“El debate político ha sufrido un retroceso. Lo central es que el radicalismo debe dejar de lado cualquier coqueteo con la derecha para asumir una identidad social-demócrata”, sostuvo ayer Leopoldo Moreau, líder del sector alfonsinista, en una de las discusiones en el segundo día del congreso doctrinario del radicalismo.
Convocado por su titular, Angel Rozas, con el objetivo de actualizar las propuestas de la UCR, el congreso doctrinario se convirtió en escenario para la disputa entre los grandes sectores internos, aunque la discusión transcurrió por canales civilizados y no adquirió el voltaje que algunos preveían.
En la comisión dedicada a analizar el futuro de la UCR, Moreau advirtió sobre aquellos que quieren poner al radicalismo “al servicio de la derecha”, en referencia al sector de Rozas, que incluye al grupo de intendentes bonaerenses liderados por Gustavo Posse, a los que el diputado acusa de buscar un acuerdo con López Murphy. Justamente, Rozas evaluó ayer que “hablar de alianzas en este momento es inoportuno, ya que sería una ingenuidad en el estado de debilidad electoral en el que estamos actualmente”. De todos modos, el chaqueño no lo descartó como opción para el futuro.
En la discusión de ayer, el encargado de responderle a Moreau fue Adolfo Stubrin, cuyo nombre fue impuesto por Rozas y los suyos como titular de la Convención Nacional. En un discurso sereno, menos encendido que el de Moreau, Stubrin resaltó el trabajo de los líderes del interior, la mayoría de ellos alineados con Rozas, y cuestionó la actuación de la UCR en los grandes centros urbanos. “La situación del partido en las grandes ciudades es dramática, y sólo se podrá recuperar con mucho trabajo y militancia”, aseguró Stubrin.
El congreso doctrinario concluirá hoy, cuando los más de 600 dirigentes aprueben en el plenario la versión final del documento. La comisión redactora está integrada por representantes de las dos líneas internas, que intentarán una síntesis entre las posturas de los diferentes sectores.