EL PAíS
› PRESENTACION DE JOSE NUN EN LA BIBLIOTECA NACIONAL
“Hay que impulsar el buen gobierno”
En su primera presentación pública tras su asunción en Cultura, José Nun criticó las tesis neoliberales y convocó a participar por mayor democracia y justicia social.
› Por Luis Bruschtein
“Yo apoyo a este gobierno, aunque no me guste todo lo que hace, pero lo apoyo para que siga adelante, incluso criticándolo”, afirmó anoche el flamante secretario de Cultura de la Nación, José Nun, en una charla sobre “Democracia y buen gobierno” que realizó en el marco del ciclo de pensamiento contemporáneo que se realiza en la Biblioteca Nacional. El politólogo, que fue presentado por el subdirector de la Biblioteca, Horacio González, convocó a participar “para impulsar el rumbo en un sentido de mayor democracia y justicia social en el país”.
“Hay una encuesta realizada entre 300 personalidades de todo el mundo, entre los que se contaron varios ex presidentes –relató–; les preguntaron si habían tenido todo el poder necesario para impulsar sus propuestas y todos contestaron que no, e identificaron como los principales obstáculos a los grandes poderes económicos, al poder de los grandes medios de comunicación y los organismos multinacionales”.
Nun insistió en que para tomar medidas se requiere de “un gran respaldo popular” y señaló que, en Argentina, “el impuesto a las Ganancias que se recauda es de sólo 4 por ciento del PBI, en tanto que en Brasil es más del seis y ni hablar de lo que recaudan los países desarrollados. Cualquier decisión, como podría ser la de aumentar esa cifra, necesita respaldarse en un gran apoyo para romper al mismo tiempo el círculo cerrado de los grandes medios de comunicación”.
Estos párrafos fueron los que más hicieron referencia a su decisión de asumir recientemente como funcionario del gobierno de Néstor Kirch-
ner. La mayor parte de su exposición se centró en una crítica al neoliberalismo. El eje de su planteo fue que el único elemento que hace compatible capitalismo y democracia es el estado de bienestar. Como la consecuencia central de las políticas neoliberales fue la destrucción del estado de bienestar, el neoliberalismo es responsable al mismo tiempo de la pérdida de legitimación de la democracia representativa ante los ciudadanos.
El politólogo argumentó su posición sobre la base de un triángulo cuyos lados serían democracia, capitalismo y Estado: “Puede haber Estado sin democracia, pero no democracia sin Estado, puede haber Estado sin capitalismo, pero no capitalismo sin Estado, puede haber capitalismo sin democracia, pero no democracia sin capitalismo”. Señaló que esta última afirmación es la que produce más polémica, “porque la esencia del capitalismo es la potencialización de las desigualdades, la competencia”.
Entonces se preguntó cómo compatibilizarlo con la idea de una democracia donde todos los ciudadanos sean iguales. “En otros países –puntualizó–, la respuesta fue establecer un compromiso social que representó el estado de bienestar, no sólo igualdad ante la ley, sino por la ley.”
Nun recordó que en los procesos de transición a la democracia de la posguerra en Europa y en los ’70 en España, Portugal y Grecia, el gasto social se cuadruplicó para consolidar los procesos democráticos. Diferenció entonces que no sólo hay que hablar de democracia, sino fundamentalmente de “buen gobierno”, lo que no sucedió en las transiciones tras las dictaduras de los ’80. Sobre el papel del Estado, dio como ejemplo que, desde 2001 hasta ahora, las empresas en Argentina aumentaron 45 por ciento sus ganancias en promedio y, en algunos casos, hasta el 300 por ciento. Indicó que en el mismo período, los trabajadores en blanco, que son los que se encuentran en mejor situación, disminuyeron en vez de aumentar su poder adquisitivo. “Y no perdieron más porque el Gobierno otorgó dos aumentos por decreto, porque ésa es la función del Gobierno, aun cuando ahora las grandes empresas le piden que no vuelva a hacerlo.”
Destacó que los teóricos del neoliberalismo ocultan el papel que tuvieron tanto el estado de bienestar como el nacionalismo en la política de los países desarrollados, que a su vez exigen a los demás apertura y desregulación de sus mercados. Finalmente destacó la importancia que tuvieron en países como Irlanda y Suiza los acuerdos sociales que sentaron las bases para el despegue económico en momentos de crisis.