EL PAíS
Se suicidó en Córdoba un jefe de inteligencia de la dictadura
Estaba bajo arresto domiciliario, procesado por la muerte de cuatro personas y cientos de secuestros. Fue agregado cultural en la URSS. Su mujer lo encontró con un tiro en el oído derecho.
Por Camilo Ratti
Desde Córdoba
El coronel César Emilio Anadón fue encontrado muerto ayer en su cama. Su mujer, que dormía medicada en el cuarto de al lado, avisó a la policía a las 8.30 de la mañana. El hombre, de 75 años, se habría suicidado con su pistola de nueve milímetros. Tenía un disparo en el oído derecho. Este militar, que estaba muy enfermo y era oxígeno dependiente, fue uno de los cuadros más comprometidos con la represión en Córdoba. Fue jefe del Destacamento de Inteligencia 141, el organismo dependiente del Tercer Cuerpo de Ejército que decidía los secuestros, traslados, torturas y desapariciones de miles prisioneros. Por su edad, cumplía en su domicilio la prisión preventiva dictada por la jueza federal Cristina Garzón de Lascano en la causa en la que se investiga la muerte de cuatro personas y cientos de secuestros.
Aunque falta la confirmación judicial, el ex jefe de la inteligencia militar de la dictadura se habría suicidado al no poder soportar su actual situación judicial: junto a Luciano Benjamín Menéndez y otros seis militares, Anadón, profundamente deprimido y muy enfermo, cumplía arresto domiciliario. Garzón de Lascano lo responsabilizó por las muertes de Humberto Brandalisis, Hilda Flora Palacios, Carlos Enrique Lajas y Raúl Osvaldo Cardozo, secuestrados y asesinados entre noviembre y diciembre de 1977 por el Grupo de Operaciones Especiales, que él comandaba desde la jefatura del Destacamento de Inteligencia 141 “General Iribarren”.
Según contó a Página/12 la policía provincial, que pudo hablar con su familia, el ex coronel dejó unos escritos donde expresaría (la nota es parte del secreto de sumario que hoy está en poder de la fiscalía) las razones que lo habrían llevado a quitarse la vida.
Por el importante lugar que ocupó dentro de la estructura represiva, Anadón está acusado de crímenes de lesa humanidad en la mayoría de las causas que investigan la violación a los derechos humanos cometidos bajo la órbita del Tercer Cuerpo de Ejército. “Este hombre ya había sido procesado en el año ‘85 por la propia justicia militar, en el marco del plan de autodepuración castrense que (el ex presidente Raúl) Alfonsín había pedido antes del Juicio a las Juntas. Es en ese proceso en el que la Justicia lo condena, para que dos años después la ley de Obediencia Debida lo absuelva”, señaló a este diario Martín Fresnedas, abogado de la agrupación Hijos.
Al procesar a Anadón, Garzón de Lascano señaló que “era el Ejército el que presidía las reuniones de la Comunidad de Inteligencia, evaluaba la actuación de los distintos organismos de Inteligencia en lo atinente a la lucha contra la subversión, formulaba diversos requerimientos y advertía –a efectos de evitar la actuación independiente de cada organismo– que ‘todo lo relacionado con la subversión lo maneja Ejército’. Todas las indicaciones eran efectuadas por el coronel Anadón mientras presidía la reunión de la Comunidad Informativa celebrada el 10 de junio de 1977”.
Fue su capacidad de mando y la formación cultural la que lo llevó a ser agregado cultural en la URSS desde el año ’79 al ’81 e interventor de Canal 10 y Radio Universidad de Córdoba en el ’82. “Era un hombre que aspiró siempre a general y que nunca lo consiguió, a pesar de sus esfuerzos puestos al servicio del plan represivo”, expresó a este diario una de sus víctimas, Liliana Callizo (ver aparte).
Para Agustín Di Toffino, miembro de Hijos e hijo de un sindicalista asesinado por la dictadura, la “cobardía” de Anadón ni siquiera tiene el mérito de ser la primera. “En el ’81 u ’82, Jorge Pereyra, alias ‘El Negro’, que actuó en La Perla en la sección secuestros, también se habría suicidado.” Fresneda y Di Toffino remarcaron: “No vamos a clausurar nuestra lucha, haremos todo lo posible para demostrar que Anadón fue una de las piezas claves de la represión en Córdoba. Lo triste es que estos asesinos, por la edad que tienen, se vayan muriendo sin haber sido juzgados por la Justicia, independientemente de que la sociedad haya podido saber quiénes son y qué hicieron a través de los escraches que hacemos”.
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