El ministro de Defensa, José Pampuro, confirmó ayer que el miércoles pasado las tropas argentinas en Haití detuvieron el avance de “fuerzas irregulares del ejército haitiano”, que habían tomado edificios de la ciudad de Gonaives e intentaban avanzar hacia la unidad militar argentina. “Gracias a Dios no hubo que lamentar ningún herido del lado argentino”, dijo Pampuro.
Los episodios comenzaron cuando un grupo de fuerzas irregulares, un desprendimiento de unos 60 hombres del ejército haitiano, ocupó algunos edificios públicos –la comisaría, la municipalidad– de Gonaives, una ciudad ubicada en el oeste del país en la que viven 300 mil personas.
Una vez instalados, los haitianos avanzaron con una proclama para movilizar a la gente de la zona, a quienes instaban a avanzar sobre el lugar donde está ubicada la unidad del Ejército argentino.
Las tropas argentinas –unos 450 efectivos pertenecientes a los Cascos Azules– advirtieron la revuelta y se desplazaron hacia la plaza de la ciudad. Rodearon el edificio donde se encontraban los rebeldes y comenzaron una larga negociación. “Las fuerzas argentinas comenzaron un diálogo que llevó adelante el capitán de navío (Adrián) Sánchez. Los militares haitianos decidieron abandonar las posiciones y finalmente lograron controlar la situación”, explicó Pampuro.
El ministro aseguró que las negociaciones duraron unas 12 horas y que, aunque no hubo muertos ni heridos de gravedad, hubo momentos de mucha tensión, en los que las tropas argentinas y los irregulares haitianos intercambiaron algunos disparos.
Cuando le preguntaron por las tropas rebeldes, el ministro explicó que se trataba de “sectores que están en la clandestinidad, sectores relativamente violentos”, que se movilizaron con “un objetivo reivindicatorio”.
No parece casual que los episodios se hayan producido en Gonaives, donde opera el Ejército argentino. La ciudad, ubicada a unos 150 kilómetros de Puerto Príncipe, fue el enclave principal de las fuerzas rebeldes que, luego de ocuparla, avanzaron sobre otras localidades hasta llegar a la capital.
El movimiento provocó la caída del presidente Jean-Bertrand Aristide, que hoy está exiliado en Africa, y generó una movilización de la comunidad internacional que derivó en la decisión de la ONU de establecer una misión de paz para ayudar a normalizar la situación de Haití, el país más pobre de Latinoamérica. Según fuentes oficiales, la semana anterior efectivos del ejército brasileño participaron exitosamente de operaciones para liberar a personal de Naciones Unidas que había sido secuestrado por un grupo de rebeldes.