EL PAíS
Una carta para Fidel, amistosa pero con una exigencia concreta
El Presidente le escribió al líder cubano para reclamar que, por “razones humanitarias”, permita que una médica venga a la Argentina a ver a sus nietos. Viajó a Buenos Aires el embajador en La Habana.
› Por Santiago Rodríguez
La carta es de tono amistoso y habla de cuestiones “humanitarias”, pero es clara y no está firmada por cualquiera: se la mandó Néstor Kirchner a Fidel Castro y pide una vez más a Cuba que autorice a la médica Hilda Molina a viajar a la Argentina a visitar a su hijo y a sus nietos, a quienes aún no ha podido conocer. Si bien en la Cancillería descartaron que la posición asumida al respecto pueda derivar en un conflicto diplomático con la administración castrista, el canciller Rafael Bielsa adelantó el regreso a Buenos Aires del embajador argentino en La Habana, Raúl Taleb, para que “informe” acerca de la situación de Molina. Se trata de un gesto no menor en el ambiente de la diplomacia y revela el fastidio generado por la negativa de los cubanos a dejar salir a la mujer de la isla.
La carta de Kirchner a Castro fue entregada anteanoche por el jefe de Gabinete de la Cancillería, Eduardo Valdés, al embajador cubano en la Argentina, Alejandro González Galiano. Escrita en tono amistoso y coloquial –según contaron a Página/12 quienes la leyeron–, reitera el pedido de que por una cuestión “humanitaria” Cuba permita a Molina visitar a su hijo también médico, Roberto Quiñones Molina, quien desde hace una década vive en Buenos Aires y está casado con una argentina con la cual tiene dos hijos. La carta de Kirchner –quien tiene un viaje pendiente a la isla que en principio se decía que podría concretarse en los primeros meses del año próximo– pone el acento, sobre todo, en la necesidad de que los chicos y su abuela puedan conocerse.
El pedido argentino no es nuevo. A principios de este año el canciller cubano Felipe Pérez Roque visitó Buenos Aires y ya entonces Bielsa le hizo el planteo. El tema surgió, incluso, en la reunión que en aquella ocasión el jefe de la diplomacia cubana tuvo con Kirchner en la Casa Rosada. En el último mes y medio, Bielsa solicitó también que intercedieran por la mujer a su par español, Miguel Angel Moratinos, y a Gabriel García Márquez.
La proximidad de las fiestas de fin de año y el deseo del Gobierno de que Molina –quien desde La Habana agradeció las gestiones que viene realizando en su favor la Argentina– pueda pasarlas con sus nietos movió a Kirchner a enviar la carta a Castro, pero no fue esa la única razón. En la Casa Rosada ven con cierto fastidio que, por intervención del gobierno de España, Cuba haya liberado en los últimos días a opositores a Castro, a quienes se les impuso prolongadas penas el año pasado y que mientras tanto a Molina se le mantenga la prohibición de viajar a Buenos Aires.
Lo que no logran entender en el Gobierno es por qué Castro se niega a atender el pedido argentino y dan rienda suelta al enojo: “Resulta que a nosotros que votamos con ellos en la ONU, que restablecimos las relaciones bilaterales, que recibimos a Pérez Roque como un amigo y lo atendimos como un rey no nos resuelven la situación de Molina que ni siquiera tiene características políticas complejas, pero sí a España y la Unión Europea”.
No por nada Taleb fue llamado anticipadamente a Buenos Aires para “informar” sobre el caso de Molina. En realidad, el embajador tenía previsto regresar al país por razones familiares y para pasar las fiestas de fin de año con los suyos y lo que Bielsa hizo fue anticipar su vuelta con la intención de dar una señal a la diplomacia cubana.
El vocero de la Cancillería, Oscar Feito, aclaró que “si bien el Gobierno ha encarado una serie de gestiones de tipo humanitarias, eso no implica un conflicto diplomático” y negó que Taleb “haya sido convocado en términos diplomáticos”, aunque admitió que durante su estadía en Buenos Aires hablará con Bielsa sobre la situación de Molina. La suya fue una declaración para cuidar las formas con Cuba.