorprendió a los funcionarios. También llamó la atención de los dirigentes piqueteros que se habían movilizado con sus columnas hasta Avenida de Mayo y Perú. “Fue una acción provocadora de elementos no identificados. La observación de las imágenes filmadas permite constatar este accionar provocador”, denunció ayer el Polo Obrero, opositor al Gobierno. La acción motivó varios cruces de llamados entre la Rosada y los dirigentes de desocupados. Por ejemplo, el secretario de Provincias del Ministerio del Interior, Rubén Follonier, habló con varios líderes. Les preguntó si conocían al grupo que encabezaba los incidentes. Como la respuesta fue negativa, les pidió que se alejaran del conflicto.
Los militantes del Polo Obrero, Teresa Vive, CCC y MTL decidieron retirarse. Primero una cuadra, después una más, y al final se fueron para la 9 de Julio. “La verdad que estas organizaciones, que no están vinculadas al Gobierno, tuvieron una actitud valorable”, destacaba un funcionario que siguió de cerca la protesta. La situación había sido más compleja un rato antes, cuando los manifestantes de la izquierda y los piqueteros habían estado a metros de la Legislatura, en Perú e Yrigoyen, sin protagonizar mayores incidentes. “En ese momento, nosotros decidimos que si reprimíamos a esos cuarenta tipos, íbamos a irritar a los quinientos que miraban”, explicaba a Página/12 un miembro del gabinete para defender la forma en que actuó la policía. Cuando el incidente se hacía cada vez más explosivo, y no daba muestras de apaciguarse, el Gobierno decidió enviar un negociador. La misión quedó a cargo de Sergio Berni, director del Ministerio de Desarrollo Social. Berni tiene contactos permanentes con los desocupados, tanto que se lo ubica como uno de los miembros del llamado “gabinete piquetero”. Pero Berni fue confundido con un policía y se retiró del terreno muy golpeado.
En silencio, sin datos concretos, las sospechas oficiales apuntan para los sectores desplazados de la Policía Federal. Insospechada de ser oficialista, la dirigente de Izquierda Unida, Vilma Ripoll, aportó ayer una pista: contó que tras los incidentes de la Legislatura una militante de su partido entró a tomar algo a un coqueto café de Florida y Bartolomé Mitre que en su fachada tiene un cartel de la marca italiana Segafredo. “En el primer piso habían unos catorce tipos bebiendo en copas altas, comentando lo que cada uno había roto y elogiando los nuevos celulares”, reconstruyó ayer ante Página/12 el vocero de Ripoll, Pablo Vasco. Como en Izquierda Unida están seguros de que eran policías o miembros de servicios de inteligencia, el lunes presentarán una denuncia en los Tribunales.

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