Dom 28.11.2004

EL PAíS  › DECLARACIONES EN LA CAUSA POR LA TOMA DE LA COMISARIA

Los testimonios policiales

› Por Adriana Meyer

“El problema de los ocupantes no era con los civiles sino con los policías”, señaló uno de los efectivos de la comisaría 24ª, al declarar por la toma de la seccional ante el juez Jorge Urso. La actitud de Luis D’Elía durante la toma de la comisaría 24ª puede verse como el acompañamiento de un dirigente a su gente que clama justicia, aunque el expediente que lo tiene como acusado refleja otra situación. Al líder piquetero le adjudicaron casi media docena de delitos, entre ellos, privación ilegal de la libertad. Página/12 accedió a los testimonios de dos policías que relativizan esa acusación.
Los investigadores del caso ya habían escuchado la versión de los hechos de varios uniformados, hasta que apareció una mujer embarazada que declaró que los piqueteros no la habían dejado salir de la comisaría, a la que había concurrido para averiguar por su hijo, y que la retuvieron allí durante cuatro horas. Este testimonio fue el detonante para que los fiscales Luis Comparatore y Patricio Evers pidieran que el dirigente sea llamado a declarar. Una fuente del caso aseguró a Página/12 que la mujer señaló que, cuando quiso retirarse, D’Elía le habría dicho: “De acá no se va nadie hasta que lleguen los medios”.
El 8 de noviembre declararon ante el juez Urso dos policías, Víctor Hugo Tobares y Santiago Ojeda. El primero describió que durante la madrugada del 26 de junio, un grupo de piqueteros ocupó la seccional porque acusaban a los policías de encubrir al homicida de uno de sus compañeros, Martín “Oso” Cisneros, hecho ocurrido horas antes en La Boca.
Según Tobares, los uniformados salieron a la calle y en la dependencia sólo quedaron los oficiales de guardia, un muchacho de 18 años, acompañado de su madre y su padre, además de un detenido. El joven había acudido para hacer una denuncia por amenazas o lesiones. “Cuando le estaban tomando la denuncia, se recibió una llamada en la que una mujer denunciaba a ese mismo joven por amenazas proferidas a su hijo”, dice la declaración a la que accedió este diario. El amenazado y su madre concurrieron a la dependencia, se le tomó declaración y se avisó al juzgado. “Tras ello, el declarante y su madre se retiraron de la seccional, sólo quedando en su interior el joven denunciado, su padre y su madre”, completó Tobares. El testigo no mencionó que la mujer estuviera embarazada, pero su compañero que declaró ese mismo día, sí lo hizo.
El oficial Ojeda aseguró que la mujer estaba muy nerviosa y decía que tenía contracciones. Por eso la llevó a la oficina del telegrafista “ya que a esa altura volaban bancos y macetas por todos lados”. Según Ojeda, en un momento “sacaron a los subcomisarios, a Tobares y al jefe de calle al exterior, quedando en el interior Sanz, el sargento primero Gallo y yo”. Ante una pregunta del abogado defensor de D’Elía, Belisario Otaño Moreno, el uniformado dijo que los civiles permanecieron adentro de la seccional, pero aclaró que “el problema de los ocupantes no era con los civiles sino con los policías”. Agregó que salieron a mitad de la noche. “Recuerdo que la mujer estaba con un ataque de llanto”, refirió, pero agregó que cuando le ofreció llamar una ambulancia por su embarazo, le respondió que no, y se fue con su esposo e hijo.
Esta semana, cuando Urso solicitó el desafuero de D’Elía y su detención mencionó once delitos, entre ellos incitación a la violencia y ocultamiento de pruebas. El más grave, que impediría su eventual eximición de prisión, es el de “coacción agravada”. Es decir, presionar a alguien a hacer algo. En este caso, se trataba de impulsar a los policías para que apresaran a quien los piqueteros habían identificado como el asesino de Cisneros, Juan Duarte. D’Elía repitió en estos días que estaba “orgulloso” de lo que había hecho aquella madrugada y reconoció que fueron hasta laseccional para exigir la captura de Duarte, conocido en la zona por su prontuario.
De todos modos, el dirigente está lejos de ir preso. La orden de Urso está condicionada por los fueros de los que goza como diputado bonaerense y sus colegas, ya dieron señales de que un proceso para quitárselos iría “a fuego lento”. Por las dudas y consciente de que la causa se complica, el mismo miércoles que Urso ordenaba su detención, el líder de la Federación Tierra y Vivienda (FTV) acudió a la Casa Rosada. El motivo era mantener una reunión referida a la ampliación del frente transversal que integra, pero es posible que también haya hecho un poco de catarsis, en busca de respaldo ante las tormentas que se avecinan.

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