EL PAíS
Los motivos de los que esta vez no marcharon
Muchos de los que participaron en la primera convocatoria se abstuvieron de hacerlo ayer. Aquí explican sus razones dos madres de víctimas de la inseguridad, el rabino Goldman y Carr.
› Por Mariana Carbajal
A casi cuatro meses de su primera marcha, Juan Carlos Blumberg cosechó ayer numerosas deserciones. Los motivos que esgrimieron algunos de los que lo acompañaron el 1º de abril y esta vez resolvieron quedarse en sus casas fueron variados. Entre ellos, la ideología represiva que dejó traslucir en sus reclamos, su enfrentamiento con los organismos de derechos humanos, la politización y derechización de su discurso y su solidaridad selectiva con otras víctimas de la inseguridad. En declaraciones a Página/12, Juan Carr, titular de la Red Solidaria; el rabino Daniel Goldman; Isabel Yaconis y María Denegri, ambas del grupo Madres del Dolor; y una anónima representante de la clase media, dieron sus razones por las que no estuvieron anoche con el padre de Axel.
Los cinco consultados aclararon que comparten el reclamo de mayor seguridad y se solidarizan con el dolor de Blumberg.
- Sectarismo. “Hay muchísimas víctimas de la inseguridad que se acercaron a Blumberg con su caso y no tuvieron eco. Sé que mucha gente lo llamó y lo convocó y él no se solidarizó con ellos. Desde la Asociación de Víctimas de Violación, por ejemplo, lo llamaron para que apoyara su reclamo de creación de un registro nacional del ADN de acusados de violación y nunca respondió. A las Madres del Dolor nos llamó recién hace dos días para ir a la marcha, parece que recién ahora reconoce que estamos en la misma lucha”, señaló Isabel Yaconis, madre de Lucila, la adolescente violada y asesinada hace 16 meses en el barrio porteño de Núñez.
- Politización. “Lo veo muy mezclado con la política, no me gusta. Fui a la primera marcha más que nada porque me solidaricé con el dolor de él y de su familia, fui como madre. En ese momento sentí ganas, ahora no las siento, no me da confianza”, comentó Laura Aguirre, depiladora, que vive en San Cristóbal.
- Represión y derechización. “Esta marcha va más allá del pedido de seguridad. Su convocatoria se está transformando en una reacción política con la que no coincido ideológicamente. Percibo que detrás de él está la derecha, que su pedido de seguridad terminó centrado en un pedido de mayor represión. Tampoco comparto esta suerte de enfrentamiento con los organismos de derechos humanos por la creación del Museo de la Memoria. Mi presencia en la primera marcha tuvo que ver con acompañar situaciones de dolor”, explicó el rabino Daniel Goldman, de la comunidad Bet El.
- División. “Al principio lo creí alguien representativo, pero no me gustó que en la primera marcha haya puesto un vallado para separarse de los otros familiares de víctimas; los vallados en las marchas los pone la policía. Todos somos iguales, el de la villa Itatí como el de la zona norte. Tampoco me gustó que dijera: ‘Todos son padres de Axel’, a los que estuvieron en la primera marcha; él tendría que haber dicho: ‘Soy el padre de todos’. Discrepo con su accionar: yo no hubiera marchado sólo a la Casa de la provincia de Buenos Aires, hubiese ido a todas las casas de las provincias porque la inseguridad no es un problema exclusivo bonaerense, es un problema de Estado. No quiero un enfrentamiento con Blumberg, pero no está bien enfocado. Tal vez recapacite”, sostuvo María Denegri, la madre de Leandro, asesinado en Wilde por delincuentes en junio de 2003.
- Fragmentación. “No fui porque esta nueva marcha puede profundizar la fragmentación de la sociedad y como voluntario de la Red Solidaria tengo que estar donde se fomente la unión y reunión de la comunidad. Me preocupan todos los papás y mamás que sufrieron la pérdida de un hijo, Demonty, Schenone, Canillas, Yaconis, Kosteki y Santillán y los 30 mil desaparecidos durante la última dictadura militar”, aclaró Juan Carr.
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