Lun 06.12.2004

EL PAíS  › UNA MODA POLITICA EN LOS CAMPOS MENDOCINOS

Viejas viñas del menemismo retirado

¿Qué hace un menemista cuando tiene que desaparecer de escena?
Compra una bodega.
Cómo se reciclaron los vinos Menem.

Por S.V.

El hombre levantó la copa y bebió con parsimonia su Cabernet de Bodegas San Huberto, una marca más que accesible al bolsillo medio, con décadas de existencia en el mercado y buen concepto a fines de los ’60. El hombre, sin embargo, ignoraba que el nombre San Huberto había sido comprado unos años antes para sustituir el de Bodegas Menem que gozaba de un explicable marketing negativo. En verdad, muy pocos consumidores conocen la identidad de los políticos y economistas que, obligados a replegarse a cuarteles de invierno, se encuentran tras las viejas fincas y modernas bodegas boutiques. Mendoza, elegida por muchos de ellos para invertir sus ahorros de los años pasados, es un hervidero de rumores y en las terrazas que proliferan en la peatonal calle Sarmiento se levanta apuestas para determinar quién oficia de testaferro de quién. Por lógica, el funcionariado menemista se lleva las palmas en el rubro de nuevos emprendedores.
Bodegas Menem era la manera fantasiosa de designar la pequeña sociedad familiar de la que ni la pareja formada por Saúl Menem y Mohibe Akil, ni sus hijos, vivieron jamás. Antes de finalizar la era Carlos, el segundo martes de abril de 1998, en el transcurso de una reunión mantenida en Olivos, las acciones de Munir y Amado pasaron a manos del empresario peronista Carlos Spadone, quien le había facilitado el edificio desde el que se manejó la campaña presidencial de 1989 y al que “el jefe” había retribuido abriéndole negocios estatales que terminaron en su procesamiento. En las Bodegas Menem, entonces, sólo quedaron Spadone, Eduardo y Carlos. De acuerdo con lo pagado, la empresa no valía más 900 mil pesos y el 12,2 por ciento de Carlos bordeaba los cien mil. Abdón había sido designado por su hermano presidente del Instituto Nacional de Vitivinicultura, el gobernador Bernabé Arnaudo le había concedido diferimientos impositivos por más de un millón y medio de pesos y su sucesor Angel Mazza emitió dos decretos que pusieron a la sociedad bajo el escudo protector de la promoción industrial.
Así y todo, Bodegas Menem tenía créditos impagos, uno de ellos en el Banco República de su amigo Raúl Moneta. ¿Qué gran oportunidad había visto el ojo de lince de Spadone en esas bodegas? No se sabe, pero en la actualidad y siempre bajo la nueva denominación de San Huberto, las góndolas ofrecen, además de San Huberto propiamente dicho, la línea NINA en las presentaciones Petit Verdot y Cabernet-Malbec y la línea Velazco en sus variantes Malbec, Cabernet Sauvignon, Bonarda-Syrah y Torrontés-Chardonnay. La bodega regala el libro Vinos Marca & Pasión si uno pide en un restaurante el San Huberto Crianza y en las variedades Cabernet, Malbec y Chardonnay lo vende con logo propio el restaurante Locos por el Fútbol, modalidad que ya habían instrumentado los restaurantes La Parolaccia, El Portugués y La Bisteca. También tiene en su proyecto de expansión de los vinos Velazco la Promoción Boicot (toda una audacia proviniendo del ex presidente) que regala dos coches O kilómetro, 7 televisores de 21 pulgadas, 5 computadoras y 5000 botellas de vino.

Tomarlo con soda

Otro alto cargo del menemismo fue propietario de una bodega antes de su paso por la función pública a nivel nacional. Pedro Pou, ex presidente del Banco Central, vivió una aventura más elegante en Navarro Correa, la pequeñísima finca que compró junto a su cuñado Antonio Carrasco Catena y conservó y llevó al estrellato el nombre del fundador Edmundo J. Navarro Correa. Se asegura en Mendoza que, más allá de la calidad del contenido, fue el hallazgo de la botella esmerilada lo que dio identidad y permitió el salto en calidad de los vinos de la zona. La actividad del bodeguero –al menos en Navarro Correa– terminó para Pou junto con su matrimonio. No así con la familia Catena, cuyo miembro más conspicuo, Nicolás Catena, se convertiría en mecenas del CEMA, el grupo de economistas liberales formadopor Eduardo Bauzá para neutralizar a la otrora poderosa Fundación Mediterránea. De esos lazos políticos y familiares quedaron asociaciones comerciales: por ejemplo la que, se comenta, vincularía a otro de los Catena, César “Chiqui” Catena, quien fuera representante del ex presidente del Banesto, Mario Conde, con el ex ministro de Economía Roque Fernández en la bodega La Misión.
Asimismo, el ex ministro de Justicia y ex embajador en Estados Unidos de Carlos Menem Raúl Granillo Ocampo estuvo metido en un lío de proporciones a raíz del intento de compra del 70 por ciento de las acciones de la olivícola y vitivinícola Tittarelli, con propiedades en Mendoza y San Juan, y elaboradora de los vinos Finca El Retiro, Bodega Uno, Bodega del 900, Tittarelli, Galo & Caio, y de aceites de oliva virgen. Aunque muchos sospecharon que se trataba de un negocio personal, Granillo Ocampo y la escribana que suele manejar los papeleos de Manzano explicaron que actuaban en representación del potencial comprador, un grupo inversor ligado al chileno Hernán Büchi. El conflicto surgió cuando la sociedad que opera bajo el nombre de Sabores Argentinos, e integran Santiago Soldati, Adolfo Sánchez Zinny y Luis Otero Monsegur, se opuso al acuerdo aduciendo que esas acciones ya habían sido vendidas a Sabores. Tittarelli (contra las protestas de Sabores Argentinos, que dijo deber una sola cuota de 500 mil pesos) respondió que jamás habían pagado la cifra comprometida. Granillo se encuentra complicado también ante la Oficina Anticorrupción y ante la Justicia, sospechado de evasión fiscal por la venta de las acciones de las Bodegas Anguinan SA a un grupo australiano llamado Knightsbridge para los que al parecer continúa desarrollando el management. Originaria de Chilecito, en La Rioja, Anguinan SA produce los vinos Siete Soles, Fincas de Ocampo y Alma del Sur.

