Mié 21.07.2004

EL PAíS  › LA FLAMANTE CGT UNIFICADA SE REUNIO POR PRIMERA VEZ CON NESTOR KIRCHNER

Los gordos y el flaco en la Rosada

El reingreso de los sindicalistas a la Rosada se hizo de la mano de Moyano, Susana Rueda y Lingeri, tras los cuales llegó una treintena de gremialistas, todos integrantes de la conducción. Barrionuevo no fue de la partida. El trabajo en negro. Las paritarias.

› Por Laura Vales

La conducción de la CGT unificada le pidió a Néstor Kirchner, en su primer encuentro en la Casa Rosada, que impulse la discusión por un aumento de salarios y realice mayores controles sobre el trabajo en negro. El triunvirato formado por Hugo Moyano, Susana Rueda y José Luis Lingeri se lo planteó al Presidente luego de sortear la inesperada contrariedad de que el salón previsto para la reunión les quedara chico: los sindicalistas llegaron a Gobierno acompañados por todo el Consejo Directivo, una treintena de dirigentes, entre gordos y moyanistas. Fueron muchos, pero entre ellos no estaba Luis Barrionuevo, arquitecto del nuevo esquema de poder gremial. Menemista a ultranza y denostado por Kirchner, el gastronómico prefirió no enturbiar el debut y faltó a la cita. Moyano justificó su ausencia con el argumento de que había viajado a Catamarca para participar de la Fiesta Nacional del Poncho.
De todas maneras, para los gordos el encuentro significó el reingreso a la Rosada. Durante el año y medio que lleva su gestión, Kirch-ner nunca había recibido a los jefes de la CGT oficial. Las dos figuras impuestas por el sindicalismo empresario en el triunvirato, Rueda y Lingeri, lo destacaron en su balance, al hablar de la importancia de “reinsertar a la CGT en el diálogo con el Gobierno”.
Los cegetistas tienen la intención de recuperar el protagonismo cedido en los últimos años. El mismo día en que llegaron al acuerdo por la unidad anticiparon que buscarían recuperar la calle, que desde finales de la gestión de Fernando de la Rúa es casi exclusividad de los piqueteros, y pedirían una reunión con Kirchner para discutir salarios. En ese sentido, el encuentro de ayer no ofreció grandes sorpresas ya que los puntos en reclamo ya habían sido difundidos. La CGT entregó un petitorio cuyo ítem principal es la convocatoria al Consejo del Salario Mínimo, Vital y Móvil para discutir la recomposición de los sueldos de los privados y el llamado a paritarias para los trabajadores del sector público.
El Consejo del Salario no se reúne hace 10 años. En rigor, no existe: desapareció bajo la ola flexibilizadora de los ‘90 y por efectos de la paridad cambiaria, ya que los sueldos se discuten en épocas de inflación. La ley dispone que el Consejo sea integrado por 16 representantes de los trabajadores y 16 del sector empresario y que lo presida el Ministerio de Trabajo. La función del organismo es debatir todas las condiciones de trabajo del ámbito privado, para tomar decisiones por consenso. Cuando no hay acuerdo, el ministerio lauda.
Según los participantes de la cumbre de ayer, Kirchner dijo que el Consejo debe formarse de inmediato, “con la condición de que exista el compromiso de darle continuidad”.
El alto número de participantes en el encuentro obligó a limitar los oradores: sólo hablaron Kirchner y los tres secretarios generales de la CGT. Moyano, uno de los pocos caciques del sindicalismo peronista con llegada al Presidente, hizo gala de su posición. “Amigo y compañero Presidente”, dijo al comenzar a hablar. Mencionó específicamente el Día del Amigo y dijo que esperaba que la fecha no se tratara de una mera coincidencia. Su par Susana Rueda no se quedó atrás con los gestos de acercamiento e invitó al primer mandatario al acto de la mujer que la CGT hará en su sede, el 26 de julio, convite que el Presidente aceptó.
Participaron además Julio Piumato, Gerardo Martínez, Gerónimo Venegas, Andrés Rodríguez, Juan Manuel Palacios, Vicente Mastrocola, Oscar Lescano, Juan José Zanola, Reynaldo Hermoso, Amadeo Genta, Armando Cavalieri, Noé Ruiz, Angel García y Angel Pardo, Marina Brignolo, Omar Viviani, Lidia Juárez, Juan García y José Pedraza. Por el gabinete estuvieron los ministros de Trabajo, Carlos Tomada; del Interior, Aníbal Fernández, y de Planificación Federal, Julio De Vido.
En otros ítem de su petitorio, los cegetistas reclamaron la incorporación a los básicos de convenio de los 50 pesos otorgados por decreto en enero último, la reactualización de las asignaciones familiares y un aumento enlas jubilaciones. Se quejaron de los altos niveles de desocupación, del insuficiente control sobre el empleo en negro y pidieron la derogación de las leyes que precarizan el trabajo, aunque más de uno de los sindicalistas presentes acaba de acordar convenios colectivos precarizadores para su sector.
Kirchner, que valoró la unificación del movimiento sindical, dio algunas cifras del repunte de la economía y los salarios, pero reconoció que se dan en un marco de deterioro. “Estamos en el infierno y todavía no hemos salido de él”, les dijo a los sindicalistas. Para no irse con las manos vacías, los dirigentes tuvieron un anticipo de los anuncios que el Presidente realizará hoy sobre el plan de construcción de 120 mil viviendas, una actividad multiplicadora del empleo.
Los jefes sindicales dieron sus detalles en la conferencia de prensa posterior al diálogo. Contaron además que el programa será reforzado con la reconstrucción de otras 140 mil casas. “Fue una reunión amplia y cordial”, definió Moyano. Los tres sindicalistas calificaron de “auspiciosa” la reunión y adelantaron que el Presidente quedó en estudiar el documento y dar una respuesta en los próximos días.
También resaltaron la voluntad de avanzar en un trabajo conjunto con el movimiento obrero para sacar a los trabajadores de la marginación.
De cara a la interna del PJ, el camionero repartió elogios a Kirchner pero también hizo reconocimientos a Eduardo Duhalde. El Gobierno recela de que la CGT se convierta en un instrumento de su adversario político para marcarle la cancha, y Moyano no hace gestos por desmentirlo. “Esto es peronismo. Todo es posible”, dice cuando le preguntan si Duhalde puede “meter la cola” en la CGT para dirimir su disputa con el patagónico.
Con la misma mecánica que han tenido las reuniones con los piqueteros, los cegetistas se reunirán con “todos los ministerios para trabajar por áreas” sus reclamos. El secretario general Lingeri sostuvo en el futuro que la nueva CGT además de representar a los trabajadores deberá “tomar también a los desocupados y buscar mecanismos para reinsertarlos en el mercado laboral”. En ese sentido, los cegetistas se fueron de la Casa Rosada prometiendo que “trabajarán juntamente con el Gobierno en iniciativas para crear empleo y combatir el trabajo en negro”.
“Con el Gobierno hablamos el mismo idioma”, resumió uno de los gordos. Como si la historia estuviera recién por empezar, o se tratara de dirigentes sin historia.

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