EL PAíS
› OPINION
Justicia por mano propia
Por Alberto Ferrari Etcheberry
El asesinato de los obreros que en nombre de Edesur pretendían cortar la electricidad a una familia morosa: guerra de pobres contra pobres. ¿Qué significa cortar la luz? Está claro: que Edesur no quiere que subsista su obligación contractual de entregarle electricidad a ese cliente moroso y defiende su patrimonio cortando el suministro. La primera conclusión parece ser: efectos de la miseria. Y su peligrosa conclusión: mientras no se destierre la miseria, poco hay para hacer. Trataré de mirar la cuestión desde otro lado.
Pirulo me debe plata, deuda indiscutible, un cheque sin fondos, por ejemplo, por la compra de un televisor. Reclamo. No paga. Reclamo. No paga. ¿Qué hago? Busco un abogado e inicio juicio. ¿Por qué? Porque nadie, ni siquiera el Estado, puede hacer justicia por mano propia, no puedo ir de prepo y sacarle el televisor. Mi abogado embarga los bienes de la casa de Pirulo para secuestrarlos, rematarlos y así cobrar mi deuda: juegos de dormitorio, comedor, living, televisor (¡“mi televisor”!), heladera, ropas, la PC y la impresora de Pirulo, periodista que trabaja en Página/12. El juez no lo acepta: “Bárbaro medieval, son bienes inembargables, imprescindibles para la vida y para trabajar, va a terminar pretendiendo la libra de carne”. No es la opinión del juez, así lo establece la ley, me aclara el abogado, quien entonces embarga el sueldo de Pirulo en Página/12. Y salta de nuevo el juez: “Bárbaro medieval, sin cobrar no podría vivir ni trabajar, confórmese y es mucho: no más del veinte por ciento, y a la cola porque hay un embargo anterior”. No es el juez: es la ley. Lo mismo ocurrió con el dueño del departamento que Pirulo alquila y que dejó de pagar. Al abogado, al juicio, a someterse al juez para que lo desaloje. Y el abogado le aconsejó “ni se le ocurra cambiar la cerradura que puede ir preso”. ¿Aunque sea mi propiedad? Sí, aunque sea el propietario, es delito de usurpación. Y recurriendo a algún clásico recitó, la paz prohíbe la justicia por mano propia.
¿Edesur puede hacer justicia por mano propia? Edesur, Edenor, Telecom, Telefónica, Metrogas pueden romper los contratos por mano propia, es algo así como echar a las patadas al deudor de su propiedad electricidad, gas, teléfono.
Y, además, yo no puedo dejar al deudor Pirulo sin muebles, PC, ropa, heladera, televisor, etc. porque son bienes indispensables para la vida o para trabajar y sólo puedo cobrarme sobre lo que produzcan en remate público las cosas de Pirulo que sean superfluas, lujos casi, si las tiene. Pregunta obvia: ¿la electricidad no es un bien tanto o más indispensable para la vida de un Pirulo como cualquiera de esas cosas que la ley declara inembargables? Parece que no, parece que para nuestra ley tener luz es un lujo. Y también para los jueces, porque históricamente han sido los jueces quienes han ido ampliando la lista de los bienes inembargables por calificarlos de indispensables para la vida o para el trabajo.
Es lógico que así sea, dirá alguno, si las empresas no pudieran cortar el servicio no les pagarían más. Con el debido respeto: prejuicio ignorante y clasista. A los más humildes no les gustan las deudas ni mucho menos los conflictos. Saben, por memoria y experiencia, que no les es fácil defenderse. Y tampoco hace falta, por cierto, recurrir al ejemplo del banco de los pobres de la India con su cero morosidad. Además de no ser realista no es un argumento republicano: no justifica el privilegio de hacer justicia por mano propia. Vaya, señor Edesur, y como cualquier hijo de vecino pida judicialmente la rescisión del contrato y acepte la decisión judicial.
Bueno, dirá otro, muy lindo pero es una locura utópica.
Pues bien, esta locura utópica era la práctica inglesa, al menos antes de la Thatcher. Las boletas para el pago de los servicios no tenían fecha de vencimiento. Pasado un tiempo prudencial sin que fueran pagadas, se enviaba otra boleta con el mismo texto, sin amenazas ni fecha límite, pero... tipografía en colorado. Otro lapso prudente y una pregunta: ¿pasa algo? Y si la morosidad continuaba llegaba una asistente social para conocer la causa por la que esa familia había llegado al extremo de no pagar la luz. Y se movilizaba el aparato de asistencia estatal.
Culpar a las causas es caer en una abstracción que puede significar ser cómplice en la guerra de pobres contra pobres. Imaginación, sensibilidad y coraje político pueden abrir otro camino.