Que se sube a la cabeza

En una maniobra inversa, la familia Pulenta, dueña de las marcas Peñaflor y Trapiche, la mayor de las bodegas mendocinas, se deshizo de las acciones de Peñaflor. La familia condujo las negociaciones con discreción y más tarde, con el mismo estilo lacónico, informó que “decisiones estratégicas impulsaron la resolución de transferir sus acciones”. Esas acciones habían ido a parar a manos de Raúl Moneta, quien las habría pagado bajo la forma de créditos mellizos otorgados por los bancos Mendoza y República a dos sociedades, Ancona SA y Candia Inversora SA. Candia era, justamente, el pueblo de nacimiento de Palma Carola Spinsanti, esposa de Angelo Antonio Polenta, los primeros en llegar al Hotel de los Inmigrantes del puerto de Buenos Aires donde, de inmediato, modificaron el apellido que quedó convertido en Pulenta. Si bien sólo los miembros de un importante estudio jurídico figuraron como adquirentes de esas acciones (Aranguren, Nicastro y Santángelo), las sociedades Candia y Ancona aparecen comprando créditos en Canal 9, la emisora cuya propiedad comparten Moneta y Daniel Hadad.
Otro rumor que circula con insistencia asegura que a la bodega Viña Fundación de Mendoza, que comenzó a funcionar en 1998 y sumó a sus propiedades la importante Bodega Falasco comprada en remate judicial, no sería ajeno Juan Carlos “el Chueco” Mazzón, ex comprovinciano, ex conmilitón de Guardia de Hierro y ex compinche de José Luis “Cototo” Manzano. En todo caso, es pública su estrecha amistad con el ex Guardián Ricardo Dujovne, quien ejerce el cargo de presidente de Viña Fundación de Mendoza. Dujovne hizo fuertes inversiones y formó otras sociedades dedicadas a la misma actividad: Viñar SA Consorcio Vitivinícola Santa Rosa y Concentrados Santa Rosa SA, en la que revista Alfredo “Yoyi” Leotta, su viejo partner en Niro Construcciones, la empresa que los enriqueció al obtener por adjudicación directa de Telefónica los contratos para realizar tareas de cableado subterráneo. Viñas Fundación de Mendoza produce Viña Fundación de Mendoza Prestige para la exportación y el vino Santa Mónica para el mercado interno. Pero sin lugar a dudas quien mayores avances ha hecho en el rubro vitivinícola es Cototo o Chupete Manzano, que nunca dio la espalda al terruño. Es un secreto a voces en Mendoza que la firma transportista Orlando Parlanti & Hijos, en realidad le pertenecería. Las versiones se basan en que Parlanti es un primo de Cototo que comenzó repartiendo flores en un camión desvencijado. Un golpe de suerte hizo dar un vuelco radical a ese continuo puchereo y la empresa cuenta hoy con una importante flota de camiones térmicos O kilómetro, valuados en más de cien mil dólares cada uno. No obstante, su entusiasmo estaría puesto ahora en las bodegas y viñedos cobijados bajo el nombre común de Grupo Vitivinícola de Tupungato (pueblo natal de Manzano) y del que forman parte la Bodega La Vencedora y las fincas Los Algarrobos, San José, Las Costas y Gualtallari. Como fundadora y accionista de la sociedad Grupo Vitivinícola Tupungato figura Patricia Gloria Azura, esposa de Miguel Angel Toma y antes de eso secretaria de Manzano. El producto más conocido del grupo es el vino Altus. Y cuando alguien hace una mueca escéptica respecto de la participación de Manzano en esas sociedades, los cuyanos replican con un dato tan inofensivo como efectista: Altus es el vino que se anuncia y se bebe en los almuerzos de Mirtha Legrand y también el que acompañó la comida con la que se celebró la entrega de los Martín Fierro. Es que los almuerzos se emiten por América, la última edición de los Martín Fierro se transmitió por América y Manzano y su gran amigo y coterráneo Daniel Vila detentan la minoría accionaria de América TV.

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