EL PAíS
› CRECE LA PREOCUPACION POR LA SEGURIDAD PRESIDENCIAL
“¿Quién me está cuidando?”
En la Casa Rosada empiezan a creer que hay demasiadas coincidencias en las fallas de seguridad. No van a reestructurar, por ahora, la Casa Militar.
› Por Diego Schurman
“Hay que investigar demasiadas casualidades ¿no?” Con esa ironía, el secretario general de la Presidencia, Oscar Parrilli, dejó abierta ante Página/12 la posibilidad de que la sumatoria de hechos que afectan a la seguridad de Néstor Kirchner, si bien por ahora no tienen vinculación unos con otros, la tengan luego de las pesquisas que lleva adelante el Gobierno.
El funcionario, a cargo de la seguridad presidencial, cree que en el caso específico de la irrupción del intruso a la residencia de Olivos obedece a una “falla humana” más que a desajustes del sistema de control implementado desde su cartera. Y que en ese sentido, además del relevamiento, a los tres militares encargados de coordinar el resguardo de la quinta podrían caberles sanciones del Ejército.
“Hay que evitar que se vuelva a cometer este tipo de errores. Esto no puede volver a suceder”, enfatizó Parrilli, poniendo el acento en el grosero descuido de la custodia de la residencia presidencial, que el domingo a la madrugada dejó circular a una persona durante 3 horas por los pasillos y los jardines de lugar mientras descansaban Kirchner, su mujer, Cristina Fernández, y su hija, Florencia.
El ridículo para la custodia fue mayor cuando se supo que el intruso, además de moverse con suma habilidad –lo que hizo especular de la presencia de un hombre no mayor a los 30 años–, llegó hasta la Casa de Huéspedes de la residencia y solicitó un vaso de agua.
En la Casa Rosada se repetía, para resaltar la gravedad del hecho, que la travesía, si bien resultó aparentemente inocua, podría haber derivado en una catástrofe. “Si ese hombre hubiese llevado un arma, o hasta por ahí la llevaba, pero si hubiese querido dañar a alguien, lo hubiese podido hacer sin mayores dificultades. Y eso es suficiente para generar estupor”, señaló un ministro a Página/12, que pidió reserva de su nombre.
En Gobierno tenían anoche la copia de un identikit del sospechoso, que se confeccionó en base a las imágenes de video del circuito cerrado de Olivos. La nimia luz que había entre las 3.45 (la hora en que saltó el muro por la calle Villate hacia el interior de la quinta) y las 6.45 (la hora en que se escapó hacia la avenida Maipú, trepando las paredes, ayudado por una rama) no ayudó demasiado a la tarea de los peritos. De todos modos, circuló anoche una versión que consignaba que el intruso ya había sido identificado.
Kirchner profundizó ayer su diálogo con Parrilli, extremadamente preocupado por la sucesión de hechos que afectan a su seguridad y que hasta ahora no le producían zozobra.
–¡¡¡¿Quién me está cuidando?!!!– fueron las palabras que salieron de la boca del Presidente en las últimas horas y que sólo sus íntimos pudieron escuchar.
En el Gobierno no descartan ninguna hipótesis, pero no dejan de considerar lo “llamativo” de lo ocurrido. En las últimas semanas se registraron, además de la presencia de un intruso en la residencia, las fallas en las dos turbinas del Tango 01, que obligaron al Presidente y a su comitiva a un aterrizaje de emergencia en la Brigada de El Palomar. Aparentemente, las dos turbinas presentan las mismas fallas. Aunque eso lo determinará una Junta Nacional de Seguridad de Transporte de Estados Unidos (ver aparte).
Parrilli aseguró que tras sus conversaciones con Kirchner se puso en marcha un paquete de cambios en materia de seguridad. Versiones extraoficiales consignaron que uno de ellos sería una “reforma estructural” de la Casa Militar, que en la actualidad coordina la mayor parte de la seguridad presidencial y depende funcionalmente de la Secretaría General.
Entre los borradores sobre los que se estarían trabajando –de acuerdo a lo consignado por la agencia Télam– figura el desplazamiento de la Casa Militar, para que pase a tener mínimas funciones operativas e incluso dejede funcionar en la Casa Rosada. De esta forma, siempre de acuerdo con esa versión, habría una nueva estructura que pasaría a tener la coordinación de la seguridad militar, la custodia presidencial que ejerce la Policía Federal y la de aquellos efectivos de las fuerzas de seguridad que puedan llegar a tener roles en esta área.
El cambio incluiría que la cabeza de ese organismo sea un civil, dándole fisonomía a lo que a principios de la gestión Kirchner se mencionó, que fue el reemplazo de la Casa Militar por una Casa Civil, con sus debidas connotaciones.
El jefe de Gabinete, Alberto Fernández, no descartó nada, aunque evitó dar mayores precisiones. Parrilli, consultado por este diario, negó, en cambio, que se fuera a producir, al menos en el corto plazo, alguna modificación en la Casa Militar.
–Hay medidas de seguridad sobre las que estamos trabajando y que no podemos revelar por razones obvias.
–Pero ya se habla de una reforma en la Casa Militar –preguntó este diario.
–Mire, sobre reformas inminentes en la Casa Militar no estoy trabajando en estos momentos –señaló, escueto.
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