Vie 06.08.2004

EL PAíS

Tertulia de “jóvenes” economistas con el “Dr. No”

Lavagna se reunió con un grupo de dieciséis economistas Sub-40. El ministro aseguró que no habrá pagos en efectivo a los acreedores. Que no subirá el superávit fiscal por arriba del 3 por ciento del PIB. Y que seguirá la política de un tipo de cambio real elevado.

No va a haber ningún pago cash a los acreedores. La última propuesta de la deuda no será modificada. El Gobierno no se moverá de donde está para conseguir la aprobación del Fondo. No vamos a acceder al reclamo de elevar la meta de superávit fiscal por arriba del 3 por ciento del PBI. Con los acreedores y con el FMI es mejor que no haya acuerdo a un mal acuerdo. No se van a bajar las retenciones. No vamos a dejar que el tipo de cambio real caiga. No habrá una reforma impositiva. Después de escuchar a Roberto Lavagna, durante la reunión de más de dos horas que mantuvo ayer con 16 economistas “jóvenes” de distintas vertientes ideológicas, alguien bien podría haberlo apodado el “Dr. No”.
El encuentro fue cordial y el ping-pong con el ministro se extendió por los principales aspectos de la política económica:
- FMI: “No nos preocupa que se postergue la aprobación del Fondo”, dijo Lavagna. “Ahora, el Gobierno se va a concentrar en la propuesta de deuda, y el Fondo quedará de costado. Seguiremos con nuestro rumbo”, agregó. Algunos interpretaron esos dichos como una señal clara de que, si la renegociación que abrirá formalmente a mediados de septiembre se demorara, entonces el Gobierno estaría dispuesto a vivir sin el FMI. Para el ministro, “lo más significativo es cómo reacciona la sociedad. Cuando estaba en duda en el pasado si se pagaba o no con reservas los vencimientos, la sociedad no entró en pánico”, reflexionó. Y confirmó que la meta de superávit fiscal para los próximos años no superará el 3 por ciento del PBI. Ninguno de los economistas presentes cuestionó esa posición.
- Acreedores: Ernesto Schargrodsky, de la Universidad Di Tella, preguntó si existía la posibilidad de ofrecer un pago cash a los acreedores para destrabar la renegociación de la deuda. Lavagna lo negó.
- Tipo de cambio: Javier Finkman, del HSBC, elogió la “flotación sin reglas”, la “ambigüedad” de la política cambiaria, que hasta ahora permitió mantener un tipo de cambio real alto. El ministro le contestó que esa política continuará, y reveló que si en el futuro fuera necesario echaría mano a la regulación de capitales –como hizo Chile en la última década– para evitar una apreciación cambiaria. “Si en el futuro hubiera un shock de optimismo y volvieran a ingresar fuertes capitales financieros, aplicaríamos regulaciones para mantener alto el tipo de cambio”, explicó.
Alejandro Vanoli, del Plan Fénix, consideró un disparate la idea de dejar caer el dólar para con el mismo superávit fiscal comprar más divisas y mejorar así la propuesta por la deuda. Según se comentó en la reunión, el ex vice de Cavallo, Juan José Llach, habría echado a rodar esa idea, que en el sector financiero miran con simpatía y que hasta los funcionarios del Fondo habrían deslizado durante la última negociación. Por supuesto, Lavagna la desechó de raíz.
- Reforma tributaria: Nicolás Gadano, ex subsecretario de Presupuesto durante la era Machinea y Cavallo, se interrogó sobre el carácter transitorio o permanente del actual superávit fiscal e interpeló al ministro sobre la posibilidad de una reforma tributaria. “No somos partidarios de una reforma tributaria. Cuando hacés una reforma, después te pasás 2 o 3 años tapando agujeros de evasión o elusión”, respondió Lavagna.
- Retenciones: Lavagna dijo que estaba en los planes de Economía la rebaja al impuesto al cheque, pero no de las retenciones. “Las retenciones no las vamos a bajar, las vamos a subir en todo caso, como hicimos esta semana”, aseguran en el ministerio. Y reconocen que con los 10 mil millones de pesos que se recaudarán por ese concepto este año sería una “utopía” eliminarlas. Jorge Carrera, de la Universidad de La Plata, defendió las retenciones como un instrumento muy eficiente, en el mediano plazo, de una política industrial. La Argentina necesita industrializar las exportaciones agropecuarias. Un esquema de retenciones diferenciadas (con alícuotas más elevadas a los productos primarios y más bajas a los que incorporen valor agregado) puede contribuir a tal fin”, argumentó.
- Inversiones: Ricardo Rozenberg, del Centro de Estudios para la Producción, afirmó que las tasas de crecimiento de la actual recuperación la convierten en “la salida más rápida de todas las crisis”. Además explicó que la inversión –especialmente en el sector pyme– reaccionó más que las exportaciones. Para Martín Abeles, del Centro de Economía y Finanzas para el desarrollo de la Argentina, en los próximos meses, la inversión pública en infraestructura puede “acompañar y potenciar a la inversión privada”, en lugar de desplazarla.
- Mercosur: Se comentó que si Brasil retomaba un sendero de crecimiento, las exportaciones de manufacturas a ese mercado podrían incrementarse en poco tiempo en unos 1200 a 1500 millones de dólares. Lavagna, por su parte, explicó que los chispazos en materia comercial que se vieron con Brasilia en los últimos meses respondieron a una estrategia premeditada de la Rosada. Según el ministro, “había que enviar una señal de que no estamos dispuestos a que el Mercosur sea demasiado asimétrico en la localización de inversiones industriales”. Por eso confirmó que el año próximo no se liberará el mercado automotor.

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