Dicen en la Legislatura porteña –y más aún en la jefatura de gobierno– que “no es una declaración de guerra contra Alberto Fernández”, aunque saben también que se trata de “la primera lectura que todos van a hacer”. Complicado es, por lo tanto, el camino que por delante tiene el ibarrismo en función de lo que se propone: articular un interbloque entre todos los legisladores que apoyaron la reelección de Aníbal Ibarra, salvo aquellos que hoy responden al jefe de Gabinete nacional. “Tratamos de hacer lo mejor para nuestro espacio”, se defienden de antemano los ibarristas en vista de la tormenta que puede llegar a desatar esa jugada.
La conformación de un interbloque entre los legisladores que tuvieron a Ibarra como candidato a jefe de Gobierno en las últimas elecciones vendría a consolidar lo que ocurre de hecho: desde que se integró la actual Legislatura, el pasado 10 de diciembre, las bancadas del ibarrismo, el ARI, el socialismo, el Partido de la Ciudad y el kirchnerismo han trabajado –en mayor o menor medida– de manera articulada.
“La diferencia central –explicó un ibarrista puesto a trabajar en los acuerdos necesarios con los otros bloques– es que tendríamos un lugar orgánico donde discutir y determinar líneas de acción en función de la política.” El plan contempla también la posibilidad de sumar a futuro a Juan Manuel Velasco y María Eugenia Estenssoro, quienes formaron bloque aparte después de distanciarse de Patricia Bullrich.
La novedad está dada por los términos políticos en virtud de que los ibarristas no cuentan, en principio, en su eventual armado político al Partido de la Victoria. Se trata de la agrupación que lidera Fernández y en la Legislatura tiene un bloque de seis miembros: Diego Kravetz, Miguel Talento, Ana Suppa, Silvia La Ruffa, Marta Talotti y Claudio Ferreño.
Los ibarristas aclaran que “no pretendemos dejarlos al margen en el caso de que se quieran sumar”, aunque especulan que llegado el momento sólo algunos de los legisladores que hoy tienen a Fernández por referente podrían incorporarse al interbloque. En concreto, se refieren a Kravetz, quien entró a la Legislatura en la lista del Partido de la Revolución Democrática, y a Suppa, alineada en el sector kirch-nerista que lidera la diputada nacional Juliana Marino.
“Con ellos está todo bien”, graficó un ibarrista que marcó distancias con los demás, en particular con Talento. “Los otros –completó– responden directamente a Fernández y su diálogo con los peronistas que están en el macrismo indicaría que están privilegiando un armado dentro del PJ y fuera de este espacio.” Como prueba de eso, en el ibarrismo ponen el caso de las negociaciones de Talento y La Ruffa con los macristas para la sanción del Código de Convivencia.
Desde la jefatura de gobierno abren el paraguas. Aclaran que la idea de formar el interbloque es parte de la estrategia de desarrollo de una fuerza de centroizquierda que se trazó Ibarra en el marco de su sociedad con Néstor Kirchner y afirman: “No sólo no implica alteración de la alianza, sino que está pensada para favorecer al kirchnerismo, que por su lado también se está desarrollando”.
También en la Legislatura los ibarristas tratan de dar señales tranquilizadoras. “Esto no es contra nadie, sino que tratamos de hacer lo mejor para nuestro espacio”, sostienen y explican que “tenemos sólo tres diputadas y necesitamos armar un sistema” de apoyo a la gestión de Ibarra.
La posibilidad de que la jugada ibarrista sea leída por sus socios como una declaración de guerra no es infundada: la Legislatura fue hace un par de meses el escenario de un fuerte cruce entre las tropas de Ibarra y Fernández, que llegó a su máximo punto cuando los kirchneristas trataron de forzar la interpelación de Raúl Fernández, jefe de Gabinete local y principal colaborador del ex fiscal.
Después de eso Ibarra y el funcionario nacional pactaron la paz, pero el ataque a la Legislatura durante la manifestación en contra del Código de Convivencia volvió a enfrentarlos. Una vez más hubo reconciliación y ambos ratificaron su voluntad de prolongar la sociedad que los une, aunque del lado de Fernández no todos son elogios para el Jefe de Gobierno. “Es honesto, gestiona bien y es infinitamente mejor que (Mauricio) Macri. Por eso lo apoyamos y reivindicamos ese apoyo”, dicen de Ibarra, a quien definen en tono crítico como “el último ejemplar de la lógica de construcción del Frepaso, que olfatea en los medios qué piensa la gente y sale a hablar sin medir las consecuencias”.