Vie 10.09.2004

EL PAíS

Reencuentro en Olivos para hacer las paces

Kirchner y Duhalde cenaron en la residencia presidencial. Habían prometido mantener reserva, pero el dato fue filtrado desde el duhaldismo. Fue la primera reunión desde que Kirchner viajó a China.

Por Felipe Yapur y Diego Schurman

No hubo velas ni música de fondo. Pero fue una cena amena, de reencuentro después de aquellos tironeos que pusieron en duda el matrimonio político. Así, con la mejor predisposición, Néstor Kirchner y Eduardo Duhalde avanzaron en la residencia de Olivos en la resolución de aspectos de la interna partidaria. Hablaron de todo y de todos, y muy a pesar del acuerdo para que no trascendiera, algunos duhaldistas dejaron saber algunas de las resoluciones tomadas a los postres.
Duhalde llegó en el crepúsculo en el mayor de los sigilos. Fue el primer encuentro después de aquellos chisporroteos, en donde Kir- chner lo cortó en seco por haber dicho que la Argentina no era un país confiable. Es verdad que tras aquel episodio volvieron a verse la cara. Fue en Iguazú, durante la cumbre del Mercosur. Pero entonces Kirchner no sólo mantuvo la distancia sino que además el marco no era propicio para un acercamiento.
El duhaldismo hizo saber de la existencia del encuentro justo en momentos en que los diarios comenzaban a dar relieve a otra reunión: la del ex presidente y Mauricio Macri (ver página 10). Los dos, en Montevideo, conversaron sobre la provincia de Buenos Aires, lo que molestó ostensiblemente a Kirchner, según dejaron trascender en la Casa Rosada.
A tal punto, que uno de sus más conspicuos funcionarios del poder salió a remarcar los límites que le hicieron saber a Duhalde. “Donde está Macri, nosotros nos ubicamos exactamente en la vereda de enfrente. Juntos nunca”, aseguró la fuente, al tiempo que recordaba el respaldo público que recibió Aníbal Ibarra de Kirchner para lograr su reelección como jefe de Gobierno porteño frente al entonces ascendente Macri.
Si bien fue un reencuentro amistoso y hubo tiempo para intercambiar datos triviales, fue también el puntapié inicial para ir pergeñando cara a cara un armado político partidario que resuelva las fricciones internas y permita al PJ llegar fortalecido en las elecciones legislativas previstas para fines del 2005.
Al parecer, uno de los tópicos resueltos es que Kirchner asuma finalmente la conducción del Consejo Nacional Justicialista, un cargo al que durante un largo tiempo le quitó peso pero ahora, tras los guiños al peronismo, parece decidido a asumir.
Otro de los temas que se habría abordado es el armado de la conducción partidaria en la provincia de Buenos Aires. Hace rato que se asegura que Duhalde será el presidente del peronismo provincial, de tal manera de asegurarse con su apellido el encolumnamiento de las distintas corrientes del PJ bonaerense.
El propio ex presidente viene asegurando esa posibilidad en la intimidad, aunque sería parte de una estrategia para después posicionar en el cargo a José María Díaz Bancalari. Se supone que el jefe de la bancada de diputados del PJ, quien mantiene excelentes relaciones con la Casa Rosada, secundará a Duhalde en la boleta y que éste, una vez consagrado titular del peronismo bonaerense, tomará licencia para dejar en su lugar a aquél.
“Duhalde es la garantía de unidad. Fíjense que renunció a todos los cargos y sigue siendo el conductor”, señaló a Página/12 un duhaldista todo terreno, tras asegurar que las conversaciones entre su jefe y Kirchner son más habituales de lo que el común de la gente cree.
Es un dato cierto. El ex y el actual presidente tienen permanentes comunicaciones telefónicas. A veces conversan de manera directa, a veces mediatizados por Alberto Fernández. El jefe de Gabinete suele ser la bisagra de una relación que ya tuvo varios dimes y diretes
La tarde previa al encuentro, Kirchner ya había manifestado su preocupación entre los suyos por las versiones que posicionaban a Hilda “Chiche” Duhalde como cabeza de lista de senadores. El dato, que ese día consignó Página/12, provino del seno del duhaldismo.
Raudamente, en la Casa Rosada repitieron en voz alta lo que durante semanas, en son de paz, habían dejado de hablar: que Cristina Fernández de Kirchner seguía siendo la carta oficial para desembarcar en la provincia de Buenos Aires, precisamente como candidata a primera senadora.
El propio Duhalde tiene encuestas que encuentran bien posicionada a Cristina en la provincia. Aunque deja que sus “gurkas”, como el diputado Daniel “Chicho” Basile, denoste la posibilidad de esa candidatura. “¿Vuelve a estudiar a La Plata?”, lanzó maliciosamente a Radio Cooperativa cuando le consultaron sobre los afiches que aparecieron en el conurbano con la consigna “Cristina vuelve”.
De todos modos, tanto Duhalde como Kirchner suelen hacer una diferencia entre sus posiciones y las que mantienen sus respectivas tropas. Estos expresan las posiciones más extremas mientras que los dos referentes más importantes del justicialismo terminan resolviendo en buenos términos sus cuitas.

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