Jue 25.04.2002

EL PAíS  › EN MEDIO DE LA TORMENTA,EL GOBIERNO ACORDO LAS BASES DEL PLAN PERO NO EL MINISTRO

Deshojando la margarita para elegir timonel

Los candidatos a suceder a Remes Lenicov se fueron cayendo a lo largo de la jornada, en la cual sobreviven como oferta Roberto Lavagna y Guillermo Calvo. Los gobernadores le impusieron a Duhalde un plan de emergencia con tipo de cambio fijo, garantías para los ahorristas y buenas relaciones con el FMI.

› Por Raúl Dellatorre

La bolilla de la ruleta parecía detenerse al atardecer sobre el número correspondiente a Roberto Lavagna. El economista, de larga militancia en el justicialismo, tuvo un paso por la gestión del alfonsinismo y, finalmente, recaló durante el gobierno de la Alianza como representante ante la Unión Europea, puesto al que llegó de la mano del Frepaso y que mantiene hasta hoy. Hacia la caída de la tarde, su nombre surgía como “el elegido” por los gobernadores justicialistas y el presidente Eduardo Duhalde, superando algunas objeciones previas. Pero llegada la noche reapareció un segundo candidato: Guillermo Calvo. Mientras uno y otro -Lavagna desde Bruselas, Calvo desde Washington–, según las versiones, emprendían el regreso a Buenos Aires, Duhalde hacía un último chequeo antes de decidirse. Anoche mantuvo un encuentro de 45 minutos en Olivos con directivos de los principales grupos empresarios locales asociados en el CEA, para ofrecerles además que se hicieran cargo de nombrar al titular de Producción. El candidato para este último cargo formaba parte del grupo visitante: Oscar Vicente, de Pérez Companc. El único dato confirmado es que Jorge Remes Lenicov sigue, por lo menos hasta mañana, como ministro, y el Presidente ya le aseguró un puesto para después como jefe de asesores.
La ronda de candidatos a suceder a Remes Lenicov giró durante todo el día, pero con menos candidatos que el día anterior. A medida que avanzaba la versión del acuerdo entre los gobernadores y el presidente en torno a un plan de emergencia basado en un tipo de cambio fijo, algunos de los candidatos del día anterior se iban autoexcluyendo. Humberto Petrei, propuesto por el cordobés José Manuel de la Sota, hizo públicas sus diferencias con un modelo de dólar anclado en declaraciones periodísticas desde Washington. A Javier González Fraga, impulsado por el santafesino Carlos Reutemann, no hizo falta consultarlo para saber que no comulgaba con ese instrumento. El consultor de empresas Carlos Melconian sonó fuerte como candidato a partir del mediodía, pero pocas horas después se borró toda expectativa sobre sus chances, sin que mediaran explicaciones.
Mientras afuera arreciaban las versiones, en la Quinta de Olivos Duhalde volvió a reunir a los gobernadores. La intención era no sólo acordar la nueva composición del gabinete sino además volcar en un acuerdo por escrito el compromiso de apoyo a un plan de emergencia. Juan Carlos Romero, mandatario salteño, llegó con un esbozo de acuerdo en el que se señalaban, en el aspecto económico, la necesidad de una salida con tipo de cambio fijo, la continuidad de las relaciones con el Fondo Monetario Internacional y algún tipo de principio de solución para los ahorristas con sus depósitos atrapados en el corralito. Precisamente, la negativa a aprobar el Plan Bonex II, de canje de depósitos reprogramados por títulos a largo plazo, fue lo que precipitó la salida de Remes.
Según se dejó trascender, Romero había testeado su propuesta en un reciente viaje a Estados Unidos, donde se reunió con acreedores titulares de bonos de la provincia. Además de tratar de convencerlos de que Salta no iba a caer en default, hurgó en sus opiniones sobre una salida a la crisis financiera de Argentina. De acuerdo a lo que comentan sus allegados, ahí obtuvo un guiño favorable a operar, “al menos en una etapa intermedia”, con un dólar anclado. Es decir, dejando de lado por un tiempo las recomendaciones del Fondo de permitir una libre flotación. El leve rasgo de “heterodoxia” sería acompañado, en la propuesta, por compromisos firmes de cumplimiento de pautas de equilibrio fiscal y de políticas de disciplina monetaria, garantías de “igualdad” de tratamiento para el capital extranjero y la promesa de iniciar los procesos de reformas impositiva y financiera. Todo ello quedó plasmado, en forma ambigua y enunciativa, en el “pacto de gobernabilidad” que los gobernadores suscribieron al finalizar la jornada. Más explícito, en cambio, fue el compromiso de propiciar la derogación de la ley de subversión económica y la modificación de la de quiebras. “Ninguno de los candidatos a ministro en danza, como tampoco ninguno de los gobernadores, está proponiendo romper lanzas con el Fondo”, planteó un empresario cercano al gobierno mientras seguían las discusiones en el quincho presidencial. “El problema del ajuste en las provincias que reclama el Fondo está concentrado en Buenos Aires y Córdoba, los demás ya tienen los números bastante acomodados”, señaló.
“No hay plan alternativo”, sentenció el presidente tras la firma del nuevo pacto federal. La pregunta que quedó picando es, entonces, ¿por qué debió renunciar Remes? El transcurrir de las horas sin el nombramiento de un sucesor amplifica el mismo interrogante. La lectura política lleva a buscar las razones en un cambio en las relaciones de poder hacia el interior del propio partido oficial. “Ya no es un gobierno de bonaerenses”, simplifican algunos. “Se volvió a colar el menemismo en la estructura de poder”, acotan otros, más incisivos.
Que no es el modelo el que cambió, no hay dudas. Pero frente a la incapacidad de enfrentarlo, los gobernadores optaron por una huida hacia adelante, buscando escapar de sus consecuencias. Un senador justicialista describía así el momento: “discutimos leyes en el Congreso rodeados de una asamblea popular con capacidad de impugnar nuestras decisiones; cuando consultamos a nuestras provincias, los gobernadores nos dicen que no apoyemos propuestas del Ejecutivo como el Plan Bonex porque no quieren seguir pegados a medidas antipopulares; entonces, ¿qué papel jugamos?”. Del intríngulis se salió provocando una crisis institucional que todavía no se resuelve pero que, por lo pronto, cambió las insostenibles condiciones preexistentes. Ahora están todos los gobernadores y los empresarios de mayor peso opinando junto al Presidente, aunque todavía no se sepa qué va a salir en limpio. Ni quién puede resultar el ministro para implementarlo.
La convocatoria simultánea a La-vagna y Calvo generó confusión. Salvo que, como especulaban algunos, “Duhalde esté pensando en Cal-vo para Economía y Lavagna para Producción”.

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